Los castillos, palacios y fincas rurales de la Familia Real británica tienen siglos de historia, por lo que no sorprende que de vez en cuando necesiten algunas reparaciones. Los últimos en ser reformadas han sido la finca de Anmer Hall -regalo de la Reina a su nieto, el príncipe Guillerm-; el emblemático Palacio de Buckingham y, ahora, esta pequeña remodelaciónen la finca de Sandringham