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EL NACIMIENTO DEL FUTURO HEREDERO: El hijo mayor de la Reina de Inglaterra nació en el mismo palacio de Buckingham. Londres aún se sentía herido por los bombardeos de la II Guerra Mundial, pero ahí estaba el pequeño Carlos Felipe Arturo Jorge. En 1952, al subir al trono su madre como Isabel II, fue nombrado Heredero de la Corona Británica y recibió además el título de Duque de Cornualles y otros distintivos nobiliarios de la región de Escocia.
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EL MAYOR DE FAMILIA NUMEROSA: Pronto llegaron los hermanos. El príncipe Carlos es el mayor de los cuatro hijos de la reina Isabel: la princesa real Ana nació dos años después del Heredero, el 15 de agosto de 1950; el príncipe Andrés llegó al mundo el 19 de febrero de 1960, más de una década después, y el príncipe Eduardo, el benjamín de la familia, el 10 de marzo de 1964.
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SER HIJO DE REYES NO ES FÁCIL: El príncipe Carlos ha declarado en más de una ocasión que no tuvo una infancia del todo feliz, debido a la distancia emocional con sus padres y las marcadas ausencias de de sus abuelos -el materno, el rey Jorge VI, falleció cuando él tenía tres años, y el paterno, el príncipe Andrés de Grecia, murió en el exilio años antes de su nacimiento.
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LA FORMACIÓN DE UN FUTURO REY: Su preparación comenzó en la más tierna infancia en el Hill House londinense y en el Cheam Scholl de Berkshire. Cursó la enseñanza secundaria en Gordonstoun, la prestigiosa institución escocesa donde también había estudiado su padre, el Duque de Edimburgo, tras la cual se trasladó en 1967 a la Universidad de Cambridge para seguir estudios de arqueología, antropología e historia en el Trinity College, universidad fundada en 1592 por la reina Isabel I, y se graduó en 1970. El Príncipe tomó posesión de su escaño en la Cámara de los Lores el 11 de febrero de 1970 y, entre 1971 y 1976, desarrolló la carrera militar en las Fuerzas Aéreas y en la Armada Británica. Luego ha mostrado interés público por numerosas causas ostentando el patronazgo o la presidencia de alrededor de doscientas organizaciones de carácter educativo, científico, artístico o social.

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UN GENTLEMAN AL MÁS PURO ESTILO BRITISH: No se puede negar que el príncipe Carlos es auténtico gentleman. El Príncipe de Gales despliega en cada aparición un estilo muy personal y característico inglés. Pone esmero en los pequeños detalles -un pañuelo, una gorra, un anillo...- como gran sibarita y resulta elegante con esmoquin, con traje y hasta con tartán –las tradicionales faldas de cuadros escoceses, llamadas propiamente kilts. Por algo es el mejor embajador de la moda made in England por todo el mundo.
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COMPROMISO OFICIAL CON LADY DIANA SPENCER: El 24 de febrero de 1981 Buckingham anunció la futura boda de Carlos de Inglaterra con la elegida para ser su compañera, Diana Spencer. "La Reina y el Duque de Edimburgo anuncian con enorme placer el compromiso matrimonial de su querido hijo el Príncipe de Gales con lady Diana Spencer, hija del Conde de Spencer y de la honorable señora Shand Kydd", rezaba el breve comunicado oficial. El Heredero, de 32 años, y lady Diana, de 19, vivían su particular sueño de amor. La joven y tímida Diana había conocido al príncipe Carlos y a sus hermanos cuando era pequeña en las visitas de los hijos de la reina Isabel a la residencia familiar de los Spencer. Pero fue en 1980 cuando empezó una relación que terminaría en boda.

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"¡NUNCA HE TENIDO LA MENOR DUDA!": Carlos de Inglaterra se declaró a lady Diana mientras compartían una cena privada en los aposentos privados del palacio de Buckingham. El mismo Príncipe de Gales le reveló a una periodista británica que le había pedido en matrimonio a la futura Princesa en vísperas de un viaje a Australia y que le comentó que lo pensara durante su ausencia. La joven respondió: "¡Pero si nunca he tenido la menor duda!".
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LA BODA REAL DEL SIGLO XX: El 29 de julio de 1981 en la Catedral de St. Paul se dieron el 'sí, quiero' protagonizando una de las bodas más inolvidables de la historia. Con un suntuoso vestido de color marfil, de inmensas mangas farol, escote con volantes, falda abullonada y cola de 25 metros, Diana de Gales cautivó a medio mundo. Como manda la tradición, los novios salieron a saludar al balcón y complacieron a la multitud congregada en la plaza de Buckingham con escenas de lo más románticas. Era el beso de un Heredero al trono y de una tímida e ingenua muchacha que parecía destinada a ser a su lado la futura Reina de Inglaterra. Todo parecía un cuento de hadas, pero la realidad de su matrimonio no fue un camino de flores...

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DOS NACIMIENTOS MUY DESEADOS: El 21 de junio de 1982 y el 15 de septiembre de 1984 son dos fechas imborrables en la memoria de Carlos de Inglaterra. Diana de Gales abandonó sonriente la maternidad del hospital St. Mary en Paddington, Londres, con su hijo mayor acompañada por su feliz marido. Dos años después volvió a repetirse la imagen de la pareja dejando el hospital con el recién nacido príncipe Harry.
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AÑOS DE FELICIDAD: La dicha de los Príncipes de Gales fueron sus hijos. Guillermo y Harry de Inglaterra conseguían arrancar las sonrisas más tiernas del príncipe Carlos y la princesa Diana.  No quisieron encomendar a otros las labores de educación de su hijos (y el disfrute de ver cómo los niños iban creciendo, aprendiendo, constituyéndose en personas adultas) y compatibilizaron sus compromisos oficiales como Herederos con su papel de padres.
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UNA IMAGEN PARA EL RECUERDO: En el verano de 1987, Carlos y Diana viajaron a España acompañdos de sus hijos, Guillermo y Harry. Fueron invitados por los Reyes Juan Carlos y Sofía para pasar unos días de vacaciones en el palacio de Marivent junto a ellos y sus tres hijos, las infantas Elena y Cristina, y el príncipe Felipe.
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PADRE, COMO JAMÁS NADIE IMAGINÓ: La trágica muerte de la princesa Diana sirvió para que el príncipe Carlos, un hombre llamado a ser Rey de Inglaterra y por eso con tendencia a marcar distancia entre él y el resto del mundo, se transformara en un ser humano completamente diferente. Nadie supo, entonces, que el Príncipe de Gales después del fallecimiento de la Princesa vagó noches enteras por los pasillos de Palacio y lloró sin consuelo alguno. Tampoco que el Príncipe renació de aquel gran dolor como un hombre absolutamente nuevo. Abrazó a sus hijos, los arropó y se convirtió en padre.
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UN PRÍNCIPE NUEVO: Se sacudió el exceso de formalidades y comenzó a dar rienda suelta a su humor inglés y su espontaneidad en sus apariciones públicas. Salió a las calles de su ciudad, viajó a los pueblos de su reino y miró a sus conciudadanos a los ojos. Y después de mucho esfuerzo logró ser visto como un Príncipe más próximo, más humano, más generoso, más solidario y menos autoritario... Para ello, y de todo corazón, tuvo que bailar, pinchar discos, manejar el martillo, intimar con los jardineros, servir cerveza en los pubs, diseñar jardines, hacer el indio, envolverse en banderas, no esconder su relación con Camilla y sobre todo, cuidar y proteger a sus dos hijos, como jamás imaginó nadie que lo haría.
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REY DE CELEBRITIES: A Carlos de Inglaterra se le puede ver en cócteles, actos sociales, organizaciones no gubernamentales (muy especialmente aquellas dedicadas a las personas sin hogar), partidos de polo, conciertos de música moderna, charlas y debates sobre arquitectura británica (su gran pasión; de hecho en 1989 publicó un volumen, Vision of Britain, con sus teorías sobre arquitectura) o conferencias sobre Medio Ambiente (otra de sus principales preocupaciones). Y en semejante despliegue de actividad pública ha hecho amistad con numerosas celebrities. En la imagen (de izquierda a derecha): saludando a Isabel Preysler ante Inés Sastre; a Antonio Banderas y su entonces compañera de reparto en El Zorro, Catherine Z. Jones; a Natalie Portman, Scarlett Johansson y Eric Bana, que interpretó a su antepasado en la película Las hermanas Bolena, y a Gwyneth Paltrow y Kevin Spacey, entre muchas otras.
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UNA HISTORIA DE AMOR CON FINAL FELIZ: Camilla conoció al tímido príncipe Carlos, que entonces tenía 25 años, en el Gran Parque de Windsor a principios de los años 70. La amistad se convirtió en romance y ella pasaba parte de su tiempo en los apartamentos del Príncipe en el Palacio de Buckingham. Creyendo que Carlos nunca le pediría matrimonio, Camilla se casó con un oficial del ejército, Andrew Parker Bowles poco después de que el heredero del trono fuera enviado al extranjero en una misión naval. El nacimiento de sus hijos no impidió, sin embargo, que continuara la relación con el príncipe Carlos, convirtiéndose en una constante en su vida, incluso después de su boda con Lady Di en 1981. Pero como se suele decir, el amor puede con todo y después de tres décadas de amores clandestinos, la 'novia eterna' de Carlos de Inglaterra vio cumplido su sueño al contraer matrimonio con su príncipe azul en abril de 2005. Camilla representaba el triunfo de la naturalidad, la calidez y la fuerza y escribió con su historia un cuento al revés: una reivindicación de la mujer mayor y una verdadera lección universal sobre otra forma de sentir y de experimentar el amor verdadero.

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EL TRIUNFO DEL VERDADERO AMOR: Aunque al principio la Duquesa de Cornualles no fue aceptada por todos, con el paso del tiempo, y sobre todo gracias al apoyo de los hijos del Príncipe, Guillermo y Harry, se ha hecho un hueco en la sociedad británica. Camilla, que siempre intenta mantenerse en un segundo plano, ha sabido ganarse el cariño de todos con su discreción y saber estar.
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EL PRÍNCIPE DE GALES POR TODO EL MUNDO: Intelectual, amante del saber y del arte en todas sus facetas, Carlos de Inglaterra ha representado a su país en multitud de ocasiones y por todo el mundo. En la imagen (de izquierda a derecha), en sus viajes a España, saludando a la Princesa de Asturias; a Mónaco, junto a la princesa Carolina que conversa con la recordada princesa Diana; a Dinamarca, con la princesa Mary, y a Jordania, en su encuentro con la reina Rania
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ETERNO ASPIRANTE AL TRONO: El Príncipe de Gales lleva preparándose toda la vida para un trabajo que no llega. A los tres años fue proclamado Heredero de la Corona y desde entonces lleva aguardando la sucesión. Tras 62 años de larga espera, el Príncipe paciente se encuentra en edad de jubilación y aún sin corona, aunque se toma con humor inglés la cuestión: "¿Impaciente, yo? ¡Pero qué cosas dices! Por supuesto que lo estoy. Pronto se me acabará el tiempo. Como me descuide, voy a estirar la pata", declaraba hace un año. Y sigue pasando el tiempo sin cambios a la vista. El trono se intuye a gran distancia del príncipe Carlos, si es que lo ocupa alguna vez. Los ingleses prefieren al príncipe Guillermo como sucesor de la reina Isabel. Por lo que muchos ven en los Duques de Cambridge el futuro de la corona.

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