El príncipe Harry ha vuelto a acaparar titulares tras su reciente paso por los Tribunales Reales de Justicia de Londres. En una nueva batalla legal contra el Ministerio del Interior, el duque de Sussex ha dejado claro que no piensa rendirse en su empeño por garantizar la seguridad de su familia en Reino Unido. 'La gente se sorprendería por lo que se está ocultando', aseguraba en declaraciones al Daily Telegraph, visiblemente afectado tras dos intensos días de audiencia. 'Mis peores temores se han confirmado con toda la divulgación legal en este caso y eso es realmente triste', añadía, en un tono tan honesto como inquietante.
Esta última comparecencia forma parte del recurso que Harry ha presentado para impugnar la sentencia del año pasado, que desestimó su demanda contra el Ministerio del Interior. En el centro del conflicto se encuentra la decisión del Comité Ejecutivo para la Protección de la Realeza y las Figuras Públicas (Ravec), que determinó en 2020 que el duque dejaría de recibir el mismo grado de protección policial tras su salida como miembro activo de la familia real. En su lugar, se le ofreció un sistema 'a medida', condicionado a la evaluación individual de cada viaje al país.
Durante el juicio, parte del cual se celebró a puerta cerrada para preservar información confidencial, la abogada de Harry, Shaheed Fatima KC, pidió al tribunal que no olvidara la dimensión humana del caso. 'Hay una persona sentada detrás de mí cuya seguridad y cuya vida están en juego', afirmó con solemnidad, remarcando que el sistema que se le aplica al duque es 'manifiestamente inferior en todos los aspectos'. Para el hijo menor de Carlos III, esta batalla no es solo legal, sino profundamente personal. 'Estábamos tratando de crear esta casa feliz', explicó, aludiendo a su intento de establecer una vida familiar tranquila junto a Meghan Markle y sus hijos Archie y Lilibet.
Harry, de 40 años, no ocultó el desgaste emocional que le está suponiendo esta situación. 'Estoy agotado y abrumado', confesó al medio británico. Una expresión que refleja el peso de una lucha prolongada, en la que se juega no solo su seguridad, sino también su derecho a sentirse protegido en el país que le vio nacer. Además, insinuó que la retirada de su protección fue una maniobra para frenar su marcha y la de su esposa de la institución: 'La decisión fue difícil de aceptar'.
El Ministerio del Interior, por su parte, mantiene que las decisiones de Ravec fueron legítimas, tomadas caso por caso y sin intención de perjudicar al duque. En su momento, el juez Sir Peter Lane respaldó ese razonamiento, asegurando que no había indicios de ilegalidad en el proceso. Sin embargo, Harry ha conseguido llevar su apelación un paso más allá y el resultado final será emitido por escrito tras las vacaciones de Pascua.
Lejos de rendirse, el duque ha insistido en que no busca privilegios, sino ser evaluado con los mismos parámetros que cualquier otro ciudadano que solicite protección en circunstancias similares. 'Lo único que quiero es que me valoren con el mismo criterio', ha trasladado a su equipo legal.
Mientras tanto, su agenda no se detiene. Apenas terminada la audiencia, Harry puso rumbo a Ucrania en una visita sorpresa al Superhumans Centre de Leópolis, en apoyo a los veteranos de guerra. Una decisión que ha generado controversia entre quienes cuestionan la coherencia entre su preocupación por la seguridad y su presencia en zonas de conflicto. Sin embargo, para Harry, su compromiso con las causas humanitarias es también parte de su identidad pública.
En medio de esta batalla judicial, una cosa queda clara: el príncipe Harry no se conforma con un papel secundario cuando se trata de proteger a los suyos. 'Estoy impulsado por la necesidad de denunciar las injusticias', ha dicho. Y en esa cruzada, está decidido a llegar hasta el final.