Se cumple un año de un video que ya forma parte de la historia de la monarquía británica y de como los Windsor resuelven sus problemas. Fue el 22 de marzo de 2024 cuando Kate Middleton, sentada en un banco de madera y al aire libre, reveló que le habían diagnosticado cáncer tras una cirugía abdominal. La princesa de Gales, con un dominio total de sus emociones, pero transmitiendo la gravedad del momento, expresó su gratitud por el apoyo recibido y pidió privacidad para ella y su familia. Con ese video no solo reveló un secreto que no podía ocultarse durante más tiempo en el Reino Unido, también neutralizó la mayor crisis de credibilidad a la que se había enfrentado nunca y frenó la posibilidad de que la noticia se conociera por otras fuentes. La mujer del príncipe Guillermo transmitió verdad con una puesta en escena sencilla, pero milimétricamente estudiada: Kate miró directamente a la cámara y se lanzó en una secuencia que duró dos minutos y 15 segundos. La repercusión fue mundial.
'Encontraron que había cáncer'
"La cirugía fue exitosa. Sin embargo, tras las pruebas posteriores a la operación, encontraron que había cáncer". Kate Middelton pronunció la palabra, bajo la vista, tragó saliva y continúo, vestida con la prenda diseñada para que los marineros franceses fueran encontrados en caso de caer mar, un símbolo de resiliencia y de capacidad de enfrentar tempestades. La princesa de Gales confirmó lo que algunos ya habían descubierto y corría el peligro de filtrarse en un momento de máxima inestabilidad para la Corona británica: con el reinado de Carlos III en fase de consolidación, el propio rey semi retirado por enfermedad y después de la falta de confianza que había generado la foto manipulada que se había compartido con motivo del Día de la Madre y que había disparado todo tipo de teorías y la sensación de falta de transparencia.
'Nos ha llevado tiempo explicar todo a George, Charlotte y Louis'
Las alarmas habían saltado, al menos para el público, cuando se confirmó que el hospital de Londres en el que había sido intervenida había sufrido un hackeo informático. Nunca se confirmó si esta fue la vía por la que se filtró el diagnóstico, pero sí que fue una filtración lo que aceleró los acontecimientos y terminó con Kate Middleton sentada ante una cámara de la BBC verbalizando lo evidente, que además de princesa de Gales es madre de tres niños. "Guillermo y yo hemos estado haciendo todo lo posible para procesar y manejar esto en privado por el bien de nuestra familia. Como pueden imaginar, esto ha llevado tiempo. Me ha llevado tiempo recuperarme de una cirugía importante para comenzar mi tratamiento. Pero, lo más importante, nos ha llevado tiempo explicar todo a George, Charlotte y Louis de una manera que sea apropiada para ellos, y asegurarles que voy a estar bien. Como les he dicho a ellos; estoy bien y me estoy fortaleciendo cada día al enfocarme en las cosas que me ayudarán a sanar; en mi mente, cuerpo y espíritu".
Kate Middleton decidió que el mejor momento para anunciar su enfermedad sería cuando sus hijos estuvieran de vacaciones escolares. Aunque no pudo elegir completamente los tiempos de su recuperación, sí logró controlar el impacto mediático pensando en ellos. El día de su revelación, los príncipes George, Charlotte y Louis ya habían terminado el trimestre y no regresarían a la escuela Lambrook hasta mediados de abril. Así, mientras su anuncio generaba una reacción masiva y su video alcanzaba gran difusión, Kate protegió a sus hijos de posibles preguntas o comentarios en su entorno escolar. Por otro lado, la decisión de ser ella misma la que compartiera su diagnóstico de cáncer fue probablemente una forma de controlar la narrativa y evitar especulaciones, mientras enviaba un mensaje de esperanza. Un estilo muy similar al que siguió el pasado septiembre para comunicar, también a través de un video en clave familiar, que había finalizado su tratamiento contra el cáncer.
Esa noticia, la que la propia princesa de Gales compartió hace un año, fue nueva, pero el dilema era el de siempre: el equilibrio entre el derecho a la privacidad y el interés público de las figuras que ocupan la jefatura del Estado. Kate Middleton lo sabía y deslizó las bases de lo que iba a ser un cambio de ciclo. "Tiempo, espacio y privacidad", sobre estas tres ideas, pivotó su comunicado y fue el comienzo de una nueva era, ya que a lo largo de este año los príncipes de Gales han priorizado como nunca las necesidades de su familia y la opinión pública lo entendió. La sinceridad y vulnerabilidad de Kate en el video lograron conectar emocionalmente con el público, generando empatía y apoyo en un momento en que la monarquía enfrentaba cuestionamientos sobre su compromiso y autenticidad. Este acto de apertura personal ayudó a restaurar la confianza en la institución, mostrando que incluso en medio de crisis, la Familia Real escucha y responde.
Las grandes crisis de credibilidad de la monarquía británica en el último siglo
El "Kate Gate", como se ha denominado el escándalo de la foto editada que desató especulaciones sobre la salud de la princesa y críticas hacia la gestión comunicativa de los príncipes de Gales, es la más reciente crisis de credibilidad que enfrenta la monarquía británica. Sin embargo, no es un fenómeno nuevo. Este siglo de desafíos comenzó con un evento histórico en 1936, cuando Eduardo VIII abdicó al trono para casarse con Wallis Simpson, una mujer estadounidense divorciada. Este hecho sacudió los cimientos de la monarquía y planteó un debate sobre el equilibrio entre el deber real y la vida personal.
A lo largo de las décadas, otras crisis han marcado a la Casa Windsor. La separación y posterior divorcio de Carlos y Diana expusieron como nunca antes la vida privada de la familia real. Además, la fría y distante respuesta de la Familia Real tras la muerte de Diana de Gales en 1997 generó una crisis de imagen sin precedentes. Las críticas fueron abrumadoras, y ante la desconexión con el pueblo británico y la presión del entonces primer ministro Tony Blair, la monarquía tuvo que rectificar, organizando un funeral público para la princesa.
En años recientes, la salida de Harry y Meghan de la vida real y el escándalo del príncipe Andrés por su relación con Jeffrey Epstein han avivado la controversia. Sin embargo, al no ocupar posiciones de máxima jerarquía institucional, estas situaciones no alcanzaron la magnitud de crisis anteriores o de la que tuvo lugar hace un año, cuando se llegó a la percepción de un "trono vacío".