La normalidad ha vuelto a instalarse poco a poco en la vida de los príncipes de Gales un año después del anuncio de cáncer de Kate Middleton. Mientras que la presencia pública de ella es cada vez más intensa, la agenda del príncipe Guillermo está nuevamente al 100% y se desarrolla tanto en el Reino Unido como fuera de sus fronteras. Es el caso del viaje que está haciendo actualmente en Estonia, país que visita por primera vez y donde ha sorprendido vestido de militar para reunirse con las tropas británicas en una importante ceremonia en la que además ha dejado ver su lado más divertido y espontáneo.
En su segundo día de visita en el citado país de Europa del Norte, Guillermo de Inglaterra se ha desplazado hasta la base militar de Tapa Camp, situada a unos 130 kilómetros de la frontera rusa, donde ayudan proteger el flanco oriental de la OTAN como parte de la Operación Cabrit. Como coronel jefe del Regimiento de Mercia, ha acudido a la ceremonia con la que comienza oficialmente el despliegue de las tropas británicas en Estonia, donde estarán los próximos seis meses, tomando el relevo de la Guardia Real de Dragones.
Ha podido hablar con 13 de los soldados, que le han contado su experiencia. Durante la charla se ha mostrado muy curioso por escuchar sus impresiones y ha dicho que "es fantástico conocerlos y es fantástico estar aquí". En todo momento se ha mostrado cercano con ellos gracias a simpáticos comentarios que han creado un ambiente distendido y relajado. "¿Qué tal trabajar con los británicos? ¡No tenéis que decirme cosas bonitas solo porque estoy aquí!" y "Apuesto a que estáis contentos de que pronto llegue la primavera. Hace bastante frío aquí, ¿verdad?", son solo algunas de las frases que ha pronunciado.
La visita ha dejado imágenes para el recuerdo, ya que el hijo mayor de Carlos III ha conducido un tanque Challenger 2, experiencia que ha definido como "muy impactante". También ha participado en un entrenamiento de campo en el que ha conocido los nuevos sistemas de armas y las técnicas que llevan a cabo en Estonia. Además, siempre pendiente de la salud mental, se ha reunido con el equipo que brinda a los soldados apoyo para el bienestar emocional. En esa charla ha querido saber si poco a poco va desapareciendo el estigma de hablar sobre este tema en el ejército.
El príncipe Guillermo ha participado en una divertida sesión de futbolín. "Es un gran partido. Uno de los dos nunca podrá olvidar esto, ya lo sabes. Me temo que soy yo", ha comentado divertido cuando el sargento Daniel Hutton le ha retado a jugar. Además, cuando ha marcado el primer gol ha dicho que el partido había acabado, causando así la risa de todos los presentes. También ha jugado al billar en el espacio que hay habilitado para que las tropas tengan planes de ocio y se ha sorprendido al descubrir que también tienen a su disposición una sauna. Además, ha prometido que mandará una nevera y se ha interesado por saber si cuentan con tostadora porque a él cuando era soldado le encantaba tomar tostadas con queso.
El heredero al trono británico está muy unido al universo castrense, como todos los miembros de la Familia Real británica. En enero de 2006 comenzó su adiestramiento en la Marina y en el Ejército del Aire (RAF) en la prestigiosa academia militar de Sandhurst, donde coincidió con su hermano, el príncipe Harry, quien había comenzado su formación un año antes. Se graduó en diciembre de ese mismo año, recibió oficialmente el rango de teniente y se unió a la Caballería Real de los Blues & Royals, el batallón más importante y antiguo del Ejército de Tierra británico.
Una vez concluido y aprendido en este cuerpo terrestre, en 2008 Guillermo entró a servir en la Armada británica (Royal Navy) y en la Fuerza Aérea Británica (Royal Air Force (RAF), donde aprendió a pilotar helicópteros y adquirió los conocimientos necesarios sobre la vida de los submarinos y los barcos. Pero el aire le gustó más que el mar y acabó convirtiéndose en septiembre de 2010 en piloto de las Fuerzas de Búsqueda y Rescate de la RAF (Real Fuerza Aérea).