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Se cumplen siete años del espejismo real

Los Gales y los Sussex: los gestos que delataban que su relación era un polvorín a punto de estallar

En apariencia fue un éxito, pero uno que no quisieron repetir, ya que esta fue la primera y la única vez que aceptaron trabajar juntos


28 de febrero de 2025 - 7:02 CET

En las redacciones se recuerda ese día como si fuera hoy: el 28 de febrero de 2018, los entonces duques de Cambridge, el príncipe Harry y Meghan Markle se convirtieron en la tendencia de la que todo el mundo hablaba. La curiosidad era máxima, ya que por primera vez la prometida de Harry, una actriz estadounidense que iba a modernizar la monarquía británica, participaba en un acto oficial y lo hacía junto a sus nuevos cuñados, Guillermo y Kate, y cuando faltaban tres meses para la gran boda real. En apariencia ese acto fue un éxito, ya que captaron una enorme atención a nivel internacional y se posicionaron con el equipo estrella de la monarquía británica, sin embargo, la realidad es que nunca más se volvió a repetir. Posiblemente, ese fue el germen de lo que sería la posterior desintegración de su fundación, ya que ese día hubo algunos indicios de la falta de conexión que se haría pública al poco tiempo. 

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Con el auditorio aplaudiendo en pie, los cuatro entraron caminando en fila como los Beatles cruzando el paso de peatones de Abbey Road por eso los llamaron en el Reino Unido los "nuevos Fab Four", un apodo hasta ese momento se reservaba al cuarteto de Liverpool. Iban capitaneados por el príncipe Guillermo, entonces segundo en la línea de sucesión de la Corona británica y primero en romper el hielo con un guiño a su futura cuñada: “Estamos especialmente felices de celebrar nuestro primer foro de la Fundación Real con Meghan”. Con esa bienvenida, Guillermo dejó claro el papel y las obligaciones que la institución tenía programadas para Meghan después de su boda con Harry: ella iba a ser la cuarta patrona de la Fundación Real que habían creado en el año 2009 los príncipes británicos para financiar sus actividades benéficas y en la que entró Kate tras su boda en el año 2011.

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'Estamos especialmente felices de celebrar nuestro primer foro de la Fundación Real con Meghan'

Guillermo de Inglaterra

Durante la mesa redonda no faltó el cruce de miradas acarameladas ni las anécdotas, como cuando Harry reconoció que estaban "bastante atareados" con los preparativos de la boda o cuando la entrevistadora -la periodista británica Tina Daheley- preguntó si era complicado trabajar en familia. Guillermo respondió en seguida con un contundente: “¡Oh! ¡Sí!” y a pesar de que la enfática respuesta de su hermano lo dejaba todo claro, Harry intervino y dijo que obviamente eran “cuatro personalidades distintas con cuatro formas de pensar”, pero, y aquí regresaron las risas al auditorio, “vamos a estar atrapados juntos para el resto de nuestra vida”, añadió con el humor que le caracteriza.

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'Vamos a estar atrapados juntos para el resto de nuestra vida'

Harry de Inglaterra

Ese estar "atrapados" duró poco y, ya que solo catorce meses después de modificar el nombre de la fundación para incluir a Meghan los príncipes Guillermo y Kate realizaron los trámites oportunos para separar sus caminos y esa fundación pasó a ser exclusivamente de los entonces duques de Cambridge. Esa maniobra llegó cuando los duques de Sussex anunciaron su intención de montar una fundación por su cuenta y también separar sus oficinas y equipos de trabajo, lo que fue la primera señal de que las relaciones no estaban bien y derivó en la salida definitiva de los duques de Sussex de la Familia Real británica en cuestión de meses.

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Tropiezos con la jerarquía familiar

Meghan, con su experiencia como actriz y su soltura ante las cámaras, contrastaba con el estilo más tradicional de Guillermo y Kate, frente a un Harry que trataba de estar a medio camino, pero que era perfectamente consciente de que el estilo de su prometida podría ser malinterpretado. Esto se hizo evidente en sus interacciones y en la forma en que abordaron el evento, pero sobre todo, en la falta de conocimiento sobre la jerarquía institucional y familiar. Guillermo, por su posición en la línea sucesoria, era la "autoridad" en ese evento y eso se traducía en cómo Kate y Harry dejaban que fuera él quien tomara la palabra, respondiera antes o eligiera si quería abordar un tema o no. 

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Ni amigos ni compañeros

Aunque en público mostraron una imagen unida, hubo momentos en los que se percibió una falta de conexión. Con el tiempo se ha sabido que prácticamente no se habían tratado, no eran ni amigos ni compañeros, y esos gestos no pasaron desapercibidos.

Demasiadas expectativas

La prensa y el público tenían grandes expectativas sobre Meghan, viéndola como una figura que modernizaría la monarquía. Esto generó una presión adicional sobre ella, que se precipitó a la hora de hablar de sus planes como "royal", y posibles fricciones con el resto de la Familia Real británica, sobre todo con unos duques de Cambridge acostumbrados a ser los absolutos protagonistas de la nueva generación de la monarquía británica. 

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Líneas rojas

Durante el evento, se tocaron temas y se hicieron comentarios que revelaron diferencias en sus puntos de vista y prioridades, lo que dejó entrever que no siempre estarían alineados en sus enfoques y decisiones. Meghan Markle quiso hablar de su pasado activista y de su enfoque abiertamente feminista, algo que no fue bien recibido, puesto que en un escenario tradicional por definición, como es la monarquía británica, se esperaba que ella primero observara y luego actuara, en parte porque es la forma habitual de operar. Normalmente, ocurre así, sucedió con Diana de Gales, con Sofía de Wessex y con la propia Kate Middleton, ellas han ido desvelando sus inquietudes con el tiempo, cuando su posición estaba consolidad y cuando la institución y la opinión pública estaba preparada para encajar un eventual cambio. 

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Es lo que han hecho Guillermo y Kate, que esperaron a convertirse en príncipes de Gales para reformar una agenda que habían heredado y que no les representaba, pero que por respeto a Isabel II y la institución mantuvieron durante años. Es algo que también hizo Diana de Gales, ella abordó los temas más controvertidos, por ejemplo el de las minas antipersona, cuando tenía un incontestable apoyo de la gente, por lo que se lanzó a enfrentarse a la propia casa y al establishment abriendo un debate que en ese momento era incómodo y muchos tacharon de "demasiado político" para una princesa. 

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