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Su lealtad y apoyo inquebrantables han sostenido a la princesa de Gales en los momentos más difíciles de su vida, incluido su proceso de recuperación del cáncer. Por eso, cuando Carole Middleton celebró su 70 cumpleaños, el pasado 31 de enero, su hija Kate fue una de las primeras personas en expresar su amor y gratitud a la gran matriarca, que ha sido su roca en las buenas y en las malas.
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Este cumpleaños tan especial para Carole llega después de un año turbulento y difícil, en el que Kate ha necesitado de su fuerte y resiliente madre más que nunca. Sin duda, su gran día fue una doble celebración, ya que ella y su familia dejaron atrás el trauma de los últimos meses. "Carole siempre ha sido una roca para Kate, especialmente este último año, ha estado increíble", dice a HELLO! Ingrid Seward, escritora y experta en la Realeza. "Me he reunido con ella un par de veces y la palabra que siempre me viene a la mente es 'fuerza'", explica.
La fuerza de una madre
No cabe duda de que Carole ha demostrado su fortaleza al permanecer inquebrantablemente al lado de Kate, cuidándola en casa mientras se recuperaba de una operación abdominal y, más tarde, recibiendo la devastadora noticia de que padecía cáncer. En marzo del año pasado, fue vista llevando a su hija en un todoterreno cerca del Castillo de Windsor, próximo a la casa que Kate comparte con su marido, el príncipe Guillermo, y sus hijos: George, de once años, Charlotte, de nueve, y Louis, de seis. Fue la primera vez que se vio a la princesa desde su operación; las imágenes reflejaban cuánto dependía de su madre.
Los niños visitan habitualmente la casa de Berkshire de Carole y su marido, Michael, de 75 años. Ella ha sido vista llevando a Louis a la tienda de la granja local y al parque infantil, y ambos tuvieron una importante presencia en el vídeo que Guillermo y Kate publicaron, el año pasado, para comunicar el final del tratamiento de quimioterapia de la princesa. Además, cuando se invitó a los niños a dejar mensajes en un árbol fuera de la Abadía de Westminster, antes del servicio de villancicos encabezado por Kate, en diciembre, en la de Louise se podía leer: "Gracias a la abuela y al abuelo... porque han jugado conmigo".
"Es una madre y abuela entregada, práctica e imperturbable", dice Ingrid, autora de Mi madre y yo, que analiza la relación del Rey Carlos III con su madre, la Reina Isabel II. "En lugar de preguntar qué puede hacer, se pone manos a la obra; es muy proactiva. Cuando Guillermo volvió a retomar sus compromisos oficiales, ella participaba en el día a día de sus hijos. Cuidar de los tres niños no le habría supuesto ningún problema, y Kate habría podido relajarse sabiendo que su madre estaba al frente".
"Está muy unida a los hijos de Guillermo y Kate", añade. "No me sorprendería que también se los hubiera llevado de vacaciones. Siempre ha organizado unas experiencias preciosas para su familia: desde navegar en Mustique, hasta viajes de esquí. Guillermo tiene mucho que ver en todo esto, porque adora a los Middleton. Le dan la acogedora vida familiar que su madre, la princesa Diana, siempre quiso que tuviera".
Abuela práctica
Carole —que también es abuela de los niños de sus hijos Pippa y James— ha descrito su estilo de ser abuela: "Quiero correr por las colinas, trepar por los árboles y jugar en el parque infantil. Mientras pueda, eso es lo que haré. Cocino con ellos, bailo, damos paseos en bicicleta". También, cómo es con el resto de la familia: "Me he esforzado por ser una abuela y una suegra que escucha. Por eso seguimos muy unidos, porque nuestra relación ha evolucionado a medida que mis hijos han sido padres".
Carole es multimillonaria gracias a Party Pieces, el negocio de artículos para fiestas que puso en marcha en la mesa de su cocina, cuando sus hijos eran pequeños. Hace dos años vendió el negocio y ahora disfruta de todos los beneficios de su duro trabajo. Tras crecer en un piso de protección oficial en Southall, al oeste de Londres, donde su padre trabajaba como albañil, Carole, ex azafata de vuelo, ahora vive en el bonito pueblo de Bucklebury, Berkshire, en una casa histórica que cuenta con siete dormitorios, un salón y una biblioteca, ubicada en un terreno de 18 acres con pista de tenis y piscina al aire libre.
En pie de guerra
Los Middleton son muy queridos en su comunidad. Los vecinos hablan muy bien de ellos, los describen como "gente encantadora", y dicen que los ven a menudo paseando por el pueblo. Al entrar en esta nueva década de vida, Carole sigue siendo una abuela glamurosa, manteniéndose en forma con una dieta sana y aficiones como el tenis, el senderismo y la natación. Le gustan las marcas como Catherine Walker —una de las diseñadoras favoritas de Kate— y se sabe que intercambia ropa con sus dos hijas.
Hace unas semanas, Kate regresó de una visita a Cardiff con un regalo de cumpleaños para ella: un chal de cachemira azul que le regaló Cari Jones, de 12 años, cuyo padre dirige la fábrica textil Corgi. Y James publicó una foto en Instagram de él cuando era un bebé con su madre, junto a la que escribía: "Feliz 70 cumpleaños a mi querida madre. Mi heroína".
Carole no habrá dejado pasar este cumpleaños sin una gran celebración. Ha revelado cómo se desenvuelve como anfitriona, diciendo: "Me encantan las cenas en la cocina con pocos invitados. Cocino algo delicioso y le doy un aspecto estupendo, y luego terminamos con una discoteca en la cocina. La gente suele sorprenderse de que me guste la música house —algo con buen ritmo— y a Mike también".
"Les encantan las fiestas", dice Ingrid de los Middleton. "Les encanta arreglarse, los disfraces y la decoración temática para un evento. A Carole le gusta pasárselo bien, y ahora, que tiene la seguridad de que su hija está recuperada, puede relajarse y disfrutar de su cumpleaños".