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Los Juegos Invictus son para el hijo del rey británico y su mujer un escenario seguro

Harry y Meghan despliegan en Canadá una nueva estrategia para reforzar su imagen pública

Después de un tiempo de agendas y proyectos por separado, los duques de Sussex aprovechan su momento de máxima exposición mediática para transmitir conexión emocional

10 de febrero de 2025 - 14:21 CET10 feb 2025 - 14:21 CET

El año de los duques de Sussex comienza en los Juegos Invictus, el proyecto que les conecta con la realeza que un día fueron y en el que nunca hay riesgo, es decir, Harry y Meghan saben que en ese escenario el éxito está asegurado. Canadá ha sido una vez más el lugar elegido para la competición deportiva que el príncipe británico puso en marcha en el 2014 y que, a día de hoy, sigue teniendo una buena acogida y algo de presencia de "royal". Después de meses de agendas separadas, comentarios sobre su situación sentimental y la evidencia de que las batallas que Harry tiene abiertas en el Reino Unido las va a librar solo, los Sussex reaparecieron este pasado fin de semana en Vancouver dispuestos a reforzar su imagen pública y mandar un mensaje de unidad, normalidad y conexión emocional. En definitiva, se sabían observados y era el momento de recuperar aquello que en el 2017 les funcionó tan bien.

Harry y Meghan dosifican cuidadosamente sus apariciones públicas y han llegado a la conclusión de que hay asuntos en los que es mejor ir por libre. Mientras la duquesa de Sussex se ha centrado en recuperar sus redes sociales y en fomentar su faceta como prescriptora de estilo de vida, preparando una nueva serie para Netflix cuyo estreno decidió aplazar por los incendios en Los Ángeles, Harry ha estado resolviendo con éxito los asuntos judiciales pendientes en el Reino Unido. Entre estos asuntos se encuentra su batalla con los tabloides británicos, que finalmente han reconocido el uso de métodos ilegales para conseguir información sobre él durante décadas. Como ha señalado el abogado del duque de Sussex, esto no ha hecho más que empezar; el príncipe Harry está dispuesto a recurrir a los tribunales tantas veces como sea necesario.

Por su parte, la postura de Meghan indica que lo que ocurra en el Reino Unido no será con su presencia, lo cual podría resultar una estrategia efectiva y consecuente. Harry ha dejado claro que, hasta que no tengan protección en suelo británico (donde no hay que olvidar que es hijo del jefe de Estado), ni su esposa ni sus hijos pisarán ese territorio. Esto se evidenció el verano pasado, cuando se celebraron los diez años de los Juegos Invictus: el príncipe asistió al servcio religioso que se celebró en Londres, pero lo hizo con el único apoyo de su tío Charles Spencer, quien siempre está dispuesto a echarle una mano.

Esta separación de roles ha provocado que en los últimos meses los rumores de crisis matrimonial sean constantes. Esto no es nada nuevo; algunos rumores incluso se impulsan desde los mismos círculos que estaban en el Tribunal Superior de Londres enfrentándose a Harry. Tampoco es algo exclusivo de ellos; los príncipes de Gales, antes de que comenzara el asunto de la enfermedad de Kate, también estuvieron expuestos a algo similar. Es algo cíclico y las estrategias para resolverlo suelen ser las mismas. Harry y Meghan, conscientes del foco mediático sobre ellos en un estadio repleto de seguidores, desplegaron todo tipo de gestos cómplices, besos, selfies, risas y brazos por la espalda. El duque de Sussex, que en el pasado fue uno de los miembros más populares de la realeza británica, además de ser el que cumplía con buena parte de los viajes al extranjero de menor peso político, se mostró cercano, carismático, siempre pendiente de los niños, estuvo bromista y no dudó en "hacer el alce" cuando el Centro de Convenciones de Vancouver le demandó que hiciera ese gesto de identidad canadiense.

Canadá siempre ha sido un refugio para los Sussex, allí son bien recibidos y ellos no dudan en potenciar la imagen del país, entre otras cosas, celebrando allí unos juegos en los que participan veintidós delegaciones provenientes de todo el mundo. Hay que recordar que Meghan Markle vivía en Toronto cuando comenzó su relación con el príncipe Harry, también que Canadá está dentro de la Commonwealth y brinda históricamente un tratamiento preferencial a monarquía británica, entre otras cosas porque reconoce como jefe de Estado al soberano británico. Además, fue el lugar que eligieron, también durante unos Juegos Invictus, para hacer su primera aparición pública en el 2017, dejando unas imágenes que han recordado a las de ahora.

Meghan Markle y el príncipe Harry en los Juegos Invictus 2025

Tampoco hay que olvidar que durante el tiempo en el que la situación de los Sussex en el Reino Unido fue insostenible, entre el otoño de 2019 y la primavera de 2020, fue en Canadá, donde encontraron un tiempo de paz y de protección que les brindó el propio gobierno del país. Los Sussex se sienten cómodos en Canadá y más ahora que Donald Trump, nuevo presidente de los Estados Unidos, vuelve a hacer declaraciones públicas negativas sobre ellos y en especial sobre la duquesa de Sussex, a la que no perdonará sus inclinaciones demócratas ni su activismo feminista.

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