Cuando parece que el príncipe Andrés, hermano del rey Carlos III e hijo favorito de la fallecida Isabel II, ha caído en desgracia, surgen nuevas revelaciones que demuestran que no ha tocado fondo. Sus problemas económicos, su desatino para elegir amistades (según él, ese fue su único error con Jeffrey Epstein) e incluso su falta de criterio a la hora de afrontar la famosa entrevista de 2019, tras la cual la institución lo apartó por completo, parecen asuntos menores comparados con su última polémica. Un incidente que afecta directamente a la Casa Real, al Gobierno, a la Seguridad Nacional y a una buena parte del establishment británico. Su presunta vinculación con un espía chino, que según The Times, tenía la entrada prohibida en el país, pero que él llevó al Palacio de Buckingham, la residencia oficial de la jefatura del Estado, ha despertado muchas preguntas, entre ellas sobre las fuentes de financiación del príncipe Andrés, a quien su hermano le retiró la asignación económica hace unos meses como medida de presión para forzar su desalojo del Royal Lodge. Esta historia lo tiene todo: espías, príncipes, mansiones que se caen y citas navideñas que pierden invitados, ya que el príncipe Andrés no se dejará ver en el tradicional servicio religioso que reúne a los Windsor cada año en Sandringham. En medio de este panorama, hay una figura que siempre cae bien: Sarah Ferguson, quien admite ser la 'cuidadora' del príncipe Andrés y la que permanece a su lado, pase lo que pase.
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Sarah Ferguson, que tiene una maravillosa habilidad para permanecer en la actualidad sin hacer referencia a ella, ha dado una entrevista para la revista Sunday Times que ha coincidido con el último escándalo del príncipe Andrés, con el que se casó en 1986, del que se divorció en 1996 y al que está unida con una lealtad inquebrantable. Ferguson ha hecho un repaso de su vida, antes y después de su llegada a la Casa Real, y de ese testimonio se deslizan varias revelaciones, como que su papel de amiga del príncipe se ha transformado en el de la cuidadora: "Cuando Jane (su única hermana de padre y madre) se fue a Australia, me convertí en cuidadora de papá. Me dejaron a cargo de un hombre triste, que es más o menos lo que estoy haciendo ahora. Es por eso que la reina Isabel y yo nos llevamos tan bien. Mi madre era su amiga íntima, así que me conocía de toda la vida y me quería. La reina era mucho más mi madre que mi madre. La llamaba Mumma. Ella nunca me decepcionó, incluso si yo la decepcioné a ella. Incluso en los días más oscuros, nunca me dejó. Aunque todavía me ponía nerviosa verla hasta el final porque era la reina de Inglaterra. Me pusieron muchas vacunas contra la COVID para poder pasear a los perros con ella. Tenía unos zapatitos marrones para caminar. Ahora tengo los corgis, son fenomenales...".
Por otro lado, Sarah Ferguson, siempre sale a hablar bien del príncipe Andrés cuando más lo necesita: "Estaba total y completamente enamorada de Andrew. Lo haría todo de nuevo, cien por ciento. Es el mejor, un gran hombre con un gran corazón y bondadoso. Nuestra boda fue el mejor día de mi vida, pero abandoné mi anonimato. Pude hacerlo porque el amor lo conquista todo. Sigue con nosotros hoy. No lo decepcionaré. Él me apoya tanto como yo lo apoyo a él. Me ha apoyado en las buenas y en las malas, no solo en el matrimonio o el divorcio. Estamos de acuerdo en las tres C: comunicación, compromiso y compasión".
En los últimos años, el príncipe Andrés es descrito como un hombre al que hay que proteger de sí mismo
Los duques de York, que comparten residencia oficial, han estado unidos durante casi cuarenta años y han atravesado juntos varios escándalos, varios de ellos relacionados con temas económicos. Siempre se han apoyado y defendido mutuamente. En este punto, la impresión que da es que Isabel II se acercó mucho a Sarah Ferguson al final de su vida, quizás porque sabía que ella sería quien cuidaría de su hijo favorito cuando ella ya no estuviera. Al menos, eso se deduce de sus palabras, a pesar de que retrata al príncipe, de 64 años, como una persona a la que hay que cuidar. Esto coincide con algunas ideas que se desprenden de biografías e incluso de las dos producciones audiovisuales recientes que se han hecho sobre él.
En A Very Royal Scandal, una miniserie de televisión sobre la entrevista que el duque concedió en noviembre de 2019, y que supuso el fin de su vida en activo como príncipe de la Casa Windsor, hay una frase que lo resume todo: "Tu trabajo consistía en protegerlo de sí mismo". Esta frase, aunque ficticia, es dicha por el secretario de confianza de Isabel II a la abogada que trabajaba con el príncipe Andrés en el momento de la entrevista, insinuando que su entorno le trataba con una actitud tan maternal como la que ahora demuestra Sarah Ferguson. Es más, en noviembre, HELLO!, publicó en exclusiva que las princesas Beatriz y Eugenia estaban preocupadas por la soledad de su padre y que se estaban turnando para visitarle durante los fines de semana. De esta información se podría deducir que sus hijas están adoptado un rol similar al que dice tener Sarah Ferguson, a la vez que siguen siendo apreciadas por la institución que representa su tío, Carlos III.
Los York, obligados a cambiar sus planes navideños en el último momento
Aunque parezca algo frívolo dada la profundidad del asunto, las aguas se han calmado relativamente cuando ha trascendido que el príncipe Andrés no participará en la Navidad que los Windsor celebran desde hace cuatro décadas en la finca de Sandringham, una costumbre que impuso Isabel II y que a Carlos III le está costando mantener dado los sobresaltos que le proporcionan determinados miembros de su casa. Así que, de ese plan, que contaba con unos cuarenta y cinco invitados, hay que restar los miembros de la rama York, que el año pasado por primera vez en décadas consiguieron acudir al completo, gracias a que Carlos III volvió a extender una invitación a 'Fergie', como él la sigue llamando, algo que se descartó por completo tras el divorcio y debido a la mala relación que tuvo durante años con el duque de Edimburgo.
De momento, no se ha confirmado al cien por cien que harán las princesas Beatriz y Eugenia, se baraja que acudan con sus familias políticas, pero sí se sabe que el duque no estará solo. El príncipe Andrés contará con la compañía de Sarah Ferguson, mucho más que una ex y mucho más que una amiga. Según Daily Mail, el hermano del soberano ha tomado esta decisión voluntariamente y permanecerán durante las Navidades en el Royal Lodge, su residencia habitual en los terrenos reales de Windsor, y también motivo de discrepancias con Carlos III, que quiere que su hermano se mude a una residencia más económica.
¿En qué consiste el último escándalo que afecta al príncipe Andrés y, por extensión, a la Casa Real británica?
Fue la semana pasada cuando un tribunal británico reveló que Yang Tengbo, un empresario chino de 50 años que ha sido acusado de espionaje en el Reino Unido, habría sido un confidente “cercano” del príncipe Andrés. El empresario chino, que niega las acusaciones, vivió y visitó el Reino Unido regularmente, asistiendo a eventos en una serie de residencias reales, incluida la fiesta de cumpleaños del príncipe Andrés en su casa. Según publica The Guardian citando documentos judiciales, Yang era tan cercano al duque de York que estaba autorizado a actuar en su nombre en una iniciativa financiera internacional con potenciales socios e inversores en China. El citado medio asegura que la amistad entre ambos se fraguó en un momento de gran agitación para el duque, que estaba bajo escrutinio público por sus tratos con el empresario y delincuente convicto de abuso sexual infantil Jeffrey Epstein, y por las acusaciones que presentó contra él mismo Virginia Giuffre. Hay que recordar que el duque de York cerró este asunto con un acuerdo económico extrajudicial, por lo que nunca fue juzgado.
El príncipe Andrés, en los últimos días, ha asegurado a través de su oficina que había “interrumpido todo contacto” con el empresario chino cuando surgieron las primeras preocupaciones sobre él y matizó que se reunió con él siempre a través de “canales oficiales” y nunca discutió nada de "naturaleza sensible". Por su parte, el gobierno británico, que está revaluando su estrategia hacia China y respondiendo todo tipo de preguntas sobre la influencia que ejerce sobre el Reino Unido, ha defendido, por boca de la Ministra del Interior, Yvette Cooper, su firmeza antes cuestiones que afecten a su seguridad nacional, a la vez que admitía la conveniencia de acuerdos comerciales con el gigante asiático.
Mientras, los medios de comunicación desmenuzan el jugosísimo intercambio de mensajes entre el príncipe y el supuesto espía, un material que encontraron los servicios de seguridad británicos tras la detención del empresario chino en el año 2021. El intercambio es cálido, efusivo e inquietantemente críptico, con frases como "hemos encontrado la forma de entrar y salir de la casa de Windsor sin ser detectados" o "estás en lo más alto de un árbol en el que a muchas personas les gustaría estar".
¿Y si el supuesto espía fue detenido en el año 2021 por qué afecta ahora al príncipe Andrés? El caso de Yang Tengbo ha vuelto a la actualidad porque la identidad de Yang, anteriormente conocido solo como "H6", fue revelada tras el levantamiento de una orden de anonimato por un juez y así ha sido como el Reino Unido ha descubierto la relación de Yang con el príncipe Andrés. Ahora, desde algunos sectores políticos y medios de comunicación, se pide que el príncipe Andrés aclare cuáles son sus fuentes de financiación, puesto que a comienzos de noviembre convenció a las autoridades del palacio de que tiene fondos suficientes y legítimos para seguir viviendo en su residencia oficial de treinta habitaciones y treinta millones de euros. El famoso Royal Lodge que es solo uno de los muchos problemas que el príncipe Andrés plantea a su hermano Carlos. En medio de esta tormenta, también han surgido voces que piden que el príncipe Andrés sea excluido de la Orden de la Jarretera, la orden de caballería más prestigiosa del Reino Unido, el último honor que conserva de un pasado que ya se le escapó.