Lady Gabriella Windsor asegura tajantemente que su marido murió después de un "impulso repentino" de suicidarse tras sufrir un "efecto adverso en la medicación recetada" que estaba tomando. Este el demoledor testimonio de la viuda de Thomas Kingston en su declaración como testigo que se ha leído hoy martes en el Tribunal Forense de Gloucestershire que investiga el caso.
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La hija de los príncipes Michel de Kent perdió a su esposo el pasado 25 de febrero, después de que el financiero de 45 años falleciera en casa de sus padres en los Cotswolds a causa de un disparo en la cabeza que le provocó lesiones irreversibles. Un suceso que no solo conmocionó a la opinión pública de Reino Unido, sino que afectó profundamente a algunos miembros de la familia real británica.
Ha sido esta una jornada clave para conocer nuevos datos sobre el triste episodio, al escuchar las palabras que tenían que decir al respecto tanto la aristócrata como sus suegros, William Martin y Jill Mary Kingston. Un día "absolutamente agotador emocionalmente" para todos ellos, señalaba de antemano la forense principal Katy Skerrett, consciente de lo duro y especialmente doloroso que iba a ser.
Tras lo expuesto, la que es prima segunda del rey Carlos III señalaba la necesidad de alertar a la gente sobre las reacciones nocivas que pueden tener algunos medicamentos, para evitar así que esto le suceda a otras personas. "Creo que cualquiera que tome pastillas como estas debe ser más consciente de los efectos secundarios para evitar futuras muertes. Si esto le pudo pasar a Tom, le puede pasar a cualquiera", ha sentenciado.
Mientras, al hablar de otros posibles motivos que desembocaron en la tragedia, la escritora de 43 años ha contado que el trabajo de su pareja "ciertamente fue un desafío para él a lo largo el tiempo, pero dudo mucho que lo hubiera llevado a quitarse la vida". De hecho, asegura que en los últimos tiempos le veía en buena forma "y parecía mucho mejor", tal y como recoge HELLO!
Ahondaba sobre ello al decir que "si algo le hubiera preocupado, estoy seguro de que habría dicho que estaba pasando por un momento difícil". Por ello, cree firmemente que el hecho de que se disparara "en la vivienda de sus queridos padres" no tuvo que ver con algo premeditado. Además, ha descrito su matrimonio como "profundamente amoroso" y que él nunca le había expresado pensamientos suicidas a ella ni a otras personas.
El llanto desconsolado del padre de Thomas Kingston
William, suegro de Lady Gabriella Windsor, sigue sin encontrar una respuesta a lo ocurrido a pesar de sus "esfuerzos por entenderlo". No se explica que le pudo pasar por la cabeza a su hijo para que este decidiera que "no valía la pena vivir", máxime cuando algunas situaciones complicadas que este tuvo que afrontar no eran de ahora sino que se dieron en el pasado.
Bajo un llanto desconsolado, según detalla The Telegraph, afirmó que era "totalmente impropio" de Thomas haber hecho algo así ya que era "un hombre maduro, equilibrado, emocionalmente estable y mentalmente fuerte", afirmó. Por ello, cree que "no puede ser casualidad" que hubiera comenzado a tomar la nueva medicación tres semanas antes.
Las conclusiones de la forense
La señora Skerrett, encargada de leer en la sala el testimonio de Lady Gabriella, concluía de esta manera su investigación: "El Sr. Kingston se quitó la vida usando una escopeta, lo que le provocó una herida traumática grave en la cabeza. Las pruebas de su esposa, su familia y su socio respaldan su falta de intención suicida. Estaba sufriendo efectos adversos por medicamentos que le habían recetado recientemente", zanjaba la forense.
Los medicamentos que tomaba el marido de Lady Gabriella
La investigación señala que a Thomas Kingston inicialmente le habían recetado sertralina, un medicamento utilizado para tratar la depresión. También tomaba zopiclona, una pastilla para conciliar el sueño tras quejarse este de problemas para dormir debido al estrés en el trabajo. Esta última se la prescribió un médico de cabecera del Royal Mews Surgery, a quien suele acudir habitualmente el personal del Palacio de Buckingham.
Posteriormente, tras lamentar que todo ello no le estaba haciendo sentir mejor, le cambiaron a uno similar llamado citalopram. En los días previos a su muerte, Thomas había dejado de tomarlos y las pruebas toxicológicas de la autopsia mostraron cafeína y pequeñas cantidades de zopiclona en su cuerpo.