Se acerca la Navidad y, para los Windsor, esto es sinónimo de reunión familiar en Sandringham, una tradición impuesta por Isabel II que su hijo, Carlos III, intenta mantener, aunque tenga menos poder de convocatoria. El programa se repite año tras año, y los protagonistas suelen ser los pequeños de la casa, mientras los adultos aprovechan para dar una imagen de unidad. Un ejemplo de ello fue la presencia del príncipe Andrés, enfrascado en una batalla con su hermano a cuenta del Royal Lodge, en la Misa de Navidad del año pasado. En este escenario, algunos medios británicos se preguntaban si Harry y Meghan volarán al Reino Unido para pasar las fiestas con la Familia Real, algo que no hacen desde 2018 y para lo que no hay ningún indicio. Sin embargo, desde Estados Unidos se ha recogido el guante y se puntualiza que los Sussex no han sido invitados por Carlos III para esta ocasión. ¿Tendría el soberano británico que haber invitado a su hijo menor?
En los últimos años, la reunión navideña de los Windsor se ha abierto a nuevos miembros como los Middleton o los Parker Bowles, es decir, la familia de Kate Middleton y de la reina Camilla, e incluso Sarah Ferguson. Este gesto refleja la mayor flexibilidad de Carlos III en cuanto a costumbres y tradiciones, en contraste con Isabel II, que reservaba la cita para los Windsor de verdad, es decir, aquellos que nacieron dentro de la familia o que entraron por matrimonio. Aunque hay que recordar que fue Isabel II la que rompió su propia norma en 2017 permitiendo que Meghan Markle pasara la Navidad con la Familia Real sin haber pasado todavía por el altar. La Reina tuvo en cuenta que la actriz no tenía a su familia cerca y decidió hacer una excepción con ella.
Al año siguiente, en el 2018, cuando los Gales y los Sussex fingían ser el equipo perfecto, las dos parejas llegaron a la vez siguiendo los pasos de Carlos III. Entonces Meghan Markle esperaba su primer hijo y nada hacía presagiar que pronto se desmoronaría todo. En el 2019 Harry, Meghan y Archie pasaron la Navidad en Canadá y a comienzos del año 2020 regresaron al Reino Unido para lanzar un órdago que terminó con su retirada. Así que, como pareja, los Sussex han pasado ya más Navidades por su cuenta que dentro de la Familia Real. Dos navidades, la del 2017 y la del 2018, fueron suficientes para que Meghan quisiera retomar sus propias tradiciones navideñas en los Estados Unidos.
Con estos antecedentes, ¿qué sentido tiene plantearse un regreso a casa por Navidad cuando todavía hay muchos conflictos abiertos?
Ha sido el medio estadounidense People, uno de los seleccionados para viajar con los Sussex en esta nueva era de viajes que parecen oficiales, pero no lo son, ha aclarado que Harry y Meghan pasarán las fiestas en Estados Unidos y que no han recibido ninguna invitación para unirse a la Familia Real británica en su tradicional retiro navideño en Norfolk.
Volviendo a la pregunta de si el soberano británico debería haber extendido una invitación a su hijo en un momento en el que sus relaciones están congeladas, es importante considerar que esta misma semana, Simon Perry, uno de los periodistas cercanos a los Sussex en Estados Unidos, publicó que el príncipe podría emprender una nueva batalla legal contra el Gobierno británico. El objetivo sería revocar la decisión tomada en febrero de 2020 de no proporcionar seguridad a él y a su familia cuando estén en el país, un tema que ha mantenido a Harry luchando en los tribunales durante cuatro años.
Según esta información, Harry y su equipo podrían basar su argumentación en la seguridad brindada a Taylor Swift el pasado verano tras la cancelación de sus conciertos en Austria por amenaza de ataque terrorista: “La decisión del Gobierno de proporcionar a Taylor Swift escoltas policiales armadas durante sus actuaciones en el estadio de Wembley en agosto de 2024 pone de relieve importantes inconsistencias en el modo en que las autoridades del Reino Unido toman las decisiones de protección, lo que plantea dudas sobre la transparencia y la coherencia del proceso”.
Las medidas adoptadas con la cantante estadounidense podrían fortalecer el argumento de Harry ante una apelación programada para la primavera de 2025. "Quiere garantizar su seguridad y la de su familia mientras estén en el Reino Unido para que sus hijos puedan conocer su país de origen y trabajar con sus organizaciones benéficas sin ningún temor", añadió una fuente al citado medio, sobre un asunto que enfrenta al hijo del jefe de Estado con el Gobierno.
Es relevante mencionar que recientemente The Telegraph informó de la decisión de Carlos III de retirar la protección a su hermano, el príncipe Andrés, como medida de presión para que aceptara cambiar su gran mansión, el Royal Lodge, por una de dimensiones más modestas, Frogmore Cottage, también situada en los terrenos reales que rodean el Castillo de Windsor. Esta maniobra vino a poner de manifiesto que Carlos III tiene más margen de maniobra de lo que han dado a entender en cuanto a la seguridad de su familia se refiere, aunque en este caso se trata de seguridad privada financiada directamente por Carlos III. Harry, en cambio, reivindica seguridad pública con todo lo que ello implica (acceso a servicios de inteligencia, personal armado, etc.), ya que el riesgo que enfrenta, según él, deriva de su propia condición como Windsor e hijo del rey, un riesgo por nacimiento que él no eligió asumir. En ese sentido, el tema de la seguridad y el enfrentamiento de Harry con el Gobierno británico es un obstáculo difícil de superar, ya que el príncipe considera que desde dentro de la institución podrían ayudar a que esta seguridad fuera posible. Harry ha afirmado que ni su esposa, Meghan Markle, ni sus hijos, que cabe recordar son príncipes británicos por ser nietos del soberano reinante, pisarán suelo británico sin la protección que él estima necesaria.
Por otro lado, si el objetivo era dar la sensación de que el conflicto se está suavizando, Carlos III podría haber enviado una invitación, y Harry podría haberla rechazado cortésmente. Algo similar ocurrió el pasado verano, cuando tanto el príncipe Guillermo como el príncipe Harry fueron invitados a la boda del duque de Westminster. La situación fue tan comentada que el propio duque de Sussex aclaró que sí había sido invitado, pero que había expresado al novio su pesar por no poder asistir. Así se evitó un encuentro entre los dos hermanos que habría acaparado toda la atención de la boda en sí. Es posible que el conflicto entre los Windsor y Harry tenga solución. De hecho, hace unos días se sugirió que la retirada del secretario privado de Carlos III podría suavizar las tensiones. Sin embargo, no parece que esto ocurra durante esta Navidad.