Son situaciones especialmente delicadas y de riesgo extremo que pudieron acabar en algo mucho peor, aunque afortunadamente la sangre no llegó al río. Sin embargo, el susto queda para siempre en la memoria y, sobre todo, la sensación de fragilidad y desprotección que invade el ambiente tras sufrir un hecho de estas características. La familia real británica se ha visto envuelta en numerosos sucesos de esa índole a lo largo de su historia reciente (y más allá), el último tras saberse que asaltaron el Castillo de Windsor mientras los príncipes de Gales y sus hijos dormían en estos terrenos.
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Al parecer, los intrusos accedieron por la parte que se encuentra a solo unos minutos de Adelaide Cottage, la casa en la que vive el heredero al trono con su familia. Una vez dentro, los encapuchados robaron una de las camionetas agrícolas y un quad, dejando un rastro de destrucción a su paso. Los hechos, aunque han trascendido ahora, ocurrieron el pasado 13 de octubre y han vuelto a poner en entredicho las medidas de seguridad que rodean a los Windsor. Un debate que no es nuevo ni mucho menos, ya que el amplio historial de incidentes similares viene de lejos y, en esta ocasión, circunscribiéndonos solo al último medio siglo.
El hombre de la ballesta el día de Navidad
El 25 de diciembre de 2021, un intruso armado con una ballesta fue detenido después de escalar uno de los muros del Castillo de Windsor para intentar dañar a la difunta Isabel II. Jaswant Singh Chail, un hombre de 23 años procedente de Southampton y responsable del ataque, sería posteriormente condenado a nueve años de prisión por traición. En aquel caso, según reveló entonces la Policía de Thames Valley, los agentes actuaron alrededor de las 8:30 horas de la mañana tras saltar las alarmas en el lugar donde la monarca y varios miembros de su estaban pasando las fiestas.
El individuo, que no llegó a penetrar en ninguna de las dependencias reales, fue detenido por allanamiento de morada de un lugar protegido y también por posesión de armas. Fue esta una noticia de impacto que tuvo eco a lo largo y ancho del planeta, pero se producía solo unos meses después de otro suceso no poco preocupante. En abril de 2021, días después del funeral por el duque de Edimburgo, un hombre y una mujer treparon las cercas de esta misma fortaleza y estuvieron merodeando durante un largo tiempo. Así fue antes de ser descubiertos muy cerca de los campos por donde la Reina solía montar a caballo, conducir su coche o pasear a sus perros.
La intrusa de nacionalidad española que decía ser la prometida del príncipe Andrés
Una semana antes del citado suceso, los vigilantes de Windsor dejaron entrar por error a una desconocida que alegaba ser "la prometida del príncipe Andrés". La mujer, de nacionalidad española y unos 40 años, consiguió acceder a los terrenos de la Royal Lodge donde reside el hermano de Carlos III. El escándalo se conoció seis meses después en boca de Phillip Grindell, expolicía de Scotland Yard. Contó que cuando la intrusa fue detenida, tenía en su bolso varios mapas de la zona y un mosquetón.
Esta se identificaba como Irene Windsor y logró burlar sin apenas resistencia varios controles, lo que llamó mucho la atención por la facilidad con la que había entrado en la mansión y quedarse allí dentro casi una hora. Para explicar lo sucedido en aquella primavera de 2021, el antiguo agente reveló que aquello tenía que ver con el "carácter complicado" de Andrés de York con sus propios empleados. Fue por eso que estos decidieron no molestarle y tampoco preguntarle si estaba esperando alguna visita. De hecho, recordaban que el Príncipe solía reprender duramente a los miembros de seguridad si estos "paraban en la puerta" a alguna de sus invitadas.
Asaltos al Palacio de Buckingham mientras la Reina dormía: el célebre caso de Michael Fagan
En julio de 2019, un joven de 22 años lograba acceder al Palacio de Buckingham y fue detenido a escasos metros de la habitación donde dormía en esos instantes Isabel II. Durante cuatro largos minutos, el intruso consiguió superar la valla ubicada en la parte frontal del edificio y traspasar varias puertas más, hasta que los guardaespaldas de la soberana lograron reducirle y entregarlo directamente a la Policía.
Este incidente recordó inevitablemente a otro muy parecido y mucho más célebre que tuvo lugar casi 40 años antes, en julio de 1982, cuando un hombre llamado Michael Fagan también logró frustrar la seguridad de Buckingham, trepar por una tubería y acceder a su interior colándose por una de las ventanas que en ese momento estaba abierta. Después caminó por los pasillos hasta que encontró el dormitorio de la Reina, al que accedió sin ningún tipo de trabas. Una vez allí, se sentó en unas de las esquinas de la cama donde descansaba la monarca y ésta le preguntó: "¿Qué estás haciendo aquí?"
Según relató después el asaltante, intercambió unas palabras más con la jefa de Estado y dijo que no quería agredirla, tan solo contarle sus problemas. Eso fue antes de huir y terminar siendo arrestado después de que la reina diera la alerta. Sobre el perfil de este hombre, era un artista de 32 años que no pasaba por su mejor momento en lo económico y tenía antecedentes por robo. Además, su mujer se había marchado del domicilio conyugal con sus cuatro hijos. Perpetró su delito en estado de embriaguez porque, al parecer, su objetivo era pedirle cuentas a la máxima autoridad del país por la crisis que atravesaba entonces Reino Unido.
Lo más curioso que se supo después es que esa no era la primera vez que se había colado en palacio, ya que había hecho lo mismo semanas atrás sin que nadie se percatara. Incluso, llegó a beberse tranquilamente una botella de vino en uno de los salones mientras echaba un vistazo a las obras pictóricas. Nunca llegó a ingresar en prisión por estos hechos, pero sí fue internado en un centro psiquiátrico. Tal fue su popularidad que lanzó su propio tema musical, y su caso sería recreado muchos años después por la serie The Crown (Netflix).
El empleado de 'catering' que fue cazado tras unos misteriosos robos
Los hechos tuvieron lugar entre noviembre de 2019 y agosto de 2020, los que cometió un empleado del 'catering' de Palacio tras confesar este su culpabilidad después de ser arrestado. De nombre Adamo Canto y de 37 años de edad, sustrajo una cantidad significativa de artículos entre los que destacaban una imagen oficial firmada por Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton y el príncipe Harry, así como un álbum de fotos de la cena de gala que se ofreció a Donald Trump en su visita a Gran Bretaña.
Objetos que fueron encontrados en su habitación de Buckingham Palace, entre los que también había una medalla perteneciente al vicealmirante Tony Johnstone-Burt (que Adamo Canto puso a la venta en eBay), así como otra medalla de comandante de la Real Orden Victoriana del exoficial del ejército británico, Richard Sykes. En sede judicial también se desveló que se sacaron 77 artículos de las tiendas de Palacio y la Queen’s Gallery, piezas de los casilleros del personal y del almacén del príncipe Andrés.
Los bienes robados tendrían un valor de entre 11.000 y 112.000 euros y estaban a la venta en la citada web de subasta y comercio electrónico. En total se vendieron en esta plataforma 37 objetos por un precio muy por debajo de su valor real. y con cuyas ventas Adamo Canto obtuvo unos 8.000 euros. Pero, ¿cómo tuvo acceso este trabajador a tantos productos? Al parecer, aprovechó la pandemia para tener un acceso más directo a oficinas y otras áreas, que por sus funciones generalmente no frecuentaba.
El periodista que se infiltró haciéndose pasar por mayordomo
Fue en noviembre de 2003 cuando el diario británico Daily Mirror destapó las deficiencias del servicio de seguridad del Palacio de Buckingham, donde se alojaba por entonces el que era presidente de EE.UU., George W. Bush. El reportero Ryan Perry de dicho periódico estuvo trabajado durante dos meses para la familia real británica, empleo que obtuvo utilizando falsas referencias y que buscó a través de la página web oficial de la corona. "Si hubiera sido un terrorista con intenciones de asesinar a la reina Isabel o a Bush, habría podido hacerlo con total facilidad", contó después el protagonista.
Por otro lado, en junio de 2002, un ciudadano italiano entró sin permiso en el Palacio de Saint James, la que era la residencia oficial del príncipe Carlos. El intruso, de 33 años, permaneció en el interior del edificio ocho horas antes de ser hallado dormido por un empleado de la limpieza. El portavoz de la policía comentó que el asaltante, a quien le habían diagnosticado una enfermedad mental, no pasó el ‘perímetro interior’ por lo que no llegó a estar en el dormitorio del hijo mayor de la Reina.
Saltar la valla de Palacio sin mayores consecuencias
En mayo 2016, un hombre de 41años identificado como Dennis Hennesy saltó la valla de Buckingham Palace en Londres, siendo detenido siete minutos después de que se activaran las alarmas. Días después, compareció ante el Tribunal de Magistrados de Westminster por allanamiento y un delito de daños. "Me alegra que las medidas de seguridad hayan funcionado de forma efectiva en esta ocasión y que, por lo tanto, nadie haya estado en peligro", dijo entonces el jefe de la Unidad policial de Protección Especial de la Casa Real en Londres, Adrian Usher.
En agosto de ese mismo año, un individuo de 22 años fue arrestado por los mismos hechos: saltar la valla que rodea al palacio. Ocurrió mientras Isabel II se encontraba veraneando en su residencia de Balmoral (Escocia). De hecho, en el momento del incidente, ningún miembro de la familia real británica estaba dentro del edificio. Por otro lado, en 2015, un grupo de padres que protestaban por la custodia compartida burlaron la seguridad y consiguieron entrar al recinto. Son estos solo algunos ejemplos de cómo algunos han logrado colarse hasta ahí, si bien en esas ocasiones no hubo mayores consecuencias.