Hace poco más de un mes, Kate Middleton hacía su primera aparición pública desde que anunciara el fin de su tratamiento de quimioterapia. Aquel día, el pasado 22 de octubre, la esposa de príncipe Guillermo se dirigía con su marido en coche a la iglesia de Crathie Kirk, en Balmoral (Escocia). Entonces, no se reparó demasiado en lo que para ella significaba entrar en ese templo para acudir a misa.
La princesa de Gales se ha vuelto más espiritual desde que le diagnosticaran el cáncer (hecho que anunció ella misma en marzo), por lo que ha abrazado su fe con más fuerza en el último año. Así lo desvela el biógrafo de la realeza Robert Hardman en su último libro, asegurando que la futura reina "se muestra más interesada" en todo lo concerniente a la religión. Este hecho le une todavía más a su suegro, el rey Carlos III, conocido por sus firmes creencias cristianas.
Guillermo de Inglaterra, por su parte, no está en la misma línea que su mujer o su padre. Incluso, según el citado escritor y periodista, "rechaza ciertos aspectos del ceremonial" católico anglicano con los que no siente para nada identificado. De hecho, se especula con la posibilidad de que el príncipe heredero podría romper en un futuro con una tradición de siglos: esto es, renunciar a ser Gobernador Supremo de la Iglesia de su país cuando ascienda al trono.
Este título, asociado a los monarcas británicos desde 1530 con Enrique VIII, lo posee el actual jefe del Estado y antes lo tuvo su madre, Isabel II, quien también destacaba por su profunda fe. “En los círculos reales, no es ningún secreto que Guillermo no comparte el sentido espiritual del Rey, y mucho menos la inquebrantable devoción de la difunta Reina a la Iglesia”, señala Hardman en su obra, cuyo último extracto publica el Daily Mail.
Carlos III "es muy espiritual y le encanta hablar de ello, pero su hijo no. Este último no va a misa los domingos, como tampoco lo hace la gran mayoría del país. Puede que vaya en la época de Navidades y Semana Santa, pero poco más", señalan fuentes del entorno de los Windsor. El número uno en la línea de sucesión "respeta mucho las instituciones, pero no se siente especialmente cómodo en un ambiente religioso'", apostillan.
Sobre Kate Middleton, quien la conoce bien sabe que siempre ha sido una persona compasiva y solidaria, dos valores esenciales que promulga el cristianismo, pero ahora -se dice- conecta con el ser humano a otro nivel. Es decir, que profundiza muchísimo y es pura compasión con quienes la rodean. "El cáncer es complejo, aterrador e impredecible (...) te enfrenta a tus propias vulnerabilidades y te hace reflexionar sobre lo importante de la vida, como es amar y ser amado", dijo la Princesa al hablar de su enfermedad tras superar la quimioterapia.