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Era la noticia más esperada: la princesa de Gales retoma la agenda con la mejor sonrisa. Acudió al desfile de Trooping the Colour en junio y, al mes siguiente, al torneo de Wimbledon, pero este ha sido el compromiso público más importante, desde el concierto de Navidad en Westminster, en 2023. Desde aquellos días felices en los que todo parecía ir bien, antes de saber que tenía cáncer.
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Kate se ha enfrentado a su "vulnerabilidad", tiene una "nueva perspectiva de la vida" y está agradecida "por las cosas simples pero importantes… El simple hecho de amar y ser amados"
Kate ha pasado temporadas en su casa de Anmer Hall, Norfolk, y ha estado en Balmoral, pero esta primera salida, fuera de Londres y del ámbito privado, marca una gran diferencia. La princesa recorrió 355 kilómetros para decirles, personalmente, a los ciudadanos de Merseyside, Southport, que no se han olvidado de las tres niñas asesinadas el pasado 29 de julio. Del fatídico día, en el que Bebe King, de seis años; Elsie Dot, de siete, y Alice da Silva, de nueve, murieron apuñaladas a manos de un joven de 17 años, mientras bailaban un tema de Taylor Swift en un centro comunitario. Una noticia devastadora, a la que los príncipes reaccionaron mandando un mensaje: "Como padres, no podemos ni imaginar por lo que están pasando"… Y ahora, de nuevo, dándoles abrazos y consuelo —pasaron 30 minutos con cada una de las familias—, conociendo a los heridos y agradeciendo la labor de los servicios de emergencia y de los terapeutas que los acompañan, desde el devastador ataque.
Consuelo y abrazos para las familias de las niñas asesinadas en Southport, reacciones que dejan ver cuánto le ha cambiado la enfermedad, y la sonrisa que tanto echábamos de menos
Kate, a la que se veía realmente emocionada, tomó la palabra en público (primera vez también en meses) y, con gestos, demostró que quería que la visita se centrara en las víctimas. No era ella. Eran los demás. De hecho, regresó al edificio para dar un abrazo a las personas con las que se habían reunido.
Lo que Kate nos cuenta
Detrás de cada gesto, cada palabra e incluso de cada joya, hay un mensaje. El general es que se siente con más fuerza. Y que está lista para dar más pasos al frente, durante el camino a la curación. Y el importante es que, más que nunca, quiere estar al lado de las personas que sufren, que están en duelo o que, al igual que ella, luchan contra el cáncer, aunque como en el caso de Liz, la joven fotógrafa de 16 años que conoció recientemente, ya no haya esperanza de futuro. "Es demasiado aterrador", diría después la familia, pero en otro ejercicio de valentía, Kate fue al castillo de Windsor para abrazarla y hablar de su pasión en común, la fotografía, sabiendo que no le queda mucho de vida. Como dijo en uno de sus últimos mensajes, está al lado de "todos aquellos que continúan su propio camino contra el cáncer: sigo con ustedes, codo a codo, de la mano". "La vida, como la conocemos, puede cambiar en un instante" y hay que "encontrar una manera de navegar en aguas turbulentas y caminos desconocidos".
La princesa de Gales ha recorrido, durante nueve meses, un camino "aterrador e impredecible". Se ha enfrentado a su "vulnerabilidad", tiene una "nueva perspectiva de la vida" y está agradecida "por las cosas simples pero importantes". Eso "que muchos de nosotros, a menudo, damos por sentado. El simple hecho de amar y ser amados". Siempre ha sido cariñosa, compasiva y solidaria, pero la nueva Kate conecta ahora con el ser humano a otro nivel. Es una mujer diferente que profundiza muchísimo, pura compasión con quienes la rodean.