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Digital Cover casa_inglesa© Getty Images

Tenía 85 años

Muere el fotógrafo Anwar Hussein, el hombre tras el cambio de imagen de los Windsor y buen amigo de Diana de Gales

Su objetivo logró captar momentos ahora icónicos de la familia real y llegó a mantener una relación cercana con Isabel II y, especialmente, con la princesa de Gales


10 de octubre de 2024 - 0:33 CEST

Anwar Hussein era el decano de los fotógrafos acreditados por la casa real británica y su fallecimiento a los 85 años ha conmocionado a la prensa, pero también a la familia que más veces ha pasado por delante de su objetivo: los Windsor. Era un hombre profesional, con cinco décadas de experiencia a sus espaldas, pero también afable y muy cercano. Ha sido precisamente esa calidez con la que se aproximaba a reyes y princesas lo que hacía que también consiguiera de ellos su lado más humano. Fue así como logró retratar algunos momentos imborrables de la familia real británica y también tener un trato cercano con Isabel II y con Diana de Gales, que le llegó a pedir consejo en varias ocasiones. 

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Ahora es habitual encontrar fotografías alejadas de lo institucional y buscando ese instante más informal o familiar en los royals, pero tiempo atrás Hussein fue de los pioneros en buscar esa parte que trascendía a las tiaras, las condecoraciones, las reverencias y los posados oficiales. Gracias a su olfato para conseguir poner en valor un gesto espontáneo o una expresión que retrate a la persona tras el título real, logró cambiar la percepción que la opinión pública tenía de la Reina y su familia. 

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Su cámara captó desde la boda de Diana de Gales hasta su triste funeral y ante ella se plasmó la evolución de la joven tímida que miraba hacia arriba entornando los ojos por no alzar la barbilla a la mujer del vestido de la venganza. También retrató el famoso beso a su entonces marido el príncipe Carlos tras un partido de polo y el que muchos años más tarde emularon -queriendo o no- los duques de Sussex. La reina de acero, como se conocía a Isabel II, se volvía tierna, risueña y familiar en las instantáneas de Hussein, que también fotografió a los Windsor con los Borbones en el Palacio de Marivent de Palma de Mallorca. Su último trabajo fue la cobertura de la coronación de Carlos III, un final redondo a una carrera profundamente ligada a la historia.

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Según el mismo recordaba en 2016 en una entrevista a The Telegraph, cuando se interesó por acreditarse como fotógrafo 'real' le decían que no lo conseguiría ya que su pelo largo y atuendo informal no casaba con el ambiente de palacio. Se equivocaron. No solo su indumentaria fue aceptada sino que su particular concepción de la fotografía hizo que la familia real le invitase cada vez más veces a cubrir las giras oficiales. "No me gustaban las fotos habituales -tiaras, todos bien vestidos, mirando a cámara- quería que pareciesen seres humanos", contaba Hussein, que llegó a seguir a la Reina por 36 países diferentes durante su jubileo de plata. Según él contó orgulloso, Isabel II le dijo que verle en cada país al que llegaba le tranquilizaba porque le transmitía "familiaridad". 

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Su truco para captarles como seres humanos no era otro que verles como tal. Creía que si se emocionaba por estar ante un presidente o un rey, perdía ese toque personal que tanto le definía. Diana de Gales también abrazó esa forma de ser que cautivaba más allá de sus fotografías y él también acabó rendido al encanto la Princesa. "Era muy simpática", afirmó a The Telegraph recordando cómo en los aviones solía "escapar" de la primera clase para juntarse en turista a charlar con los fotógrafos, especialmente, tras su separación. En uno de esos vuelos, llegó a pedir consejo a Anwar Hussein sobre su relación con el doctor pakistaní Hasnat Khan. 

 Ella sabía que él, nacido en Tanzania, estaba casado con una mujer inglesa, así que se acercó a su asiento y le susurró:"¿Podemos hablar". Según contó en People hace dos años estaba interesada en saber más sobre el islam, religión que profesaban tanto el fotógrafo como su pareja, y sobre cómo era el matrimonio entre un musulmán  y una protestante. El fotógrafo comenzó a conocerla bien a través de estas conversaciones, pero también observándola a través del objetivo. Así descubrió cómo le gustaba lanzar mensajes y expresarse a través de sus looks y también que en ocasiones se abstraía y buscaba momentos de soledad como el que capturó mientras se sentaba sola frente al Taj Mahal. 

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Su pasión por la fotografía comenzó de niño, pero no fue hasta principios de los años 20 cuando comenzó su carrera profesional fotografiando para las Naciones Unidas la crisis humanitaria de la República del Congo. No recaló en Reino Unido hasta 1963. Allí, cubrió como freelance desde las protestas contra la guerra del Vietnam a los conciertos y grandes fiestas de estrellas como Los Beatles, los Rolling Stones, Elton John, Bob Dylan o Rod Steward. Sin embargo, fue su trabajo junto a la familia real el más longevo y el que le valió el mayor reconocimiento. 

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Deja a una viuda Caroline Morgan y dos hijos, Samir y Zakir, que han seguido sus pasos y son exitosos fotógrafos. Con ellos puso en marcha los últimos tres años una exposición itinerante sobre la princesa Diana en la que relata a través de sus instantáneas preferidas cómo ha sido su experiencia junto a ella en un homenaje fotográfico en el que ensalza su figura y la amistad que les unió.