¿Qué es lo que querían Harry y Meghan en el año 2020? Representar a Isabel II, al Reino Unido, a la Commonwealth y a la monarquía británica, pero hacerlo a su manera. Esto no fue posible y los duques de Sussex terminaron protagonizando una estrepitosa salida para la que no tenían un plan previsto. Desde entonces, y a lo largo de estos cuatro años, han montado empresas, fundaciones y proyectos con los que sostener su vida privada y el servicio público con el que se habían comprometido. Por momentos, sobre todo a lo largo del año 2023, dio la impresión de que no terminaban de arrancar o de encontrar la forma de materializar sus sueños. Sin embargo, la invitación que les ha brindado el gobierno de Colombia, podría abrir un escenario nuevo para ellos pero que ya se intentó en el pasado con Diana de Gales ¿Pueden los duques de Sussex reinventar los viajes oficiales?
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Fue el pasado mayo cuando los duques de Sussex hicieron un viaje por Nigeria del todo atípico. Su visita por el país africano tuvo todos los ingredientes propios de las giras de la realeza: desde la ceremonia de bienvenida hasta el himno nacional, desde los discursos personales hasta las agendas por separado, los vistosos cambios de vestuario con significado, los encuentros con líderes locales y hasta la serie de imágenes que todos esperan. Los Sussex con el avión al fondo, rodeados de una multitud, contemplando bailes regionales, llevando artesanía local y mostrándose espontáneos. ¿Fue un viaje oficial? No, pero lo pareció y quizá eso sea suficiente.
Ya entonces comenzó a circular la idea sobre unos viajes que son casi reales o casi oficiales, formales en apariencia pero vacíos de contenido o trascendencia de Estado. Sin embargo, pueden estar resultando útiles a otros niveles. Hay que recordar que una visita oficial es aquella que realiza un miembro de un gobierno o de una jefatura del Estado como representante de ese Estado. Harry lo sabe bien porque durante años estuvo haciendo viajes oficiales en nombre de Isabel II, su abuela y anterior soberana británica.
Esos viajes, que solo se pueden llamar “de Estado” si el que viaja es efectivamente el jefe del Estado, pueden implicar asuntos de mayor o menor calado, desde la firma de acuerdos de cooperación hasta otros compromisos bilaterales, pero también tienen mucho de “escaparate” y de mostrar ante el mundo que tipo de relación tienen. Por otro lado, estos viajes son una oportunidad que el país anfitrión aprovecha para darse a conocer y rentabilizar el foco mediático, una ocasión para sacar músculo y mostrar a nivel internacional las virtudes culturales, turísticas, empresariales o naturales. Para esto, bien pueden servir los duques de Sussex.
La vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, que el pasado febrero recibió a la reina Máxima de los Países Bajos, fue la que extendió la invitación oficial a Harry y a Meghan. Ahora se habla de esto, de su labor en el gobierno y también de un país que ha dedicado enormes esfuerzos en los últimos años para posicionarse como un gran destino turístico. Desde este jueves y durante tres días veremos a los Sussex pasear por Cartagena, Bogotá y Cali, sus imágenes darán la vuelta al mundo y los medios colombianos publican que se espera que su presencia atraiga la atención de organizaciones locales y globales, ya que el viaje se ha presentado como la antesala de la primera Conferencia Ministerial Mundial para la Eliminación de la Violencia Contra la Niñez, una iniciativa de la que se está hablando a nivel internacional a raíz de este viaje.
"Como Vicepresidenta de Colombia y Ministra de la Igualdad y la Equidad, me complace anunciar que el Príncipe Harry y Meghan, el duque y la duquesa de Sussex, han aceptado amablemente mi invitación para visitar nuestro hermoso país. Durante su estancia, el duque y la duquesa de Sussex me acompañarán en visitas en Bogotá y en la región Pacífica y la región Caribe, en Cartagena y Cali, respectivamente. En estos maravillosos lugares tendrán una oportunidad única para relacionarse con líderes, lideresas, jóvenes y mujeres, quienes encarnan las aspiraciones y las voces de los colombianos y las colombianas comprometidos con el progreso", afirmó la política colombiana a través de un comunicado oficial.
Es obvio que el impacto mediático que generan los duques de Sussex es superior al que consiguen otros miembros de la monarquía británica que sí están en activo, con la ventaja de que van por libre, es decir, pueden pisar terrenos prohibidos para la realeza, pueden hablar de política, de racismo, de violencia e, incluso, como ya hicieron en su documental con Netflix, de la herencia y el impacto del extinto Imperio Británico en la actualidad. Eso sin olvidar, que se elimina la complejidad de negociar un programa con la colaboración de dos gobiernos y dos cuerpos diplomáticos. Es por esta peculiaridad que medios como The Telegraph, han comenzado a llamar a los viajes de los Sussex "giras do it yourself", que se traduce como hazlo tú mismo.
Si Nigeria fue un experimento, Colombia es la confirmación de que se está abriendo para ellos una nueva vía al tratarse de una invitación oficial que resulta interesante para ambos: los Sussex dan visibilidad a determinadas causas en aquellos países que les sigan reconociendo como actores oficiales. En este caso no esta tanto serlo como parecerlo y desde luego es un camino interesante para una pareja que quiere posicionarse a nivel internacional como embajadores humanitarios.
¿Son los viajes 'no oficiales' un camino nuevo?
Estos viajes son el mismo concepto en el que trabajaba Diana de Gales, que ambicionó un papel como princesa para el mundo. Gracias al libro que publicó Andrew Morton y que después se descubrió que contenía el testimonio directo de la princesa, se sabe que fue el político Tony Blair, cuando todavía estaba en la oposición, el que se dio cuenta de que había que hacer algo con la princesa Diana, la madre del futuro rey. Ella tenía muchas ganas y un potencial extraordinario para representar al Reino Unido en la escena mundial, aunque, tras el divorcio del príncipe Carlos, oficialmente ya no representaba a la monarquía, no era Alteza Real ni un miembro de la jefatura del Estado.
El líder laborista y ella se encontraron en 1997 (año en el que Blair fue elegido Primer Ministro y murió Diana de Gales) en el refugio campestre de Chequers para hablar sobre los detalles del papel de embajadora informal que él estaba dispuesto a darle. “Creo que por fin tendré a alguien que sabrá cómo utilizarme. Me ha dicho que quiere que vaya algunas misiones”, comentó Diana tras la reunión con Blair. Gracias al citado libro se sabe que ella ya intentó algo similiar con el anterior primer ministro, John Major, que sometió su propuesta de ser una embajadora itinerante de perfil humanitario al Palacio de Buckingham, que se negó a algo así. "Queremos al heredero, no a ella", fue la respuesta de la monarquía.
Diana de Gales no encontraba su sitio y expresó sus quejas sobre ello en la famosa entrevista al programa Panorama de la BBC. "Me gustaría ser embajadora de este país. Ya que soy objeto de tanto interés mediático, no nos quedemos sentados... Llevo quince años en una posición privilegiada. Tengo un enorme conocimiento de la gente y de cómo comunicarme y quiero utilizarlo", dijo en un momento en el que era alabada en el extranjero, pero se consideraba que no estaba bien tratada dentro del Reino Unido.
El político, por su parte, tras la muerte de la princesa dijo: “Diana tenía una enorme habilidad, como vimos en el asunto de las minas terrestres, para abordar asuntos que podrían haber sido controvertidos y, de repente, aclarar a la gente que era lo correcto. Eso en sí mismo era un atributo extraordinario y me pareció que había todo tipo de formas de aprovecharlo y utilizarlo para el bien de la gente”. Hay que recordar que Diana de Gales viajó a Angola para dar visibilidad a las víctimas de las minas antipersona y abrió un debate incómodo y controvertido en el Reino Unido, un escenario conveniente para la medida que tenía en mente Tony Blair y que se materializó en cuestión de meses: prohibir su fabricación, traslado, importación y exportación en el Reino Unido. Diana de Gales no era entonces un miembro oficial de la realeza, pero el mundo la veía así y eso le funcionó.