Ha sido un invierno muy duro para la Familia Real británica y el verano se espera con mucha ilusión, optimismo y alegría. Atrás quedan unos meses tremendamente complicados tras el diagnóstico de cáncer del rey Carlos III y de Kate Middleton. El retorno del monarca a la agenda oficial por completo y las últimas apariciones de la princesa de Gales (en el desfile del Trooing the Colour, en junio, y en la final de Wimbledon, en julio) con muy buen aspecto y sonriente son el mejor indicador de que todo va mejorando. Las ansiadas vacaciones son este año más esperadas que nunca en las que no hay sitio para los temores ni las preocupaiones y donde como es tradición, Balmoral será una de las paradas del verano. No solo se espera a la familia de Gales en el histórico castillo escocés, sino también al resto de miembros de la realeza británica que se juntarán a mediados de agosto. Este año, su estancia servirá para hacer análisis de todo lo que ha ocurrido y planear el futuro, en una fortaleza única que ha sido testigo de los momentos más felices y más difíciles de Carlos III y su familia y que está llena de significado, pues es mucho más que un lugar de vacaciones.
En este año tan convulso, donde dos de los principales activos de la monarquía británica han tenido importantes problemas de salud, también hay que recordar el reciente ingreso hospitalario de la princesa Ana tras sufrir una conmoción cerebral. La estancia en Balmoral será más que una reunión veraniega al uso. Según indica el periódico británico Express, se ha planteado como una cumbre fundamental para la planificación estratégica de la próxima década de la Familia Real británica. Los organizadores de esta especie de ‘simposio’ familiar y real son los reyes Carlos y Camilla y se produce en un momento de transición importante que se plantea como una oportunidad para trazar la futura hoja de ruta en medio de un año extraordinariamente cargado de malas noticias. A todo esto se suma el problema enquistado que supone la tensa relación, prácticamente inexistente, con los duques de Sussex, que no se juntarán con los Windsor en los próximos días.
La ausencia del príncipe Harry y Meghan Markle podría verse como una reafirmación del compromiso de la Familia Real de mantener un frente unido y centrarse en sus actores clave, los que están dedicados a los deberes reales. La presencia de la princesa Ana y su marido, Timothy Laurence, en la lista de invitados subraya el valor que el monarca da a la lealtad y al servicio. La hermana del rey Carlos es conocida por su inquebrantable dedicación a sus responsabilidades reales, todo un ejemplo para las generaciones venideras. Del mismo modo, la incorporación al verano de Balmoral de Mike y Zara Tindall, aunque aún depende del calendario hípico de competiciones de la amazona, resalta la importancia que tiene la familia ampliada. La hija de la princesa Ana no es miembro activo de la Familia Real, pero de forma puntual apoya públicamente a la Corona en algunos actos.
Los príncipes de Gales sí estarán en Balmoral
Los que tampoco faltarán serán los príncipes de Gales y sus tres hijos, los príncipes George (11), Charlotte (9) y Louis (6), quienes simbolizan la línea sucesoria y el futuro de la realeza. La presencia del príncipe Guillermo representa la continuidad y la estabilidad, algo que la Corona siempre busca proteger y proyectar. Como futuro Rey, el papel del primogénito de Carlos III en esta cumbre será crucial, ya que sus opiniones se tendrán mucho en cuenta y será una figura central de cara a ver la dirección que toma la monarquía británica. La reunión probablemente abordará cuestiones clave como la percepción pública, la sucesión y los roles de cada miembro, fomentando la unidad familiar para que la monarquía sea resistente y moderna y pueda hacer frente a los desafíos de la próxima década.
Tal y como han publicado diferentes medios británicos, los príncipes de Gales esperan un verano “divertido y sin preocupaciones” para devolver la mayor normalidad posible a sus hijos. Sus planes incluyen pasar tiempo en su casa de campo, Anmer Hall (Norfolk), estar con los Reyes en Balmoral y estar con la familia Middleton, el otro gran apoyo en el que Guillermo y Kate se han apoyado en este 2024.
Si está descartado que los Sussex se junten con los Windsor, lo que aún no está del todo claro es si el príncipe Andrés y Sarah Ferguson participarán de esta cumbre. El hermano del monarca está apartado de la vida oficial después de haberse visto salpicado por el caso Epstein. Así que si se le ve en Balmoral podría interpretarse como un intento de rehabilitar su imagen, aun a costa de las críticas que podría conllevar. Es probable que los hijos y nietos de la reina Camilla, que están teniendo un cierto protagonismo en este reinado, también acudan, dando muestras de que la Familia Real británica actual es diversa.
Un lugar cargado de tradiciones... y de malas noticias
Los veranos en la finca de 20.000 hectáreas de Balmoral están llenos de tradiciones, de jornadas de pesca, de paseos por las Tierras Altas, de partidas de cartas, de pícnics y barbacoas, de paseos a caballo de momentos felices, pero también de los más amargos. En 2021 el príncipe Guillermo dijo que sus veranos allí son “la fuente de algunos de mis recuerdos más felices, pero también de los más tristes. Estaba en Balmoral cuando me dijeron que mi madre había muerto… en los oscuros días de dolor que siguieron, encontré consuelo y solaz en la naturaleza escocesa. Como resultado, la conexión que siento con Escocia, será profunda para siempre (...) Junto a este doloroso recuerdo, hay uno de gran alegría, porque fue aquí, en Escocia, donde conocí a Catherine (...) George, Charlotte y Louis ya saben lo querida que es Escocia para ambos, y están empezando a construir sus propios recuerdos felices aquí también”.
Aunque ya ausente de los veranos escoceses, el príncipe Harry también recordaba en su libro de memorias lo que Balmoral ha supuesto para él. “Para mí, Balmoral nunca dejó de ser, sencillamente, el Paraíso; un cruce entre Disney World y una especie de arboleda druídica sagrada. Siempre andaba demasiado ocupado pescando, cazando y corriendo arriba y abajo por la colina para apreciar ningún fallo en el feng shui del viejo castillo. Lo que intento decir es que allí fui feliz”. Al igual que su hermano, se encontraba en Escocia cuando el 30 de agosto de 1997 su madre, la princesa Diana, murió en un accidente de coche en París. Harry recuerda cómo fue su padre el que le dio la triste noticia de esta manera: “Mi querido hijo, mamá ha tenido un accidente de coche. Recuerdo que pensé: ‘un accidente…, vale. Pero está bien ¿no? (...) ha habido complicaciones. Mamá ha resultado gravemente herida y la han llevado al hospital, mi querido hijo (...) Lo han intentado, mi querido hijo. Me temo que ya no se ha recuperado”.
Más recientemente, el 8 de septiembre de 2022 Isabel II, la reina de todas las reinas, moría a los 96 años bajo los muros de Balmoral y sus restos mortales se instalaron en el salón de baile de esta residencia antes de trasladarse al Palacio de Holyroodhouse de Edimburgo, la residencia oficial del Rey en Escocia. De ahí fue a la catedral de San Giles y finalmente a Londres, donde se celebró su funeral de Estado el 19 de septiembre, para después ser enterrada en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor junto a su marido, Felipe de Edimburgo, y sus padres.
Un castillo con ancha escalinata y paredes con terciopelo
Gracias al libro del príncipe Harry hemos descubierto que Balmoral tiene un espacioso vestíbulo con suelo de piedra y baldosas grises con forma de estrella, una enorme chimenea con una repisa oscura tallada donde se guardan los anzuelos, las cañas de pescar, bastones, botas de goma y gruesos impermeables para los lluviosos y fríos verano escoceses. Las paredes están empapeladas en color crema con dibujos de terciopelo dorado en relieve y desde el pasillo hay muchas puertas con muchas habitaciones destinadas a la lectura, ver la tele, tomar el té y una sala especial para los pajes. También tiene una ancha y espectacular escalinata, así como un ascensor, que hay una estatua de la reina Victoria y un laberinto de 50 dormitorios y donde no faltaba el gaitero que tocaba por la mañana y a la hora de la cena a Isabel II.
Tras la muerte de su madre, Carlos III heredó el Castillo de Balmoral, en el valle de Dee en Aberdeenshire, a diez kilómetros del pueblo de Braemar. La naturaleza es la gran protagonista, ya que cuenta con los parques de Ballochbuie y Caledonian, así como el lago de Muick de agua dulce. Un lugar de ensueño para todos los que se apellidan Windsor.