A estas alturas es evidente: con el príncipe Harry y con Meghan Markle en el Reino Unido se toman unas licencias creativas que no están vigentes para los miembros de la Familia Real británica en activo. Los últimos retratos que ha presentado el artista galés Dan Llywelyn Hall, que define a los duques de Sussex como "figuras atrapadas en el filo de la opinión pública", son una muestra de ello. El pintor, que fue el artista más joven en pintar a Isabel II, un retrato que hizo en el año 2013 con motivo del 60 aniversario de su coronación, compara a los duques de Sussex con dos personajes históricos de la realeza británica, que, por supuesto, no pertenecen a la Casa Windsor. El propio artista ha explicado algunos los paralelismos, como el exilio, mientras que otros, no necesitan explicación.
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"En el caso de Harry, entré en la historia antes de que conociera a Meghan, el joven fiestero con su futuro en juego, un poco como el Príncipe Bonnie con el que lo he comparado", explica Dan Llywelyn Hall en sus declaraciones a la agencia PA. El príncipe “bonito” era uno de los Estuardo, el que en 1745 y con 24 años buscó recuperar el trono su padre, James III, el exiliado aspirante al trono de Inglaterra, Irlanda y Escocia. A pesar de algunos éxitos iniciales, su ejército fue derrotado por las fuerzas gubernamentales y el legendario Bonnie Prince Charlie pasó a ser un fugitivo antes de huir a Francia, donde pasó el resto de su vida.
Como Harry este personaje fue un rebelde y su apodo le vino por su apariencia juvenil y encanto. Sin embargo, la historia también le recuerda por su problemas con el alcohol y un carácter voluble y explosivo. Bonnie Prince Charlie también terminó enfrentándose a su padre, quién finalmente le excluyó de su testamento. A diferencia del duque de Sussex, él si tuvo un hermano (que casualmente se llamaba Henry) que le protegió hasta el final.
Meghan tampoco ha salido mejor parada, ya que su comparativa es con Elizabeth Woodville, más tarde conocida como la dama Elizabeth Grey, quien fue reina de Inglaterra por matrimonio con el rey Eduardo IV en 1464. "Pensé que poner a Meghan en el papel de la Reina Blanca, que era una reina consorte y posiblemente la 'forastera' más influyente en la historia real, podría tener una fina ironía y no necesariamente más allá de los reinos de la realidad ", explica el artista.
Elizabeth Woodville, que vivió entre 1437 y 1492, no era de rango real, ya se había casado una vez y tenía dos hijos antes de casarse en secreto con Eduardo IV de Inglaterra, dos motivos por los que el rencor en torno a ella se acumuló en los círculos de poder desde el principio. Además, al tiempo que ella se convertía en reina, sus hermanos, plebeyos como ella, comenzaron a casarse con las familias más nobles de Inglaterra cuyos títulos y ducados siguen presentes a día de hoy. Tras la muerte del rey, ella se convirtó en reina madre pero la felicidad duró poco ya que sus dos hijos varones fueron los príncipes desaparecidos en la Torre de Londres y esta historia es de sobra conocida ya que inspiró a Shakespeare y sigue rodeada de cierto misterio.
La historia más aceptada es que el hermano del rey, el duque de York, más tarde Ricardo III, primero fingió proteger a sus sobrinos, luego los declaró bastardos en base a la nulidad del matrimonio entre Eduardo IV y Elizabeth Woodville y más tarde presumiblemente los mandó a asesinar en la Torre de Londres, una maniobra para hacerse con el poder absoluto. Este episodio tuvo lugar en la Inglaterra del siglo XV y forma parte de lo que se conoce como la Guerra de las Dos Rosas.
“Parecía que estas figuras atrapadas en el filo de la opinión pública (Harry y Meghan) eran ideales para establecer comparaciones con monarcas distantes, como los príncipes y princesas exiliados del pasado, que acechan en el fondo pero todavía están irrevocablemente ligados a la institución”, añade el pintor para explicar unas licencias que no se tomó ni con Isabel II ni con el príncipe Guillermo. Estos retratos pertenecen a una exposición titulada The Reign, que marca los 150 años de la sociedad de anticuarios en Burlington House en Piccadilly de Londres y será subastada para apoyar la catalogación y digitalización de alrededor de 25.000 grabados y dibujos de los siglos XVIII y XIX. “La familia real es posiblemente el drama más apasionante y de mayor duración de la historia, la inspiración del teatro, los libros y todas las formas de arte”, confirma Dan Llywelyn Hall.