Mucho han cambiado las cosas desde aquel 19 de mayo de 2018 en el que todas las miradas se pusieron en el Reino Unido, escenario de la boda real del príncipe Harry y Meghan Markle. La celebración fue seguida por 11,5 millones de personas en todo el mundo, una cifra que habla por sí sola . La pareja fascinaba al mundo entero y el enlace, celebrado en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, fue considerado el broche de oro a una historia de amor que demostraba que los cuentos de hadas con final feliz también son posibles en la vida real. Seis años después analizamos lo que se vio, lo que se contó y lo que supimos después de esta celebración en la que pasaron desapercibidos detalles que ahora tienen otro significado.
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Una novia que llegó sola al altar, rompiendo todas las reglas
Desde su llegada a la Familia Real británica, Meghan Markle demostró que estaba dispuesta a imponer sus propias normas y a romper con la tradición. Lo hizo al caminar sola al altar, convirtiéndose en la primera novia real que entra sin compañía en la ceremonia de su boda. En ese recorrido hizo historia por segunda vez ya que a medio camino se unió al brazo de su suegro, entonces heredero al trono, al que escasos días antes había pedido que le acompañara. Esos tres minutos hasta su encuentro con el príncipe Harry llamaron poderosamente la atención y dieron rápido la vuelta al mundo, ese mundo que a la vez hablaba de la traición de su padre, Thomas Markle.
Los días previos al enlace estuvieron salpicados por el escándalo ya que se publicó un montaje que Thomas había realizado con un paparazzi y que dio al traste con la relación entre padre e hija, que no se han reconciliado desde entonces. Confirmada la ausencia de su padre, Carlos III se ofreció a ejercer de padrino y a acompañarla todo el camino hasta el altar, pero finalmente solo hicieron juntos un pequeño tramo y el resto lo hizo en solitario. Meghan optó de esta manera por proyectar la imagen de mujer empoderada e independiente con la que rompía también las reglas de una monarquía tan antigua como la británica.
Un novio con casaca militar y barba
Las semanas anteriores surgieron dudas sobre si el novio se decantaría por chaqué o uniforme militar. Las dudas quedaron despejadas cuando se acercó a San Jorge con el uniforme de los Blues & Royals de la Guardia Real, el segundo cuerpo más antiguo del Ejército británico, en el que sirvió casi una década. Idéntico uniforme llevó su padrino, el príncipe Guillermo (ambos trajes fueron hechos a medida en Dege & Skinner, Savile Row). El hijo menor de Carlos III lució su habitual barba, y aunque es una de sus señas de identidad (y uno de sus 'trucos' personales para superar la ansiedad) sorprendió porque no hay lugar para el vello facial en la caballería de la Reina. Sin embargo, no se ahondó en este detalle hasta años después, cuando él mismo abordó el tema en su biografía, contando que había sido un momento de tensión con su hermano.
El duque de Sussex relata en sus memorias que hay quien considera que la barba es una violación del protocolo y la tradición. Sabiendo que era un tema controvertido a pesar de que ya no estaba en el Ejército, le pidió permiso a su abuela, Isabel II. Le explicó que Meghan nunca le había visto sin ella y no quería que se encontrara con un desconocido en el altar. Logró la aprobación de la soberana, pero cuando se lo comunicó a su hermano, sostiene que este no se lo tomó bien y discutieron durante una semana. "Dijo que no estaba bien. Que si el Ejército, que si las normas, etcétera. Le di una pequeña clase de historia. Mencioné algunos miembros de la realeza que habían llevado barba y uniforme... Cuando le hice saber que, en realidad, su opinión no importaba dado que ya lo había consultado con la abuela y ella había dado el visto bueno, se puso hecho una furia. Alzó la voz", relata.
Según Harry, su hermano " estaba convencido de que la abuela tenía debilidad por mí, que me consentía mientras que a él le ponía el listón tan alto que era prácticamente imposible de alcanzar. Por todo aquello del heredero y el respuesto Aquello lo sacaba de sus casillas. En cierto momento incluso llegó a ordenarme, en calidad de heredero dirigiéndose al repuesto, que me afeitara".
Guillermo y Harry, una relación idílica que no existió
El hecho de que el príncipe Guillermo ocupara un lugar especial en su boda, igual que hizo Harry con él en el enlace con Kate Middleton, mostraba una relación aparentemente idílica entre hermanos. Pero era tan solo eso, apariencias.De puertas para adentro había amor entre ambos y fueron un gran apoyo mutuo cuando perdieron a su madre en trágicas circunstancias, pero a la vez todo estaba marcado por la jerarquía institucional. En la boda de los Sussex, sus caminos ya se estaban poco a poco separando hasta llegar al punto en el que se encuentran actualmente, cuando hay una distancia física y emocional entre ellos que parece insalvable.
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Mucho se especuló con que la entrada en escena de Meghan Markle había propiciado las diferencias entre los hermanos, pero Harry sostiene que la relación era distante desde mucho antes y que ya en la infancia existía rivalidad porque los destinos de ambos eran diferentes (y por lo tanto también sus privilegios y obligaciones). Como datos, recalca que se enteró del compromiso de los ahora príncipes de Gales mediante la prensa y que su prometida los conoció después que a otros miembros de la familia como Isabel II y Sarah Ferguson. También habla de una pelea en la que, según su versión, Guillermo de Inglaterra le agarró por el cuello y le lanzó sobre el cuenco de los perros, que se rompió y terminó clavado en su espalda. El origen, dice, fue la acusación que hizo sobre Meghan, al calificarla de ser una persona difícil, maleducada, brusca y de estar enemistada con el personal.
El día que Hollywood se trasladó a Windsor
La boda de los duques de Sussex fue insólita en la Corona británica ya que por primera vez una cita de estas características unía a la realeza con el mundo de Hollywood y otras estrellas. Y no solo por el pasado de Meghan como actriz de éxito internacional, sino porque entre los 600 invitados había nombres muy conocidos en la meca del cine, del deporte y de toda la industria del entretenimiento. Más allá de la 'otra familia' de la novia, la que creó en el rodaje de Suits, estuvieron en la capilla de San Jorge los Beckham, Serena Williams, los Clooney y también Oprah Winfrey. Esta lista de asistentes llamó poderosamente la atención y surgieron muchas especulaciones sobre la verdadera amistad con la novia, y el paso del tiempo ha dado las respuestas.
George y Amal Clooney conocieron a los novios el mismo día de la boda, según confirmó la madrina de Harry, pero a raíz de aquel día estrecharon lazos y ese mismo verano los Sussex pasaron unos días en la Villa Oleandra, la mansión que el actor posee en el Lago Como. Además, el ganador de dos premios Oscar ha defendido a Meghan públicamente de las críticas e incluso alertó de que se estaba repitiendo la historia de Diana de Gales. También Oprah Winfrey ha sido un gran apoyo. Calificó como injusto el tratamiento que la Duquesa recibía por parte de los medios y defendió la salida del matrimonio de la Familia Real británica. Además, fue la encargada de hacer la entrevista que provocó un auténtico tsunami en el Reino Unido, esa que alejó sin posibilidad de retorno a la pareja y la Corona.
El tiaragate
El secreto mejor guardado de la boda de los Sussex no era solo el vestido nupcial (que fue muy aplaudido), sino también la tiara que Meghan usaría puesto que por primera vez tenía acceso al impresionante joyero real dada su nueva condición de esposa de un príncipe. Lució la tiara Bandeau, de once secciones, perforadas con óvalos entrelazados y pavé con diamantes talla brillantes de diversos tamaños. En la parte central, un broche desmontable. Esta pieza perteneció a la reina Mary e Isabel II la recibió como regalo en 1953. Tiempo después trascendió que esa elección habría provocado un enfrentamiento entre la novia y la Reina conocido como tiaragate.
Seis meses después de la boda real, The Sun publicaba que Isabel II advirtió a su nieto sobre el comportamiento ‘dificil’ de Meghan después de una disputa por la tiara para la boda real. Según el artículo, la Duquesa quería una pieza con esmeraldas y ni ella ni Harry estuvieron contentos cuando les dijeron que su primera opción no era posible ya que nadie sabía el origen exacto de esa pieza. "Hubo un intercambio muy acalorado que llevó a la Reina a hablar con Harry. Ella le dijo: Meghan no puede tener todo lo que quiera. Ella recibe la tiara que yo le he dado", sostiene el medio, que indica también cuál fue la respuesta de Harry: "Lo que Meghan quiere, Meghan tiene".
La versión que cuenta Harry en sus memorias nada tiene que ver. Relata que acudieron al vestidor privado de la monarca, donde se reunieron cinco personas, y que su abuela le dijo a Meghan que se probara frente al espejo las cinco tiaras que se habían dispuesto . "Cada nueva tiara era más soberbia y deslumbrante que la anterior […] Sin embargo, de las cinco, una destacaba sobre las demás. Todo el mundo estuvo de acuerdo", indica. El problema, según su testimonio, vino cuando escribieron una semana después a Angela Kelly (asistente personal, consejera y conservadora de la joyería, insignias y guardarropa de Isabel II) para pedirle que les enviara la tiara y así su prometida podría practicar cómo ponérsela. Sostiene que no hubo respuesta.
Una boda... ¿ficticia?
La boda de los duques de Sussex hizo soñar al Reino Unido. Fue un gran acontecimiento en el que cada detalle fue analizado y su repercusión fue internacional. Tiempo después, y ya alejados de la Familia Real, contaron que en realidad se había tratado de un enlace ficticio porque en esa fecha ya llevaban tres días casados. Durante su entrevista con Oprah Winfrey, Meghan dijo: "Nadie lo sabe, pero llamamos al arzobispo de Canterbury y le dijimos: Mira, este espectáculo es para el mundo, pero queremos nuestra unión entre nosotros”.
Ese relato, en el que los propios protagonistas ponían en entredicho la veracidad de una boda de tal magnitud, causó una gran polémica y un efecto dominó en el que las piezas fueron contestando. El reverendo Mark Edwards, vicario de las iglesias St.Matthew's (Dinnington) y St. Cuthbert's (Brunswick) desmintió que Justin Welby, arzobispo de Canterbury, casara a la pareja antes. El vicario contó en Daily Mail que se puso en contacto con la oficina del arzobispo, donde le aseguraron que "Justin Welby no hace bodas privadas". También explicó que Welby “tuvo una conversación privada con la pareja en el jardín sobre la boda, pero les puedo asegurar que no se celebró ninguna boda hasta el evento nacional televisado”.
El inusual perfil bajo de Kate Middleton y su look reciclado
Los estilismos por los que apuesta la princesa de Gales, especialmente en los días más señalados, son icónicos. Prendas que la han convertido en uno de los miembros de la realeza más elegantes, un icono de estilo y sofisticación. Y aunque en la boda de sus cuñados estaba favorecida con un abrigo de seda de lana en tono amarillo hecho a medida por Alexander McQueen, sobrero de Philip Treacy y zapatos de Jimmy Choo, lo cierto es que su look no causó tanta sensación como cabía esperar. Quizá porque recicló de su armario una pieza que ya conocíamos al haberla llevado en 2015 en el bautizo de su hija, la princesa Charlotte. Kate Middleton, que reaparecía públicamente tras dar a luz a su hijo un mes antes, mantuvo un perfil bajo durante el enlace y tiempo después se ha sabido que la relación con Meghan ya no era buena en ese momento y se ha transformado en inexistente a día de hoy.
El cortejo nupcial y las dos versiones de un desencuentro
Algunos expertos consideraron que no eran del todo favorecedores los vestidos de las seis niñas del cortejo nupcial, del que formaba parte la princesa Charlotte, firmados por Givenchy, con talle alto, manga corta, bolsillos y faldas plisadas. Precisamente estos estilismos tuvieron mucho que ver en la tensión existente entre Kate Middleton y Meghan Markle, quienes mantuvieron una discusión previa a la boda que acabó en lágrimas. Una situación en la que hay dos versiones diferentes que tienen un detalle en común: las nueras de Carlos III nunca han sido amigas y su relación era meramente cordial.
Mientras que la prensa británica publicó que Meghan hizo llorar a Kate, la Duquesa contó en televisión que fue al revés: "Fue una semana muy complicada la de la boda y ella estaba molesta por algo, sí, es cierto, sobre los vestidos de las damas de honor. Me hizo llorar e hirió mis sentimientos". Según su relato, la esposa del príncipe Guillermo le "pidió perdón, me compró flores y escribió una nota disculpándose. Hizo lo que yo haría si supiera que he hecho daño a alguien".
Haz click para ver el documental “Harry y Meghan, terremoto en la casa Windsor” en el que se analizan cómo ha sido la vida del príncipe Harry y su esposa Meghan Markle desde que en enero de 2020 decidieron dar un paso atrás como miembros “senior” de la Casa Real británica. Aunque querían alejarse del foco mediático, en marzo de 2021 concedieron una entrevista a Oprah que dió la vuelta al mundo. ¿A qué se dedican ahora los duques de Sussex? ¿Cómo consiguen mantener su alto nivel de vida? ¿Cuáles son sus próximos proyectos? ¡No te lo pierdas!