Ocho años de relación, siete años bajo el foco mediático, seis años de matrimonio, cinco mudanzas, cuatro entrevistas polémicas, tres oficinas enfrentadas, dos hijos y un único camino posible: cuando Harry y Meghan se casaron el 19 de mayo de 2018 nada hacía presagiar que su historia sería así de potente. Ahora, cuando los duques de Sussex celebran su sexto aniversario de boda, repasamos todos los giros de una pareja real que ya ha hecho historia dentro de la monarquía británica. Sólo el tiempo dirá si el hijo del rey Carlos III y la actriz estadounidense consiguen seguir el camino que se han trazado, bastante parecido al que escogió la princesa Diana tras firmar su divorcio, una apuesta que no está del todo clara.
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Ocho años de relación
La historia de amor entre Harry y Meghan comenzó durante el verano de 2016 en un club privado del Soho londinense, donde les presentaron unos amigos en común. Esa primera cita a ciegas fue un éxito, al príncipe le encantó la idea de que ella fuera totalmente distinta a las chicas con las que había salido y se vieron dos noches más, la última en el propio Palacio de Kensington. Así comenzó una relación que durante cinco meses se mantuvo en secreto y a distancia, ella vivía en Canadá y él era uno de los príncipes más activos y carismáticos para la monarquía británica, entonces reinaba Isabel II y ella tenía planes para su nieto favorito.
Siete años bajo el foco mediático
Siendo el hijo de Diana de Gales y el nieto de Isabel II, era evidente que cualquier relación que tuviera el príncipe Harry iba a ser de interés. Sin embargo, Harry tenía razón, Meghan era distinta y el impacto que generó fue máximo: estadounidense, actriz, birracial, divorciada, hija de padres separados, con un pasado escrito en redes sociales y sin temor ninguno a enfrentarse a las cámaras. Todas las mujeres de la casa -incluido la ahora intocable Kate Middleton- habían vivido una situación parecida con determinado sector de la prensa británica, sin embargo, desde el principio en el caso de Meghan se mezclaron otros factores, como el potente choque cultural, el innegable racismo o el tiempo récord en el que el príncipe tuvo que introducir a su prometida en el sistema. Por otro lado, Meghan era vista como una figura rompedora que acercaba la monarquía al siglo XXI, a otras capas de la sociedad y a otros países. Tras su salida de la Casa Real británica lo que Harry y Meghan han dejado claro es que quieren seguir estando bajo el foco mediático, pero conservando el poder de su relato y de su imagen. Muestra de ello es que en este ultimo viaje a Nigeria han ido acompañados por periodistas y fotógrafos de su elección, algo impensable dentro de la monarquía.
Seis años de matrimonio
De los seis años de matrimonio que ahora Harry y Meghan están celebrando es evidente, así lo contaron ellos, que los dos primeros, los que vivieron en el Reino Unido al servicio de la monarquía británica, fueron los más complicados. La pareja lleva cuatro años en Estados Unidos y si bien es cierto que el año pasado por estas fechas algún medio británico habló de crisis de pareja motivada por un momento complicado de sus negocios, lo cierto es que un año después no ha habido ninguna información que sustente esa teoría. En su matrimonio parece, analizando sus movimientos, que se ha establecido una costumbre: las obligaciones en el Reino Unido son cosa de Harry, en el resto Meghan esta a su lado.
Cinco mudanzas
En seis años de matrimonio cinco mudanzas es un número considerable, sobre todo si tenemos en cuenta que cada movimiento ha venido con su dosis de polémica. La pareja vivió en el Palacio de Kensington hasta que terminaron las obras de la fabulosa residencia (Frogmore House) que Isabel II les dejó con motivo de su boda, una remodelación que fue tan cuestionada que los duques de Sussex terminaron pagando. De allí se fueron a Canadá, un país de la Commonwealth en el que gozaban de cierta protección, mientras negociaban su salida de la Casa Real. Después, cuando Isabel II dejó claro que las normas las ponía ella, los duques de Sussex, que ya podían instalarse libremente en donde quisieran, se trasladaron a una mansión en Los Ángeles prestada por el productor Tyler Perry, que con el paso del tiempo hemos descubierto que actúo (como muchos otros) de protector de la pareja. Finalmente Harry y Meghan encontraron un lugar idílico en el que establecerse: su mansión en Montecito.
Cuatro entrevistas polémicas
Meses antes de salir de la Casa Real británica, durante su viaje a Sudáfrica, Harry y Meghan ya dejaron ver su malestar durante una entrevista. Ante el periodista de ITV Tom Bradby, Harry confirmó que su relación con Guillermo no era buena, mientras que Meghan se dejó ver emocionalmente tocada y dijo estar desasistida, algo que fue criticado en el Reino Unido y que sirvió para Isabel II les concediera un tiempo fuera de la vida institucional. La siguiente entrevista polémica ya tuvo lugar un año después de su salida, cuando se sentaron ante la presentadora estrella de los Estados Unidos, Oprah Winfrey. En esa primera entrevista (que evidentemente recordó a la que dio Diana de Gales a la BBC en 1995) quedó claro que Harry y Meghan, antes o después, contarían toda su versión. Hay que recordar que entonces todavía vivía Isabel II y el duque de Edimburgo. Al año siguiente llegó el controvertido documental en Netflix, donde se cuestionó incluso la monarquía como sistema, el papel de la Commonwealth en la actualidad y se mostró la batalla del matrimonio contra los tabloides británicos. La bomba definitiva fueron las memorias del príncipe Harry revelando muchos detalles desconocidos de la vida de los Windsor, conversaciones, recuerdos, actitudes y, sobre todo, una descripción de la nueva reina, Camilla, que no le favorecía para nada.
Tres oficinas enfrentadas
A lo largo de este tiempo los duques de Sussex han explicado sus motivos para escapar de la Casa Real y todos los factores que jugaron en su contra, uno de ellos es la forma en la que está configurado el propio sistema. A diferencia de lo que ocurre en el resto de casas reales y ocurría en la suya propia hasta los años noventa, la Casa Real británica no opera como un único ente, cada uno de ellos hace la guerra por libre y que gane el mejor. En la cúspide estaba Isabel II y el Palacio de Buckingham, pero por debajo había tres oficinas compitiendo entre sí y velando únicamente por los intereses de su "jefe". El historiador Robert Hardman cuenta que fueron Carlos y Camilla los que crearon este sistema en los años noventa con el fin de mejorar su imagen, pero el resultado es que Carlos y sus dos hijos han estado años programándose y contraprogramandose para obtener la mejor cobertura posible en beneficio propio.
Dos hijos: príncipes británicos
Archie Harrison nació en el Reino Unido cuando sus padres formaban parte de la Casa Real y Lilibet Diana ya nació en los Estados Unidos, pero los dos tienen el título de príncipes británicos por derecho propio y automático como nietos del actual jefe del Estado británico. Según el príncipe Harry, la protección de su familia fue el motivo principal para abandonar el Reino Unido y puede ser el factor determinante para que los niños no pisen suelo británico. No hay que olvidar que tras su salida de la Casa Real ellos perdieron la protección que les brindaba el Estado. Nada de esto se podría entender sin los antecedentes de Harry, que además de perder a su madre, Diana de Gales, en un accidente de tráfico en el que estuvieron involucrados varios fotógrafos, fue víctima de métodos ilegales para obtener información sobre su vida.
Un único camino posible
Aunque no hay que olvidar que la abdicación de Eduardo VIII (duque de Windsor) para casarse con Wallis Simpson puso a la Corona y al Estado británico en jaque, la salida que protagonizaron Harry y Meghan de la realeza no tenía precedentes, ya que los detalles terminaron en una esfera pública y porque nadie esperaba que el nieto favorito de Isabel II golpeara de esa forma los cimientos de la institución en la que nació. Ahora, cuando ya han pasado cuatro años de esa salida, es evidente que la pareja -que ha intentado distintos proyectos con mayor o menor éxito- solo tiene un camino posible y es el mismo que emprendió Diana de Gales tras firmar su divorcio de Carlos III: demostrar que tienen capacidad e influencia fuera de la monarquía británica. Solo el tiempo dirá si consiguen establecerse en una esfera de servicio público y labores filantrópicas, a la princesa Diana le funcionó, pero la comparación es algo engañosa ya que ella solo vivió un año tras firmar el divorcio, no sabemos cómo su imagen, su labor o el eterno enfrentamiento con la Casa Real habrían soportado el paso del tiempo.
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