Los duques de Sussex acaban a de poner fin a su viaje casi oficial y casi real a Nigeria. A juzgar por las imágenes si no fuera por lo complicada que fue salida en el año 2020 de la Casa Real británica, podríamos decir que siguen dentro. Cuatro años después de su salida el príncipe Harry y Meghan Markle han regresado a un escenario internacional con todos y cada uno de los ingredientes propios de una gira real, desde la ceremonia de bienvenida hasta el himno nacional, desde los discursos personales hasta las agendas por separado, los vistosos cambios de vestuario con significado, los encuentros con mujeres y niños y hasta la serie de imágenes que todos esperan: ellos con el avión al fondo, ellos rodeados de una multitud, ellos contemplando bailes regionales, ellos llevando artesanía local. La gran diferencia entre antes y ahora, es que los duques de Sussex ya no representan ni a la Corona ni al Estado británico, ahora se representan a ellos mismos y a sus organizaciones, por tanto, lo han hecho a su manera. Sin embargo, ni el lugar ni el momento resultan ajenos a lo que está sucediendo en el Reino Unido y en el reinado de Carlos III.
Si algo ha dejado claro este viaje de los Sussex a Nigeria es que les encantan este tipo de actos, nada tiene que ver con el fatídico viaje que realizaron a Sudáfrica en septiembre en el 2019, entonces dejaron ver su malestar dentro de la Casa Real británica, se retiraron a pensar a Canadá y después anunciaron su salida. En esta ocasión el príncipe Harry y Meghan Markle han estado encantados y es porque han logrado cumplir con su reivindicación primigenia: ejercer de príncipes sin los límites impuestos por la institución y el Estado; no hay que olvidar que las giras de realeza son asuntos de Estado que responden a intereses nacionales y, en ese marco, son planificados y ejecutados.
Lo que Isabel II les negó en el año 2020, este extraño y complicado 2024 se está haciendo realidad, con la gran salvedad de que están fuera por completo del Reino Unido y no actúan como representantes de Estado ni de la Corona británica. Aún con todo, el viaje que han hecho los duques de Sussex para promocionar los Juegos Invictus tiene algo de barniz oficial, ya que al ser una competición para personal del Ejército, fueron recibidos por el jefe del Estado Mayor de Defensa de Nigeria y también visitaron la residencia del Gobernador de la Marina, tampoco faltó una recepción en la que sonó el God Save the King (el himno nacional británico que menciona al Rey) e incluso a su llegada el príncipe Harry hizo algo parecido a pasar revista a las tropas. Ambos momentos algo confusos.
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Otra muestra de que los duques de Sussex han regresado a los viajes internacionales a su manera es que han podido, este era otro de los grandes reclamos iniciales que le hicieron a la monarquía, elegir al equipo de periodistas y fotógrafos que les han acompañado, lejos de los medios de comunicación británicos que no les eran afines. Para este viaje han elegido al principal corresponsal de realeza de la cabecera estadounidense People y a un fotógrafo de la agencia de fotos, también estadounidense, Getty. Su equipo de trabajo lo han completado el director de la Fundación Archewell, James Holt; David Wiseman, encargado de la expansión internacional de los Juegos Invictus y sus asesores de prensa. Evidentemente, al volar por libre, ya no necesitan la opinión de un asesor de palacio en Asuntos Exteriores y Commonwealth, pieza clave en las giras de la realeza.
Y aquí llegamos a otro ingrediente que no se puede obviar: Nigeria es un país de la Commonwealth, la Mancomunidad de Naciones que agrupan los países que un día estuvieron bajo el Imperio Británico y cuyo liderazgo asumió Carlos III el día de la muerte de su madre. Desde hace unos años los lazos de esta organización con la Familia Real británica son complicados, ya que algunos países han dejado de reconocer al soberano como su jefe de Estado. Rizando el rizo, este octubre en Samoa se celebra la cumbre más importante desde el fallecimiento de Isabel II (la reunión de Jefes de Gobierno) y el Palacio de Buckingham, por los problemas de salud que afectan a la Corona, todavía no ha confirmado la asistencia, ni de Carlos III ni del príncipe de Gales.
El reencuentro de Meghan Markle con sus raíces y el debate que abrieron con su documental
Durante el tiempo que los duques de Sussex estuvieron dentro de la Familia Real defendieron esa organización, es más, cuando presentaron su proyecto de salida de la Casa Real matizaron que les gustaría seguir teniendo los cargos por los que eran embajadores de la Commonwealth. Sin embargo, en el documental que la pareja hizo con Netflix y se lanzó en diciembre de 2022 se cuestionó el papel de esa organización, a la vez que se analizaba la actuación del Reino Unido y de la Familia Real británica en la historia; no lo hicieron directamente Harry y Meghan pero sí las figuras que colaboraban en el documental. "Las personas negras de la Commonwealth están en unas condiciones igual de malas que hace cincuenta o cien años", decía Kehinde Andrews, profesor de Estudios Afroamericanos en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Birmingham. "La raíz de esa pobreza se debe a la extracción de su riqueza por otros, aquellos británicos que extrajeron esa riqueza siguen siendo ricos en las nuevas generaciones. Hay una clara relación económica, sin embargo, la narrativa actual en Gran Bretaña es que es historia pasada, que no tiene sentido mirar atrás", opinaba Afua Hirsch, periodista y escritora británica experta en asuntos sociales.
"Una mujer que se parecía a la mayoría de las personas en la Commonwealth: Meghan representaba algo. Había una esperanza de que tal vez esa fuera una forma de tener las conversaciones difíciles que se aparcan tantas veces", decía el doctor en historia y profesor de la Historia Pública de la Universidad de Manchester, David Olugosa, en el citado documental. Esto viene al hilo de que este viaje de los Sussex a Nigeria se ha enfocado también como el reencuentro de Meghan Markle con sus raíces, ya que la duquesa de Sussex compartió que tiene un 43% de raíces nigerianas, una información que dobló el entusiasmo de los que allí la recibían.