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Kate Middleton (42) sigue recuperándose de la cirugía abdominal a la que se sometió el 16 de enero. Una operación planificada, que la tuvo cerca de quince días hospitalizada y por la que estará de baja hasta después de Semana Santa por recomendación médica, tal y como informó el Palacio de Kensington en un comunicado. Todo sigue marcado por el hermetismo y el secretismo, sin saber a ciencia cierta cómo está la salud de la mujer del príncipe Guillermo. Tampoco hay imágenes de ella desde el pasado 25 de diciembre, cuando acudió a la misa de Navidad de Sandringham, su último acto oficial hasta la fecha.
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A la Princesa de Gales no se la vio entrar cuando ingresó ni abandonar el hospital el día que recibió el alta hospitalaria, pero sí se fotografió a su marido cerca de The London Clinic, el centro sanitario donde fue intervenida, con rostro serio. También se sabe que está haciendo “buenos progresos” y que la recuperación, de la que están muy pendientes su familia y sus cuatro amigas íntimas, se está desarrollando en su coqueta casa rosa de Adelaide Cottage, en los terrenos del Castillo de Windsor. Unos movimientos de lo más discretos que contrastan con la transparencia de Carlos III que se ha dejado ver en varias ocasiones a pesar de estar en tratamiento del cáncer que le ha sido diagnosticado.
Recientemente, la familia Gales se fue a pasar las vacaciones escolares de sus hijos a Anmer Hall, su casa de campo en Norfolk, y Pippa Middleton ha viajado con su marido y sus hijos a la isla caribeña de San Bartolomé, donde fue la viva imagen de la tranquilidad disfrutando del sol y el mar, lo que demostraría que la recuperación transcurre según lo previsto. De su viaje rural tampoco ha habido instantáneas, aunque sí se ha visto al príncipe Guillermo atender contados compromisos públicos. El primero en la línea de sucesión ha dejado aparcada parte de su agenda para poder atender a su esposa y ocuparse de la rutina escolar de sus hijos para que se vea lo menos alterada posible.
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El príncipe de Gales ha aparecido en público visiblemente desmejorado y más delgado. La preocupación se palpa en su rostro, como ocurrió en su reaparición a principios de febrero en una investidura que tenía que haber presidido su padre. Horas más tarde, en una gala nocturna, el heredero al trono pronunció sus primeras palabras sobre los problemas de salud de su mujer y su padre, donde dijo que “agradecemos de verdad la amabilidad de todo el mundo”. Días después acudió muy serio a los Premios BAFTA sin Kate Middleton. En la velada se disculpó porque su esposa no estuviera y debido a las circunstancias por las que atraviesan comentó que este año había visto menos cintas que nunca. “He tenido muchas cosas en la cabeza, ha sido un poco… un poco así. Pero espero que pronto nos pongamos al día”, manifestó.
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