El 2024 parecía el año en el que los reyes Carlos y Camilla iban a consolidar su reinado, un tiempo de calma después de que la maquinaria de Buckingham hubiera trabajado a pleno rendimiento para mostrarle al mundo que, tras la muerte de Isabel II, la Corona británica es capaz de reunir a un centenar de jefes de Estado bajo el mismo techo. Sin embargo, la vida se detiene para todos y de forma brusca: el rey anuncia que tiene cáncer y la princesa de gales es sometida a una operación abdominal. Entonces, en un movimiento imprevisto, los duques de Sussex resurgen con nueva imagen, nuevos proyectos, nuevos viajes y una nueva entrevista en la televisión estadounidense en la que desliza que las enfermedades con frecuencia unen a las familias. ¿Casualidad, oportunidad o un pacto conveniente para ambos?
Las últimas semanas han sido intensas en torno a la Familia Real británica, la enfermedad de Carlos III cayó como un jarro de agua fría y el príncipe Harry cogió el primer avión desde los Estados Unidos para estar con su padre. Trascendió una reunión de 45 minutos y Harry de vuelta a California. Como viene siendo habitual sin encontrarse con su hermano, el príncipe Guillermo, que está volcado en la recuperación de su mujer. Hasta aquí, más o menos, lo previsible, pero de pronto los Sussex cogen carrerilla y lanzan una web nueva, desvelan futuros trabajos, Meghan lanza un proyecto de cocina que replica el que llevó a cabo en el Reino Unido, muy simbólico porque fue su estreno como miembro de la Casa Real británica, y emprenden un vistoso viaje a Canadá en el que van rodeados de un equipo de grabación del programa Good Morning America y en el que la pareja lo está dando todo. Juegos, risas, miradas de enamorados, el anillo de compromiso y mucha complicidad para presentar una nueva edición de los Juegos Invictus, la competición deportiva para miembros del ejército que es el proyecto estrella de Harry y una de las pocas cosas que pudo conservar al salir de la institución.
¿Casualidad?
Evidentemente todo puede ser circunstancial. El 2023 no fue un año muy fructífero para los Sussex que vieron como alguno de sus proyectos estrella se cancelaba y otros no tuvieron el éxito que esperaban. Así que es posible que durante este tiempo de letargo público estuvieran trabajando en nuevas ideas y que el comienzo del año fuera el momento previsto para presentarlas. Sin embargo, la web que han lanzado -la tercera desde que salieron de la Casa Real, lo que indica que no acaban de encontrar la fórmula idónea para ellos- no parece muy meditada, no es usable y no tiene nada que ver con el cuidado de sus webs anteriores, ni en fotografía ni en diseño, pero, sobre todo, lo que más llamativo es que usan símbolos y atributos propios de la monarquía británica y esta era una línea roja que durante el reinado de Isabel II se comprometieron a no pisar.
La web contiene, además de los títulos reales concedidos por Isabel II con motivo de su boda, el escudo de armas de Meghan, el monograma coronado de la pareja, el dominio sussexroyal (marca que registraron antes de su salida de la Casa Real y que Isabel II les pidió que no usaran) e imágenes del tiempo que servían a la Commonwealth y a la monarquía británica en actos de la máxima relevancia institucional como el Trooping the Colour. También acaban de crear "La oficina del duque y la duquesa de Sussex", una fórmula institucional que se aleja del anterior intento en el que se presentaban como Archewell,una fundación que aglutinaba todo y evitaba las menciones a la realeza. Desde el Reino Unido esto se ha calificado de "provocación" y "desafío", ya que rompe el pacto acordado; no obstante, esto podría tener otra lectura, la pareja llegó a un acuerdo con Isabel II en el año 2020, pero cuatro años más tarde estamos en el reinado de Carlos III y las condiciones podrían ser otras. De momento, la Casa Real no ha emitido comunicado alguno instándoles a eliminar la iconografía real, como sí sucedió en el pasado.
¿Oportunidad?
Si algo hemos aprendido desde el 2020, cuando los Sussex anunciaron su intención de cambiar el modo de trabajar dentro de la Familia Real, es que son osados. Ya una vez lanzaron de forma unilateral una página web con sus planes e Isabel II, con mano de hierro en guante de seda, dejó claro su malestar; como abuela era todo comprensión y cariño pero que con la institución no se juega. Ahora, con un nuevo jefe al frente de la institución, ¿está la pareja sondeando donde está el límite de este reinado? ¿Hablaron de esto Carlos III y Harry?
Por otro lado, una enfermedad como la que atraviesa Carlos III lo cambia todo: hace que las cosas importantes dejen de serlo y viceversa. Así lo ha reconocido el propio Harry durante la entrevista que ha concedido durante estos días: "Creo que cualquier enfermedad une a las familias". Además, según las polémicas memorias que publicó, Carlos III es un hombre sensible, paternal y bondadoso. Lejos de una figura inaccesible y fría, en esa biografía el rey quedó como un hombre desarmado que quiso ser buen padre, pero que no supo o no pudo hacerlo. Además Carlos III solo tiene dos hijos y llevan años enfrentados, una herida que se reabre cada vez que hay un evento de carácter oficial en el que convenga la presencia de Harry. Con estos antecedentes y dada la situación que atraviesa el rey, ¿pudo como padre hacer alguna concesión a su hijo pequeño? ¿Ha permitido Carlos III recuperar a Harry algo de su vieja identidad, del príncipe que un día fue?
¿Pacto?
Tanto la enfermedad de Carlos III como la convalecencia de la princesa de Gales, que se alargará hasta después de Semana Santa, han dejado un camino muy despejado. Lejos queda el tiempo en el que las tres oficinas competían entre sí buscando la máxima cobertura posible para lograr la mayor popularidad, una carrera que tuvo mucho que ver con el conflicto que se generó en el año 2020 y que describimos en nuestro podcast Harry y Meghan: jaque a la Reina. Si Harry y Meghan iban a volver a escena, no hay mejor momento que ahora, con los príncipes de Gales centrados en la recuperación de Kate. Los duques de Sussex están desviando hacia ellos toda la atención, una cortina de humo que genera un espacio confortable. Los medios británicos están siguiendo el viaje de Harry y Meghan a Canadá para promocionar los Juegos Invictus de invierno y también debatiendo si la pareja está monetizando los símbolos de la realeza o si el rey está siendo demasiado indulgente con su hijo. No hay que olvidar que hay un sector de la prensa británica, los tabloides, que mantiene un duro enfrentamiento con el príncipe Harry, que ya ha ganado varias batallas judiciales. Esto no se puede obviar a la hora de analizar el seguimiento que hacen de sus apariciones y, sobre todo, de la narrativa que se establece en torno a ellos, una historia de buenos y malos en la que la popularidad de Carlos, Camilla, Guillemo y Kate se dispara cuando cae la de los Sussex.
Por último, no hay que olvidar que el deseo de la pareja nunca fue irse del todo: su intención inicial era "la independencia financiera, continuando con su deber hacia la Reina, la Commonwealth y sus patrocinios"; el famoso "fuera con un pie dentro" que la institución dijo en el 2020 que no iba a salir bien. Los tiempos ahora son otros, los Sussex ya han prospectado sus posibilidades fuera de la Casa Real y la monarquía británica quizá se haya reducido por encima de sus posibilidades, teniendo en cuenta que es una de las más activas y con mayor grado de influencia. En definitiva, quizá lo que era imposible en el 2020 no lo sea en el 2024, no es que Harry vaya a volver cual héroe a salvar a la institución en un momento complicado, pero sí puede ser el momento en el que a los dos les convenga hablar.
No te pierdas nuestro podcast Harry y Meghan: jaque a la Reina