Durante siglos, la Familia Real ha mantenido en secreto los problemas de salud, pero, en una clara ruptura con el pasado, Carlos III no solo ha hecho público su diagnóstico de cáncer, sino que se está encargando de levantar los ánimos, compartiendo mensajes y dejándose ver, sonriente y saludando, como si todo estuviera bien. Pero la verdad es que con su enfermedad y el hermetismo que rodea a Kate y su misteriosa cirugía abdominal, la nación está en shock. Primero fue el doble anuncio de los ingresos hospitalarios y después el lunes 5 de febrero, el impactante comunicado que vino a confirmar que, en Buckingham, las malas noticias nunca llegan solas.
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En un nuevo mensaje, Carlos III agradeció a los británicos su “consuelo y aliento” tras el dictamen médico
Que el Rey esté enfermo ha generado mucha intranquilidad entre los británicos. Bien es cierto que ha quedado descartado el peor temor, al conocerse que el cáncer ha sido detectado a tiempo. Además, el propio Carlos III ha intentado rebajar la preocupación compartiendo una carta y acudiendo a la iglesia con Camilla el domingo. “Me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento por los numerosos mensajes de apoyo y buenos deseos que he recibido en los últimos días. Como sabrán todos aquellos que han sido afectados por el cáncer, los pensamientos amables son el mayor consuelo y aliento”. El monarca señaló también que es alentador escuchar cómo su diagnóstico había ayudado a visibilizar las organizaciones que apoyan a los pacientes de cáncer, en Gran Bretaña y el resto del mundo: “Mi admiración de toda la vida por su incansable cuidado y dedicación es aún mayor como resultado de mi propia experiencia personal”.
Aunque no se ha confirmado qué tipo de cáncer tiene —el de próstata es el único que se ha descartado— ni el tratamiento que está recibiendo, sabemos que el soberano se muestra “positivo” sobre el futuro y que, aunque ha tenido que cancelar sus próximos compromisos oficiales, sigue “a cargo de los asuntos estatales”. También que la maquinaria de palacio se ha puesto en marcha cancelando compromisos y reorganizando agendas con el príncipe Guillermo y la Reina al frente.
En un giro radical de la historia, Camilla ha tenido que asumir la obligación de mantener la Corona a flote, junto al príncipe de Gales. Otro papel inesperado, después de mil batallas, hasta poder sentarse en el trono junto al Rey. Con 76 años y lidiando con sus propios problemas de salud, no tiene que ser fácil asumir una agenda que ya era agotadora al tiempo que cuida de su marido en Sandringham Estate. Una enorme mansión de estilo jacobino, en una colosal finca de 8.000 hectáreas, donde pasará la mayor parte de su tiempo, aunque viajará a Londres todas las semanas para recibir atención médica, despachar con el primer ministro (es lo que se espera) y atender otras obligaciones administrativas de Estado.
Menos de una semana después de hacer pública su enfermedad, el Rey de Inglaterra acudió sonriente a la iglesia de Santa María, acompañado de Camilla
En este idílico refugio, el favorito también de la Reina Isabel, Carlos III, adicto al trabajo, tiene un jardín ecológico donde crecen más de 5.000 plantas curativas y hay flores todo el año, gracias a que introdujo abejas y otras especies polinizadoras. También, como contaron sus amigos a Daily Mail, disfrutar de otras pasiones como caminar, pintar con acuarela y escuchar música, porque “tendrá que tomárselo con calma”. Y añadían, entre bromas, que revisará sus “cajas rojas, antes de comer el huevo duro por la mañana”.
Carlos III tranquiliza con apariciones públicas o mensajes personales, pero no ocurre lo mismo con la princesa de Gales. El secretismo es total, aunque en las últimas horas se ha sabido que ha salido de su casa por primera vez desde que recibió el alta. Según Daily Mail, se ha trasladado con su familia a su residencia de Sandringham, Anmer Hall, muy cerca de los Reyes, donde pasarán esta semana de vacaciones escolares. Un movimiento que confirma que evoluciona favorablemente, como señala también una amiga cercana a la princesa al mismo periódico: “Kate se está recuperando bien. Estaba deseando cambiar de aires; los niños se entretienen con Guillermo”.
Más delgado
Es un momento especialmente complicado para la Corona británica y hay mucha presión sobre el príncipe —la Reina no tiene el peso constitucional del heredero al trono—, pero Guillermo, con el apoyo de su padre, se tomará una semana más para estar con su familia, después de asumir dos actos el 6 de febrero.
El primero en Windsor, en una relevante ceremonia de investidura, en la que reconoció a 50 destacadas personalidades como miembros de la Orden del Imperio Británico. Y el segundo, horas después, en el hotel Raffles, de Londres, donde asistió a la Gala del Servicio de Ambulancia Aérea, que recaudó 1,2 millones de libras.Más delgado y con signos de cansancio, el príncipe agradecía “los amables mensajes de apoyo a Catherine y a mi padre. Significa mucho para nosotros”. Y después bromeaba sobre la situación: “Es justo decir que, en las últimas semanas, he estado bastante centrado en cuestiones médicas. Así que he pensado que venir a un acto de ambulancias aéreas me vendría bien para desconectar”.
Sin planes con Harry
Fue el Rey quien informó a su familia de su diagnóstico, incluyendo a su hijo Harry, que voló a Londres de inmediato para verlo. Cogió el avión en Los Ángeles el lunes por la noche y aterrizó el martes en Heathrow, a la una del mediodía. El duque, que fue trasladado a Londres en un Range Rover real, con escolta de la Policía Metropolitana, atravesó a toda velocidad la puerta principal de Clarence House a las 2:45 p.m. y, tres cuartos de hora después, abandonaba la residencia sin dejar rastro. Nadie supo en qué hotel se hospedó —no tiene residencia en Inglaterra— y quedó descartado que visitara a los príncipes de Gales en Windsor… Hasta que, tras el viaje de ida y vuelta de 20 horas —casi 18.000 kilómetros para ver al Rey Carlos—, Harry reapareció en Las Vegas, 24 horas después de aterrizar en Los Ángeles.
Harry hizo un viaje a Londres de 24 horas, para estar con su padre 45 minutos, y reapareció en Las Vegas, entre bromas y sin mencionar su visita
No se esperaba que el duque asistiera a la entrega de premios de la NFL y sorprendió a todos cuando salió al escenario para tomar la palabra y entregar el galardón Walter Payton al Hombre del Año a Cameron Heyward, jugador de los Pittsburgh Steelers, quien, a juzgar por su reacción, tampoco contaba con él. Doce años después de hacer historia en esta ciudad con una fiesta salvaje, regresaba hecho un showman, con el discurso más británico, entre vítores y bromas (que se sumaron a las de su hermano Guillermo) afirmando que Estados Unidos “nos robó el rugby y ustedes lo hicieron suyo”… Pero sin mencionar su viaje a Londres ni referirse a la salud de su padre. Algo que llamó la atención, teniendo en cuenta los días tan complicados que está viviendo su familia, aunque hay que pensar que es posible que tampoco le correspondiera hacerlo.
Además, de actualizar datos o responder a preguntas sobre el Rey ya se encarga el propio Carlos III, Palacio o la propia Reina, quien no se ha separado de él en ningún momento y vuelve a ser su puntal en uno de los momentos más difíciles de su vida. Por ello, reaparecer el jueves 8 de febrero, por primera vez en público, tres días después de conocerse el diagnóstico de cáncer, tuvo que ser una dura prueba… Pero Camilla la superó vestida de blanco y con una sonrisa, después de un viaje en coche de seis horas. Está acostumbrada a vencer todo tipo de obstáculos terribles, tiene la fuerza mental de una heroína y llegó a la catedral de Salisbury dando una imagen de serenidad y con un claro mensaje: “Está muy bien dadas las circunstancias. Muy conmovido y emocionado por todas las cartas y mensajes que le han enviado desde todas partes. Es algo muy alentador”.