Carlos III (75) ha ingresado este viernes por la mañana en el hospital, acompañado por su esposa, la reina Camilla, para someterse a una intervención para tratar su agrandamiento de próstata. El Rey ha llegado en un vehículo y ha accedido por la puerta principal andando, en lugar de hacerlo por la entrada del aparcamiento de la Clínica Londres, la misma en la que permanece desde hace diez días su nuera, la princesa de Gales, que se está recuperando de una cirugía abdominal.
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Que el Rey haya sido acompañado por su esposa es algo inusual en la monarquía británica, pues Isabel II y el príncipe Felipe de Edimburgo acudían normalmente solos. El monarca ha llegado a este centro sanitario del barrio londinense de Marylebone sobre las 9:00 horas, minutos antes de salir de su casa de Clarence House, según informa la prensa británica. El monarca volvió este jueves a su residencia de la capital tras su viaje en helicóptero desde Sandringham (Norfolk).
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Desde que la semana pasada el Palacio de Buckingham anunció la operación del Rey, su agenda pública se ha visto cancelada, aunque ha seguido teletrabajando desde su casa de campo y recibiendo las famosas cajas rojas con documentos del Gobierno. También ha mantenido reuniones por videollamada con el primer ministro por Zoom.
Hora y media después de que el Palacio de Kensington comunicara que Kate Middleton había sido intervenida de una operación abdominal planificada que la ha obligado a cancelar sus compromisos y que la llevará a estar en el hospital durante cerca de dos semanas y de baja hasta después de Semana Santa, el Palacio de Buckingham informó que el rey Carlos necesitaba someterse a un tratamiento por un agrandamiento de la próstata.
En un primer momento, se dijo que iba a estar solo una noche ingresado, pero después, desde HELLO! se apuntó que quizá sería dos, seguidas de un periodo de convalecencia en casa que podría oscilar entre los diez y los catorce días para que su recuperación sea completa y sin complicaciones.
El padre de los príncipes Guillermo y Harry fue diagnosticado el pasado 16 de enero mientras se encontraba en su casa de Birkhall (Escocia) después de acudir a un chequeo médico porque había tenido síntomas. El monarca quiso compartirlo para animar a otros hombres a hacerse controles. Desde entonces, los médicos le han aconsejado descansar antes de este procedimiento.
También estos días se ha sabido que Sarah Ferguson tiene un melanoma maligno que los dermatólogos la detectaron durante su tratamiento para el cáncer de mama del verano pasado. La extirparon varios lunares para analizarlos y los resultados llegaron justo después de Navidad, lo que ha supuesto un nuevo mazazo para la Familia Real británica tras las intervenciones del Rey y la princesa de Gales. La duquesa de York, a pesar de llevar muchos años divorciada del príncipe Andrés, es un miembro muy querido por los Windsor que la consideran una de los suyos.