Sandringham ha estado este año repleto de gente. A los Windsor, que se han reunido como hacía tiempo que no se veía, se han sumado los Parker-Bowles -la hermana, los hijos y los nietos de la reina Camilla-. Sin embargo, no se produjo un reencuentro tan esperado como improbable: el de los Sussex y la familia real. Muy pocos contaban que el príncipe Harry y Meghan Markle se uniesen a los Windsor en estas fechas tras cinco años sin hacerlo, pero hace unos meses hubo algunas señales de deshielo que hicieron pensar que lo ahora impensable era una posibilidad. Fue solo un espejismo ya que los planes de los duques de Sussex han ido en una dirección absolutamente diferente.
Meghan y Harry habrían disfrutado de la Navidad en su casa de El Montecito, en California, junto a sus hijos Archie y Lili y la madre de la Duquesa, Doria Ragland, según ha contado varias fuentes de su entorno al diario US Weekly. La familia está pasando estos días familiares cocinando, jugando con los más pequeños y, cómo no, intercambiándose regalos. El Daily Mail aseguraba que mantendrían la costumbre de abrir los presentes en Nochebuena como siempre se ha hecho en la familia real británica. Todo ello después de una escapada prenavideña a Costa Rica, donde fueron vistos bajo el sol de Playa Carrillo, en la provincia de Guanacaste, famosa por sus complejos turísticos.
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Las expectativas de un hipotético reencuentro en Sandringham cobraron fuerza tras el cumpleaños de Carlos III el 14 de noviembre, cuando tras una llamada de felicitación entre padre e hijo se intuyeron signos de deshielo en su relación. El entorno de los Sussex indicó entonces que ellos estarían dispuestos, pero semanas más tarde afirmaron que no había llegado ninguna invitación para pasar la Navidad junto a los Windsor. La prensa británica aseguraba que el principal escollo eran los príncipes de Gales, que barajaban reunirse con los Middleton en caso de que Harry y Meghan acudiesen a Sandringham tras cinco años de ausencia.
En estas últimas semanas, ocurrió algo que no contribuyó precisamente a reconducir las relaciones. Omid Scobie, autor de la biografía de los Sussex, Finding Freedom, y periodista muy cercano a la pareja, publicó un nuevo libro en el que ahonda en algunos episodios espinosos de la familia real. Entre ellos, aquel que contó Meghan en la entrevista con Oprah Winfrey que hacía alusión a los comentarios de algunos miembros senior sobre cuál sería el color de piel de Archie cuando naciera. Además dibuja un retrato poco halagüeño del núcleo duro de la monarquía británica.
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Entre tanto, Carlos III en sus segundas navidades como monarca celebró unas navidades muy bien rodeado no solo de los Windsor, ya que también invitó a la hermana, los hijos y los nietos de la reina Camilla. Además, por segundo año consecutivo se incorporó a las celebraciones Sarah Ferguson, exmujer del príncipe Andrés, apartado de la vida pública, pero que aún tiene su sitio en los encuentros familiares. A las celebraciones privadas, se suma el escaparate público que supone el paseo a la iglesia de Santa María Magdalena donde se celebra la misa de Navidad. La coreografía es siempre la misma. A los Reyes les siguen los miembros senior de la casa real y los demás familiares y así fue de nuevo el pasado 25 de diciembre. Los Parker-Bowles no fueron a la misa, perosí se unió por primera vez en 32 años la duquesa de York.
Sandringham sirvió para escenificar una imagen de unión en torno a Carlos III en el año de su coronación que podría haber sido memorable con la presencia de los duques de Sussex. Las Fiestas aún no han terminado y podríamos estar a tiempo de ver ese reencuentro, pero todo apunta a que 2024 comenzará con la misma distancia física y emocional entre Harry y su familia con la que terminó 2023.
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