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Eugenia de York(33) ha hecho una confesión de lo más valiente. Ha revelado que tiene “un par de problemas relacionados con la comida” debido al constante escrutinio público que se ha hecho sobre su aspecto. Lo cierto es que pese a estar en el puesto número 11 de la línea de sucesión al trono británico es uno de los miembros, junto con su hermana la princesa Beatriz, que goza de más popularidad dentro y fuera de Reino Unido y sus apariciones siempre causan una gran expectación.
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La hija pequeña del príncipe Andrés y Sarah Ferguson ha hecho estas declaraciones en el podcast Table Manners donde ha contado cómo de adolescente los constantes comentarios sobre su vestimenta y su apariencia terminaron teniendo un efecto negativo en ella. “Creo que eso definitivamente ha causado un par de problemas relacionados con la comida y como hay que lucir de cierta manera. Supongo que todo el mundo se enfrenta a eso si estás en el ojo público” y añadió las inseguridades que le provocó: “Tienes ese corte de pelo tonto y eres un poco gordita y, ya sabes, todos los chicos te están acosadno y todo ese tipo de cosas”.
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Eugenia de York también ha contado que esas sensaciones han cambiado especialmente desde que vive en Portugal con su marido Jack Brooksbank y sus dos hijos August, de ds años, y Ernest, de cinco meses. "Portugal es mi sueño, porque puedo ir al supermercado, hacer ejercicio, llevar el pelo recogido y no me importa. A nadie le importa”.
En otra parte del podcast, la Princesa habló sobre cómo eran las comidas con su abuela Isabel II y reveló que sus almuerzos juntas solo duraban 45 minutos y que todos tenían que tener buenos modales. Sobre sus hijos ha contado que los corgis de la difunta monarca están “grandes y ladran”, pero son “realmente dulces” con sus patas gordas y esponjosas. Cabe recordar que las queridas mascotas de Isabel II fueron adoptadas por el príncipe Andrés y por Sarah Ferguson.
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Sobre la educación de sus hijos dijo que de momento no está entre sus planes llevarles a un internado y que quiere que sean un poco más mayores, que tengan 13 años, para que dejen el nido. Su marido esuvo interno con ocho años.