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La primera parte de la última temporada de The Crown abarca el verano de 1997, el último que vivió Diana de Gales. En estos cuatro nuevos capítulos se muestran varias tramas y se refleja el frenesí que se desató ante una posible nueva relación sentimental de la Princesa tras su divorcio del entonces príncipe Carlos.
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En la ficción aparece un paparazzi, Mario Brenna, quien fotografió a la pareja en la cubierta de un yate abrazándose y dándose un beso. Fue una imagen que dio la vuelta al mundo pues suponía que la Princesa tenía un nuevo novio y se convirtió en blanco de la prensa sensacionalista. El reportero gráfico ha hablado ahora sobre cómo captó a la pareja y ha querido aclarar si los hechos ocurrieron tal y como relata la serie de Netflix.
En The Crown, el padre de Dodi, el magnate Mohamed Al-Fayed, quiere buscar al mejor paparazzi del Mediterráneo para que inmortalice a la pareja en un intento de que la relación sentimental saliera a la luz y así forzar de alguna manera a que Diana se casara con su hijo. Sin embargo, Brenna ha dicho que la idea de que el multimillonario le contratase es “absurda y completamente inventada”.
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Brenna también niega que fuera uno de los empleados del barco el que filtrara al fotógrafo la ubicación exacta. Según su versión todos los veranos en esa época estaba en Cerdeña para poder fotografiar a personajes famosos. En una entrevista que ha concedido a The New York Times ha asegurado que encontrarse con Diana y Dodi fue simplemente “un gran golpe de suerte”.
En un primer momento, el paparazzi no sabía que esa mujer rubia que estaba en la cubierta era Diana, al acercarse en su lancha hinchable se quedó atónito al ver que sí lo era. Después de tomar sus imágnes, Brenna ha dicho al rotativo estadounidense que estuvo los siguientes días vigilando el barco e incluso hizo guardia en una acantilado para tener una mejor vista. Desde ahí tomó varias fotos de Diana y Dodi abrazados, unas imágenes borrosas a causa del calor así que le costó enfocarlos. A pesar de los problemas técnicos supo que había conseguido una “foto histórica” y que el dinero que los beneficios que obtuvo con la venta “resolvieron mis problemas personales y familiares” pues se había divorciado recientemente.
Tras captar a la pareja del momento, el reportero enterró los rollos para que no quedaran expuestos a la luz del sol mientras tomaba más imágenes y también porque temía que algún otro fotógrafo lo hubiera visto y se las intentara robar. Las instantáneas salieron publicadas en Paris Match, en el Sunday Mirror y así un sinfín de medios por todo el mundo. El autor consiguió 1,7 millones de libras (casi dos millones de euros) con ellas.
A raíz de estas imágenes y lo que se pagó por ellas se desató la locura en el sector por fotografiar a la Princesa del Pueblo y hasta 2.000 reporteros llegaron al Mediterráneo ese verano con la esperanza de obtener sus propias instantáneas. Brenna también ha querido puntualizar que nadie de The Crown se puso en contacto con él para conocer su experiencia.