Carlos III ha elegido a Sir Edward Young como su mano derecha. Lo ha nombrado secretario privado permanente, un honor que le permite representar al monarca en ocasiones importantes. Son hombres y mujeres que trabajan discretamente y que rara vez son noticia ya que sus nombres no suelen ser de dominio público. Sin embargo, Young no solo es conocido por haber servido a lsabel II durante 19 años como su secretario privado, sino que también ocupa varias páginas de las memorias del príncipe Harry, aunque se refiere a él por un curioso apodo: 'el abejorro'.
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Los secretarios privados son personas de confianza de los reyes y también sirven de enlaces en sus comunicaciones. Se podría decir que 'revolotean' siempre alrededor de, Isabel II entonces, y ahora Carlos III. El duque de Sussex podría haber elegido un insecto volador más amable para definirle, pero lo cierto es que no demostraba demasiada simpatía por sir Edward mientras ejercía su labor al lado de la Reina. "El Abejorro era un hombre velludo y de cara ovalada que solía pasearse con porte tranquilo y majestuoso, como si el resto de la humanidad le debiera pleitesía. Mostraba tanto aplomo que nadie le temía. Gran error", así le describe en su libro En la sombra.
A Harry no le gusta cómo, tanto sir Edward Young como el resto de secretarios privados, utilizaban su influencia para conseguir determinados objetivos. Carlos III, por su parte, le ha agradecido con este nombramiento excepcional las casi dos décadas de servicio a Isabel II, además de los meses que continuó trabajando junto al hombre de confianza del Rey, Sir Clive Alderton, para facilitar la transición hasta la coronación. No es en absoluto frecuente que un monarca otorgue la condición de permanente a un secretario privado ya que implica la potestad para representarle en determinados actos.
Sir Edward Young, de 57 años, comenzó a trabajar como secretario privado adjunto de la Reina en 2004 después de una carrera en la empresa privada y en la política. Estuvo a su lado hasta su fallecimiento el pasado 8 de septiembre y tuvo un papel destacado en el funeral, donde formó parte de la procesión que caminó tras el féretro hasta la capilla de San Jorge en Windsor. Después, volcó sus conocimientos en la nueva etapa que se abría con Carlos III en el Trono. Su ayuda a Sir Clive Alderton fue clave para llevar a cabo el cambio con normalidad y su labor ha sido premiada con este nombramiento, un honor que comparte con el marqués de Cholmondeley.