El optimismo y la vitalidad de Sarah Ferguson (63) han vuelto a relucir de nuevo cuando ha contado cómo se está recuperando de la mastectomía a la que se sometió en junio tras serle diagnosticado un cáncer de mama en primavera. La duquesa de York afronta este golpe en positivo y hasta ha tirado de su particular humor para relatar estos meses de convalecencia.
En el último episodio de su podcast Tea Talks ha contado que aún no se siente lo suficientemente bien como para poder viajar y cree que necesitará otro mes antes de aventurarse a moverse más allá de Windsor, donde reside en el Royal Lodge, la mansión que comparte con su exmarido el príncipe Andrés.
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También ha revelado que ha llamado a su seno reconstruido Derek “y es muy importante porque me salvó la vida”. El nombre elegido dice que no se debe a nada: “No sé, simplemente me hizo reír saber que ahora tengo un amigo que está conmigo todo el tiempo y que me protege con su escudo”. También aseguró que a su otro pecho lo llama Eric. “El pobre Eric de la derecha se siente bastante triste porque no es tan alegre como Derek de la izquierda, pero equilibraré a Eric, no te preocupes”.
Durante la charla, Sarah Ferguson también dijo que estaba “orgullosa” del equipo de médicos y cirujanos que la atendieron. “¡Tengo ruedas nuevas y un motor nuevo y pronto llevaré el coche a correr un poco!”, aseguró.
A principios de mayo, la madre de las princesas Beatriz y Eugenia acudió a Londres a hacerse una mamografía. El técnico que se la realizó le explicó que se podía ver una sombra en el seno. En la mayoría de los casos, las pacientes detectan un bulto, por eso las manchas en el tejido pueden pasar desapercibidas porque es una propagación más amplia de células cancerosas. A Sarah se le tomó una biopsia lo que confirmó el diagnóstico de cáncer de mama.
Dado el tamaño de la zona afectada se le aconsejó que se hiciera una mastectomía que erradicaría esas células malignas en el seno, algo que la dejó devastada, según informa el Daily Mail. Finalmente Christina Choy fue la cirujana que realizó la intervención y el cirujano plástico que también la atendió fue Stuart James, uno de los mejores en reconstrucciones mamarias. El procedimiento consistió en hacer una incisión en el abdomen y extraer grasa del estómago para formar una nueva mama. La operación duró en total ocho horas.