Carlos III se encuentra ya en Escocia donde este miércoles recibirá los Honores, es decir, donde se le mostrarán las Joyas de la Corona más antiguas de Reino Unido y acudirá junto con la reina Camilla a un servicio de acción de gracias que celebre su coronación. En este pequeño tour, el monarca ha visitado uno de los barcos más significativos de la Familia Real británica, el yate Britannia, que desde 1997 es un museo que puede visitarse en Leith. Se da la circunstancia que en este popular Palacio flotante, Carlos de Inglaterra y Diana de Gales pasaron su luna de miel en 1981.
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Hace 25 años que el yate real llegó a Edimburgo y por eso Carlos ha querido visitar el que un día fue su hogar sobre el mar dentro de la conocida semana de Holyrood, en la que el Rey permanecerá por tierras escocesas para acudir a varios eventos tradicionales. A bordo del barco, el Rey charló con antiguos marineros de la tripulación del Britannia y revivió tradiciones navales como la de beber un trago de ron.
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El soberano fue recibido por el director ejecutivo de The Royal Yacht Britannia Trust, Bob Downie, el contraalmirante Neil Rankin, presidente del Trust, y el presidente a la Asociación de Navegantes Reales, Anthony Morrow. También se reunió con otros miembros del personal antes de una recepción con el equipo de dirección en las salas del yate.
Este barco, inmortalizado en series como en la última temporada de The Crown fue todo un símbolo de la monarquía británica y una de las posesiones más preciadas de la difunta Isabel II. Durante 43 años estuvo en funcionamiento y son varios miembros de los Windsor los que lo usaron para sus lunas de miel. Tras su boda, en 1981, los padres de los príncipes Guillermo y Harry disfrutaron de un crucero de once días a bordo del yate real Britannia. En su travesía visitaron el Peñón de Gibraltar, Argelia, Túnez, Sicilia, las islas griegas y Egipto. La princesa Ana y su primer marido, el capitán Mark Phillips, y el príncipe Andrés y Sarah Ferguson, también pasaron sus primeros días de casados disfrutando de un viaje de novios en este Palacio flotante.
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Este barco ha recibido a bordo a personalidades tan importantes como varios presidentes de Estados Unidos como Eisenhower, Gerald Ford, el matrimonio Reagan o Bill Clinton y a miembros de la realeza como Margarita de Dinamarca, el sultán Qabus de Omán, los reyes de Toga, el rey Olav de Noruega o Carlos Gustavo y Silvia de Suecia.
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El proyecto del Britannia comenzó en 1938 cuando el Almirantazgo decidió reemplazar el antiguo HMY Victoria and Albert III, que fue desguazado después de medio siglo de servicio. Tras la Segunda Guerra Mundial y cuando la economía británica se había recuperado del conflicto el proyecto de construcción de la nave se retomó en 1951. Finalmente se construyó un súper buque que tenía capacidad para hacer travesías transoceánicas en todo tipo de climas y latitudes al que no le faltaba ningún detalle pues tenía comedor de gala, siempre preparado para acoger veladas al más alto nivel. El 11 de diciembre de 1997 fue retirado del servicio tras recorrer más de un millón de millas náuticas. En sus 43 años de actividad, el Britannia visitó 135 países.