El fin de fiesta perfecto a la ceremonia de la coronación de Carlos III llegó con música. El macroconcierto que reunió en Windsor a miles de personas y a la Familia Real puso a bailar no solo a los británicos sino a los anfitriones. Incluso el rey Carlos no dejó de moverse al ritmo de Take That que “coronó” el recital con sus temas más populares. George, de 9 años, y Charlotte, de 8, hijos de los príncipes de Gales se lo pasaron en grande, agitando los banderines, dando palmas junto a su madre y comentando los detalles que veían en el escenario. Aunque sin duda los niños fueron los más espontáneos de la fiesta (faltaba sin embargo el siempre “travieso” Louis),su padre demostró de dónde han sacado ese carácter tan divertido.
Con el banderín en la mano, el príncipe Guillermo decidió “chinchar” un poco a los niños. Demostrando que también él sabe cómo hacer travesuras, agitó el complemento frente a la cara de George, golpeándole suavemente con él en la nariz. El rostro del pequeño después, arrugando la cara, demuestra sin embargo que se lo tomó con buen humor. Entre risas, Guillermo siguió con la ocurrencia dirigiéndose entonces a su hija Charlotte, a la que la broma no le hizo tanta gracia. Arqueando la espalda se alejó todo lo que pudo de la banderita que se acercaba, ante las risas de su padre y su hermano. Todo un padrazo muy pendiente de los pequeños que han tenido un papel destacado en los actos de la coronación de su abuelo (George fue uno de los pajes mientras que Charlotte estuvo en su sitio junto a sus padres durante la ceremonia).
La hija de los príncipes de Gales tiene en su hermano George a uno de sus mejores cómplices, como se pudo comprobar durante el show. Charlaron, bailaron y se sorprendieron cuando su padre el príncipe Guillermo subió al escenario para pronunciar un sentido discurso. Sus palabras de orgullo hacia su padre fueron muy emotivas pues además incluyeron un recuerdo muy especial a su abuela Isabel II. “Sé que ella está arriba vigilándonos con cariño y sería una madre muy orgullosa” comentó. Se pudo ver entonces al rey Carlos emocionado.
El Castillo de Windsor se vistió de largo para acoger el gran concierto multitudinario, con unos 20.000 espectadores, con el que se pone fin a un fin de semana histórico. La ceremonia de coronación de Carlos III ha reunido a líderes mundiales y representantes de la realeza en una cumbre sin precedentes en una coronación de un monarca británico (es la primera vez que se invita a representantes de otras monarquías). Tras la ceremonia, en la que los príncipes Harry y Andrés tuvieron un papel secundario (de hechoHarry regresó a Estados Unidos una vez finalizada), se celebró un almuerzo familiar privado. El domingo por la mañana el llamado Big Lunch, reuniones populares en la calle, abarrotaron los rincones del Reino Unido. En la que se organizó en Windsor se pudo ver a los príncipes de Gales conversando con la gente, mientras que la princesa Ana, los duques de Edimburgo, Beatriz y Eugenia de York salieron también a la calle para unirse a estas iniciativas.
Hoy lunes 8 de mayo es un día también festivo en el Reino Unido, una jornada en la que los reyes animan a entregarse a la comunidad y poner un granito de arena en alguna iniciativa benéfica.