La reina Camilla lució imponente este sábado en su coronación con un vestido de corte recto y cola larga confeccionado por el modista británico Bruce Olfield, el diseñador de confianza de la fallecida Diana de Gales. Un look de alta costura en seda de color blanco marfil decorado con delicados bordados plateados y dorados con los que la esposa de Carlos III quiso hacer varios homenajes a su familia y a sus mascotas.
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Además de los numerosos estampados florales, una forma de homenajear al monarca británico que es un apasionado de la botánica y la naturaleza, en el bajo de la falda se podían ver los nombres de sus dos hijos, Tom Parker Bowles y Laura Lopes, así como de sus nietos, Freddy, Louis y Gus -que ejercieron de pajes- y nietas (Lola y Eliza), quienes estuvieron sentadas en la primera fila de la Abadía de Westminster junto a sus padres. Un gesto más de la importancia que su familia tiene para ella a pesar de que hasta ahora no habían tenido protagonismo.
No solo eso, Camilla también quiso que en hilo dorado estuvieran representadoas sus queridas mascotas, Bluebell y Beth, dos perros de la raza Jack Ruseel que Camilla y el soberano adoptaron en el año 2017 a través de la protectora Battersea Dogs & Cats Home, una asociación animalista de la que la Reina es madrina.
"Los rescatamos después de que fueran trasladados de un lugar a otro y abandonados. Son muy dulces, pero un poco neuróticos digamos", explicaba la reina Camilla en una entrevista con la emisora radiofónica BBC Radio 5 Live. De lo que no cabe duda es que estos inquietos animales son uno más en la familia, protagonizando fotografías oficiales y también divertidos momentos, como cuando en diciembre de 2020 destaparon una placa de un refugio con los dientes.
Estos dos simpáticos perritos no son los únicos que han robado el corazón de los Windsor. Cabe recordar que Isabel II era una amante de los perros y llegó a ser dueña de 30 corgis, la mayor parte de ellos descendientes de Susan, su primera mascota. Muick y Sandy fueron los dos ejemplares que le sobrevivieron y han sido acogidos por Sarah Ferguson. Este amor por los animales lo ha heredado Carlos III que durante la década de los 90 y principios de los 2000 disfrutó de la compañía de Pooh, que desapareció en un bosque, y Tigga, que vivió hasta los 18 años y que fue enterrado en los terrenos de Highgrove.
Sarah Ferguson muestra por primera vez a los corgis de Isabel II desde su último adiós
De la misma manera, Orla, un bello cokier espniel inglés de pelo negro, alegra el hogar de los príncipes de Gales, e, incluso, posó junto a la princesa Charlotte en el retrato por su octavo cumpleaños. El príncipe Harry y Meghan Markle, por su parte, adoptaron en Los Ángeles a Mamma Mía, una perrita anciana abandonada que hace las delicias de los pequeños Archie y Lilibeth Diana
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