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Carlos III construyó su propio imperio mucho antes de heredar el de su madre, Isabel II, que le dejó un trono, pero también un colosal patrimonio. Cuando era muy joven, el príncipe de Gales no tenía nada propio, excepto su Aston Martin, y tras el divorcio de la princesa Diana, en 1996, que le costó muchos millones de libras, tuvo que reconstruir sus finanzas, pero, hoy, es un Rey muy rico, aunque acercarse al valor real de su fortuna no es tarea fácil.
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Una foto de Reyes: Carlos III y Camilla eligen Buckingham para su última foto antes de la coronación
Cuando era muy joven, solo tenía un Aston Martin, y tras el millonario divorcio de la princesa Diana, en 1996, tuvo que reconstruir sus finanzas, pero ahora es un Rey muy rico
La mayor parte de su patrimonio procede de Isabel II, aunque también hay que sumar la herencia que le dejó su abuela la Reina madre y la de su padre, el duque de Edimburgo, cuyo testamento estará protegido hasta que se cumplan 90 años de su muerte. Sin olvidar el éxito de su gestión con las propiedades privadas y que es un Rey ahorrador, que apaga luces y aprovecha al máximo su ropa, llevando prendas muy usadas y a veces rotas. Sirve de ejemplo el calcetín agujereado que asomó en un acto en el que tuvo que descalzarse.
El rotativo The Sunday Times, que elabora la lista de los más ricos del Reino Unido desde 1989, estimó recientemente la fortuna privada de Carlos III en 680 millones de euros, cantidad que The Guardian multiplicó por tres el pasado 20 de abril, afirmando, después de la investigación que realizaron doce expertos, que supera los 2.000 millones de euros. La enorme diferencia en los resultados vendría determinada por la valoración de otros activos importantes no contemplados por The Sunday Times.
Su asignación: 98 millones
La mayor parte de todo ese inmenso patrimonio, que incluye el castillo de Windsor, Buckingham, Kensington y hasta la Torre de Londres, pertenece al Estado. Y es la agencia estatal (Crown State) la encargada de cuidar, mantener y gestionar los gastos y los ingresos que generan las propiedades de la Corona. Y hablamos, según su informe anual 2021-2022, de un valor de sus activos netos que superó los 18.000 millones de euros y de unos beneficios de 350 millones de euros.
Es de estos ingresos de donde proviene la subvención soberana, el dinero que recibe anualmente el monarca de las arcas públicas del Estado para financiar la agenda oficial y mantener los palacios reales que están ocupados. En 2022, la asignación alcanzó los 98 millones de euros, pero esta cantidad se reducirá próximamente, cuando se terminen las obras de remodelación del palacio de Buckingham.
Cornualles, en manos de Guillermo
Su gran mérito es haber gestionado su patrimonio de manera extraordinaria, especialmente el ducado de Cornualles. Bajo su marca, Duchy Originals, vende de todo: herramientas de jardín, alimentos, leche y hasta perfume
El príncipe Carlos empezó a recibir dinero del ducado de Cornualles en 1953, tras ser coronada Isabel II, y a gestionarlo cuando cumplió los 21 años. El ducado tiene una superficie de 57.091 hectáreas que se extiende por 25 condados y fue creado por Eduardo III, en 1337, para su hijo, el Príncipe Negro. Por cédula real se estipuló que el heredero al trono sería el duque de Cornualles y que irían destinados a su persona los ingresos para cubrir sus gastos. Y, cinco décadas después de haberlo recibido, puede decirse que su gran mérito es haber hecho fructificar su patrimonio de manera extraordinaria. Tiene suerte el príncipe Guillermo. Gracias a su brillante dirección, en los últimos diez años ha multiplicado en un 46 por ciento sus ingresos, alcanzando en 2022 una cifra cercana a los 25 millones de euros.
Como príncipe de Gales, Carlos dispuso durante décadas de esos ingresos para sus gastos; las asignaciones de sus hijos, Guillermo y Harry —les daba algo más de dos millones de euros al año libres de impuestos—, y para obras benéficas. Ahora, el duque de Sussex no tiene ningún ‘sueldo’ y Guillermo tampoco recibe cantidad alguna porque, como heredero, ha tomado el control de este ducado, valorado en más de mil millones de libras esterlinas.
La propiedad de Cornualles incluye la casa de campo de Highgrove, que Carlos III adquirió en 1980, con 140 hectáreas de tierra circundante. Como defensor del medio ambiente, lanzó en este reducto su línea de productos orgánicos bajo la marca Duchy Originals, en 1990. En la actualidad, en su página web, además de sus exitosas galletas, se puede encontrar una amplia oferta de jardinería, chocolates, mermeladas, carne, pescado, huevos, lácteos, objetos de regalo y hasta ginebra botánica y un perfume.
Lancaster
Carlos III ha perdido Cornualles, después de 70 años, pero ha ganado Lancaster, el ducado de Su Majestad del que procede la aportación más importante y cuyo holding empresarial ha sido valorado por Forbes en 746 millones de euros que aportan al monarca unos ingresos anuales cercanos a los 30 millones de euros netos. Lo que se conoce como privy purse (”monedero privado”), del que tiene que pagar a los otros miembros de la realeza que trabajan por la Corona.
Sus propiedades se distribuyen en fincas agrícolas —18.228 hectáreas de tierra en Inglaterra y Gales—, ocho castillos, explotaciones procedentes de una mina y de canteras y propiedades inmobiliarias. Algunas de ellas en el centro de Londres, siendo la más llamativa y rentable la parcela ocupada por el hotel Savoy. El ducado se remonta al año 1265, al reinado de Enrique III, quedando estipulado en el siglo XIV que debía mantenerse por separado de todas las posesiones de la Corona.
Balmoral y Sandringham
Las otras dos grandes propiedades heredadas por Carlos III son Balmoral (Escocia), donde murió la Reina el pasado septiembre, y Sandringham, en Norfolk. La primera, valorada en 90 millones de euros, según The Guardian, fue adquirida en 1852 por el príncipe Alberto para la Reina Victoria. Está rodeada por 20.000 hectáreas de bosques, lagos y montañas e incluye 150 edificios. Entre ellos, Birkhall, la casa del siglo XVIII donde se refugiaron los ahora Reyes durante más de 20 años.
La segunda, Sandringham, pertenece a la familia desde hace más de 160 años y su valor asciende a 280 millones de euros. Es una propiedad de 8.000 hectáreas —6.400 de tierras de cultivo— y 300 edificaciones, destacando la mansión principal, en la que la Familia Real pasa la Navidad. La finca obtiene sus ingresos a través de los productos de sus huertas y con las visitas guiadas a turistas.
Pero no son estas sus únicas propiedades. A través de la Fundación Príncipe de Gales, que creó en 1986, adquirió Dumfries House por 45 millones de libras, en 2007, y el castillo de Mey, que era de su abuela. Además, fuera del Reino Unido, también tiene dos casas en Transilvania, Rumanía.
La más valiosa de todas es Dumfries House, con 810 hectáreas, en la zona rural de Ayrshire, suroeste de Escocia. Es una mansión del siglo XVIII gestionada por la fundación. Está abierta a los visitantes y se utiliza también para la formación de jóvenes en habilidades y oficios tradicionales. Le sigue el castillo de Mey con sus doce hectáreas de jardines y parques, en la costa noreste de Escocia. La Reina madre lo adquirió en 1952, en estado de abandono, lo convirtió en su refugio y, en la actualidad, está valorado en 15 millones de euros. Gestionado por su fundación, funciona como un bed & breakfast, al igual que sus propiedades de Rumanía, que no superan los tres millones de euros.
Además de ese enorme conglomerado de fincas, palacios, edificios y explotaciones comerciales y cientos de obras de arte, Carlos III heredó una gran cartera de inversiones privada, cuyo valor se estima en más de 100 millones de euros. Y a esto hay que sumar los 70 caballos pura sangre de carreras (30 millones de euros); los coches (más de siete millones); la colección de sellos más importante del mundo, valorada en más de 100 millones de euros, y las legendarias joyas. Algunas de ellas las volveremos a ver el día 6 de mayo en la abadía de Westminster e incluso en Buckingham, donde tendrá lugar la segunda cita más importante.
Legendarias joyas
Es un Rey ahorrador, que apaga las luces y aprovecha al máximo su ropa llevando prendas antiguas y a veces rotas
No hay cofre más lleno que el de Carlos III. El Rey custodia las piezas más fabulosas de la Tierra, con miles de piedras preciosas. Es la suma de la herencia de la Familia Real británica a través de los siglos y de la historia. Por un lado, las joyas de la Corona, valoradas por expertos entre los 3.400 y 5.700 millones de euros.Y por otro, la colección personal de Isabel II, repleta de diamantes, esmeraldas, rubíes, amatistas, aguamarinas y collares de perlas, que, según las estimaciones, tienen un valor de al menos 600 millones de euros. Decenas de piezas, entre las que destacan el Koh-i-noor; la tiara Vladimir, valorada en más de 30 millones de euros; el collar de diamantes Nizam de Hyderabad, con más de 300 diamantes, que valdría casi 80 millones; el broche Williamson, y los diamantes Cullinan III, IV y V, que Isabel II usaba como broches y la Reina Camilla ha pedido que se añadan a la corona con la que será ungida.
La fórmula
Solo puede haber 2.200 invitados en Westminster, pero los Reyes han encontrado la fórmula para seguir sumando ‘listas’ a las celebraciones, abriendo salones y puertas a los jardines de Buckingham y colocando tribunas, organizando procesiones, un concierto en Windsor, almuerzos por todo el reino y una recepción de vísperas en el salón de baile de palacio.
Acompañados por los príncipes de Gales, Carlos III y Camilla recibirán horas antes de su coronación a más de mil personas: miembros de las Familias Reales del mundo entero, jefes de Estado, primeros ministros, representantes de la Commonwealth, embajadores, dignatarios… La mayoría de ellos no estarán en la abadía al día siguiente y el monarca se ha asegurado de que nadie se sienta excluido.
Exámenes finales
Amalia de los Países Bajos y Elisabeth de los belgas se reencontrarán en el salón de baile de Buckingham, pero la princesa Leonor se perderá esta cita real única
Además de Westminster, Buckingham, símbolo de la Monarquía británica, será el otro escenario importante. El viernes 5 de mayo acogerá un acontecimiento histórico al que asistirán los Reyes de España, pero no la princesa Leonor. La heredera, que cumplirá 18 años el 31 de octubre, está de exámenes finales en Gales. Sí acudirán otras dos herederas, Amalia, de 19 años, y la princesa Elisabeth, de 21. Será su primera visita a Buckingham y la segunda vez que coincidan en una gran cita internacional. El pasado verano, debutaron a la vez con sus tiaras en el 18 cumpleaños de Ingrid de Noruega. Otro encuentro real único en el que ya se echó mucho de menos a la princesa de Asturias.
Las cifras de la coronación
Gran Bretaña vivirá un día histórico y único este fin de semana, pero también caro para los británicos. Según el comité Operation Golden Orb, responsable de la planificación, los gastos estimados del evento serán aproximadamente de 110 millones de euros, que pagará el Gobierno británico. El golpe de esta cantidad quedó muy suavizado cuando el Departamento de Digitalización, Cultura, Medios y Deportes (DCMS) del Gobierno estimó que la coronación podría impulsar la economía británica en hasta mil millones de euros. Este beneficio se conseguiría con el aumento del turismo, los derechos de televisión en todo el mundo y la compra de recuerdos, que van desde la vajilla oficial hasta las cajas de cereales.
La coronación del Rey contará con unos 2.200 testigos directos, pero con una cifra de seguidores desorbitante. Al menos, y a falta de los estudios poscoronación, lo que se espera es que se acerque bastante a las cifras de la boda de Guillermo y Kate: 2.000 millones.
Asimismo, para el día 6 de mayo se ha preparado el despliegue ceremonial más grande de las Fuerzas Armadas británicas en siete décadas. Un tributo espectacular a su Rey y comandante en jefe. Más de 6.000 militares británicos participarán en su gran día. Y cuando salgan a saludar en Buckingham, 68 aviones realizarán un sobrevuelo de seis minutos sobre el cielo de Londres.
Cuando el Rey sea coronado, también se espera que suenen las campanas de las 38.000 iglesias que tiene el Reino Unido. La iniciativa se llama Ring for the King (”toque para el Rey”). Para anunciar el momento en el que se corone a Carlos III se dispararán también salvas de honor en todos los rincones de la Unión, desde los buques de guerra británicos a las bases del Ejército.