25th anniversary of the national osteoporosis society reception© GettyImages

Mark Bolland, el hombre al que Camilla le debe haber llegado al trono

Conocido como ‘la víbora negra’, diseñó la estrategia para reparar la imagen del entonces Príncipe de Gales y de su actual esposa


30 de abril de 2023 - 14:01 CEST

Camilla conoció a Carlos III hace 50 años y el próximo 6 de mayo será coronada junto a él en una ceremonia milenaria. Ese día marcará un antes y un después no sólo en la Historia del Reino Unido, también en la historia de amor sin precedentes de la pareja real. Después de librar mil batallas, atravesar divorcios, escándalos, humillaciones... la que un día fuera la mujer más odiada de Inglaterra habrá llegado a la cima de la Familia Real británica.

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En la ardua tarea de ganarse el cariño y el respeto de los ingleses fue fundamental la actuación de  Mark Bolland , el hombre al que Camilla le debe haber llegado al trono. Bolland se encargó de diseñar la estrategia para reparar la reputación primero de Carlos, y después de Camila, en un plan que se denominó Operación PB (PB por Parker Bowles, el apellido de casada de Camila).

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Considerado un genio de las relaciones públicas, Mark Bolland fue contratado en 1996 para mejorar la imagen del príncipe de Gales en sus horas más bajas, sabiendo que para conseguirlo también se tendría que ocupar de Camilla

Nacido en Canadá en 1966, Bolland es hijo de emigrantes ingleses que pronto regresaron a Gran Bretaña, donde fue a la escuela pública. Se licenció en Química y tras trabajar en varios puestos directivos de relaciones públicas, acabó siendo el presidente de la Press Complaints Comission, el órgano regulador de los medios de comunicación en aquella época. Considerado un genio de las relaciones públicas, Mark Bolland fue contratado en 1996 para mejorar la imagen del príncipe de Gales en sus horas más bajas, sabiendo que para conseguirlo también se tendría que ocupar de Camilla. Su misión era hacer que Parker Bowles fuera “presentable” ante el pueblo británico y que Carlos fuera aceptado públicamente.

En palacio lo conocían como “la víbora negra” por el enorme poder que tenía y la influencia que ejercía sobre Carlos de Inglaterra. Era la sombra negra que se alargaba tras el príncipe de Gales. Este apodo, sacado de la serie de la BBC que narra la historia del hombre al servicio del rey de Inglaterra, se lo pusieron precisamente los hijos de Carlos, William y Harry.

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Camilla y Mark Bolland , que dejó de trabajar para el príncipe de Gales en 2003, conversan durante una recepción en el palacio de St. James

La operación rehabilitación de imagen comenzó en 1999, dos años después de la muerte de Diana. Para entonces, los asesores personales del príncipe ya habían diseñado una campaña al detalle. Al lado de Bolland, Sir Michael Peat, secretario privado de Carlos, quien había recibido el encargo de ‘alinear los planetas’: la Reina, Downing Street, la Iglesia y los británicos. Todos tenían que aprobar su gran historia de amor.

Bolland manejó los hilos y encontró la manera de que los medios dejaran de ser tan hostiles con Camilla, la peor parada siempre, filtrando noticias que les ayudaran a ganar el corazón de los ciudadanos. Seguramente, lo más importante. Si conseguían la aceptación del reino, ya no sería tan difícil convencer a la Iglesia, a Palacio y al Gobierno.

La gran puesta en escena tuvo lugar ese mismo año (1999), cuando se publicó la primera foto de ambos, a la salida de la fiesta del 50 cumpleaños de la hermana de Camilla, Annabel Elliot, en el hotel Ritz de Londres. Eran las ‘imágenes oficiales’ de la pareja. Camilla no solo no se escondía, sino que llevaba el collar que otro príncipe de Gales, Eduardo VII, había regalado a su bisabuela Alice Kempel. En el transcurso del año 2000, la ahora Reina empezó a acercarse al foco de puntillas. Primero, con salidas esporádicas; después, buscando cualquier excusa: una causa benéfica, un estreno, un aniversario. A ojos del mundo, era ya la consorte oficial del futuro Rey de Inglaterra, aunque seguía sin convencer a los británicos.

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Paralelamente, Camilla comenzó a visitar los talleres de los grandes diseñadores y a cambiar las botas de agua y el Barbour por los tacones y los vestidos largos. Y llegaron, entonces, el casto beso que intercambiaron ante la Reina de Jordania; el gesto del príncipe Carlos apoyando su cabeza sobre su hombro, mientras miraban un cartel de la obra de Shakespeare El sueño de una noche de verano… y la primera invitación a Camilla y a sus hijos.

En el 2001, las salidas con el príncipe Carlos se intensifican y empieza a aparecer junto a ellos el príncipe Guillermo. Y en 2002, con motivo de su Jubileo de Oro, en un gesto sin precedentes, la Reina la invitó a un concierto de música clásica en Buckingham. Sería la primera aparición pública junto a la Familia Real inglesa.

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Hubo un antes y un después de aquel encuentro. A partir de aquel momento los medios dejaron de referirse a ella como la “amante” del príncipe y pasaron a denominarla su “pareja” o su “compañera”. Lo que era imposible empezó a cobrar forma: el príncipe de Gales y Camilla ya  se dirigían al altar . Bolland lo había conseguido. Y, un año después (2003), seguía su camino dejando a los hoy Reyes con una deuda de gratitud hacia él.