Custodiadas por el monarca en nombre de la nación, las Joyas de la Corona se guardan normalmente en la Torre de Londres, donde son protegidos por los beefeaters -los guardianes ceremoniales de esta torre histórica situada en la ribera norte del río Támesis- y exhibidos para que británicos y turistas puedan contemplarlas. Coronas, espadas, anillos, cetros, orbes, brazaletes, espuelas, cucharas, ampollas... son objetos sagrados que tienen siglos de antigüedad y un valor incalculable ya que han desempeñado un papel central en los servicios de coronación de los soberanos británicos. Estas regalías -que simbolizan el poder soberano- han tomado protagonismo este 6 de mayo en la Abadía de Westminster, ya que todas han sido utilizadas e algún momento de la coronación de Carlos III y Camilla, como nuevos reyes del Reino Unido.
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Dos coronas para Carlos III
Siguiendo la tradición, Carlos III ha llevado dos coronas a lo largo del día, aunque su madre, Isabel II, en el histórico 2 de junio de 1953 en el que fue coronada llevó hasta tres, ya que salió del Palacio de Buckingham en dirección a la Abadía de Westminster con la Diadema de Diamantes que encargó Jorge IV para su coronación y la soberana usaba para las Aperturas del Parlamento. Carlos III ha usado la histórica Corona de San Eduardo, que pesa 2,07 kilos y es la pieza central de la coronación de los soberanos británicos durante más de 350 años, durante la fase clave del servicio religioso, y en torno al final de la ceremonia, el soberano se ha ceñido la Corona del Estado Imperial.
La corona de San Eduardo: la más espectacular
Oro, plata, platino, esmalte, turmalinas, topacios, rubíes, amatistas, zafiros, granates, peridotos, circonitas, espinelas, aguamarinas, terciopelo y armiño. La Corona de San Eduardo es una pieza impresionante que tiene enormes piedras preciosas montadas sobre oro macizo, por eso es excepcionalmente pesada, algo más de dos kilos, y no permanece en la cabeza del monarca más de un minuto ya que está reservada exclusivamente al momento de la coronación que solo es una fase de las seis que componen el servicio religioso. Esta corona se encargó para la coronación de Carlos II el 23 de abril de 1661 al joyero de la corona, Robert Vyner.
La corona del Estado Imperial: la elegida para el balcón del Palacio de Buckingham
La Corona Imperial del Estado, o Corona de Estado, es la que el monarca intercambia por la Corona de San Eduardo al final de la ceremonia de coronación y su nombre se remonta al siglo XV, cuando los monarcas ingleses eligieron este diseño para sus coronas, cerradas por arcos, para demostrar que Inglaterra no estaba sujeta a ningún otro poder terrenal. Esta se hizo para la coronación del rey Jorge VI en 1937, pero se basa estrechamente en una corona diseñada para la reina Victoria en 1838 por los joyeros de la corona de la época, Rundell, Bridge & Rundell. La corona está montada con varias piedras históricas (alguna de ellas polémicas debido a su procedencia o reclamadas por otros países que en su día fueron parte del Imperio Británico) a las que se adjuntan varias leyendas, en total lleva 2868 diamantes en monturas de plata, en su mayoría tallas de mesa, rosa y brillante, y piedras de colores en monturas de oro, incluidos 17 zafiros, 11 esmeraldas y 269 perlas. La Corona del Estado Imperial también se usa en la Apertura Anual del Parlamento británico y será la que lleve Carlos III cuando se asome por primera vez como soberano de balcón del Palacio de Buckingham.
Una corona para la reina Camilla: la de la bisabuela de Carlos III
Camilla, reina consorte, se ha coronado en una ceremonia más breve y sencilla al terminar la de Carlos III, también ha llevado una corona, de 600 gramos de peso, que ha sido elegida cuidadosamente, ya que la pieza que usó su predecesora, la Reina Madre, no era una opción al estar rodeada de polémica al contener el diamante Koh-i-Noor, reclamado por varios países. Finalmente la Casa Real británica buscó una solución que no abriera controversia: la corona de que lució la reina María de Teck, bisabuela de su marido, en 1911 cuando Jorge V fue coronado y a la que se han añadido algunos diamantes de Isabel II, los diamantes Cullinan III, IV y V que formaban parte del joyero personal de la recordada soberana y que usó casi siempre en forma de broches. Por primera vez en la historia reciente, Camilla ha reutilizado una corona en vez de encargar una nueva, un gesto vinculado a la sostenibilidad y eficiencia que quiere Carlos III para su reinado.
La cuchara y la ampolla: protagonistas del momento más sagrado de la coronación
La ampolla es una vasija de oro fundido con forma de águila con las alas desplegadas. La cabeza del águila se desenrosca, ya que su finalidad es que contenga el aceite con el que se unge al soberano durante la parte más sagrada de la coronación. La forma del águila está basada en una leyenda del siglo XIV y fue creada para la coronación de Carlos II en 1661 por el joyero de la corona, Robert Viner. Tradicionalmente, el aceite se vierte del pico del águila a la Cuchara de Unción una pieza del siglo XII. Este momento, el de la unción, además de ser el más sagrado de la coronación, es el menos visible ya que realiza bajo palio, es decir, el soberano ha estado cubierto con un dosel para la unción.
El Orbe del Soberano
Esta es una representación del poder del monarca, simboliza el mundo cristiano con una cruz colocada sobre un globo terráqueo, que está dividido en tres secciones con bandas de joyas, para cada uno de los tres continentes conocidos en el período medieval. El orbe pesa 1,32 kg y está montado con esmeraldas, rubíes y zafiros rodeados de diamantes y perlas. Durante el servicio de coronación, se coloca en el altar mayor y después en la mano derecha del monarca. Hay que recordar que el orbe también estuvo presente en el funeral de Estado de Isabel II, colocado sobre su féretro junto a la Corona Imperial del Estado, el cetro y el estandarte real.
Dos cetros para el soberano
En la coronación el soberano utilizarán dos cetros con dos signifcados distintos: un con una cruz y otro con una paloma. El Cetro con la Cruz representa el poder temporal del rey y se compone de una barra de oro, coronada por una estructura esmaltada en forma de corazón que sostiene el diamante Cullinan I; este cetro fue creado para el rey Carlos II, y el Cullinan I se añadió en 1901. El Cetro con la Paloma, llamada también Vara de la Equidad y la Misericordia, representa el papel espiritual del soberano y tiene una paloma esmaltada con las alas extendidas representando el Espíritu Santo. Ambas fueron creadas por el joyero de la corona, Robert Vyner, en 1661 para la coronación de Carlos II.
La Espada de la Justicia Temporal
Esta espada, conocida como la Espada de la Justicia Temporal, es una de las tres espadas que se llevan desenvainadas, apuntando hacia arriba, en la procesión de coronación. Esta espada va acompañada de la Espada de la Justicia Espiritual y la Espada de la Misericordia (de punta roma). La práctica de llevar tres espadas, que representan virtudes reales, se remonta a la coronación de Ricardo I de Inglaterra, conocido como Ricardo Corazón de León, fue rey de Inglaterra entre 1189 y 1199. Las tres espadas se hicieron para la coronación de Carlos I en 1626 y luego se colocaron con las insignias en la Abadía de Westminster. Junto con la cuchara de coronación, estas tres espadas son las únicas piezas que sobrevivieron intactas a la Revolución inglesa (que abarca desde 1642 hasta 1688).
Anillos: símbolo de la dignidad real
Durante la ceremonia, después de la unción con el aceite sagrado y antes del propio acto de coronar a Carlos III, el arzobispo de Canterbury ha colocado el anillo en el dedo anular del soberano, compuesto por un zafiro octogonal de talla mixta en un engaste de oro recubierto con cuatro rubíes de talla rectangular y uno de talla cuadrada, ensamblados en una tira de oro para formar una cruz, con un borde de catorce diamantes en forma de cojín y un diamante en cada hombro, con un aro de oro. Hasta el siglo XX se hacía un anillo nuevo para cada soberano, sin embargo, Carlos III ha llevado el que se hizo para la coronación de Guillermo IV en 1831, una pieza que legó a su viuda, la reina Adelaida, quien a su vez se lo legó a la reina Victoria, junto con el anillo de la consorte. La reina Victoria dejó ambos, y su propio anillo de coronación, a la Corona británica en 1901, y los tres fueron depositados en la Torre de Londres, con las otras Joyas de la Corona, por Jorge V en marzo de 1919. Todos los soberanos desde Eduardo VII en adelante han usado anillo de Guillermo IV en sus coronaciones.
Espuelas en oro y terciopelo para un caballero
Las espuelas de oro se incluyeron por primera vez entre los adornos de coronación ingleses en 1189, en la coronación de Ricardo I de Inglaterra (el Corazón de León). Simbolizaban la caballería y su uso en el ritual de coronación se deriva directamente de la ceremonia de creación de un caballero. Al igual que la mayoría de las insignias, las espuelas originales no sobrevivieron a la Revolución inglesa y el Interregno, por lo que se hizo un par nuevo en 1661 para Carlos II. En 1820 se reemplazó la tela, las correas y las hebillas para Jorge IV. Tradicionalmente las espuelas se sujetan a los tobillos de los reyes, o en el caso de las reinas reinantes, se presentaban y luego se colocaban en el altar.
Brazaletes con los emblemas nacionales
La tradición de los brazaletes se cree que está relacionada con el liderazgo militar, aunque, según la propia colección real, también se les ha relacionado con la sinceridad y la sabiduría A Carlos III se le investirá con este par de oro y esmalte, con los emblemas nacionales (rosas, cardos, flores de lis y arpas), que fueron usados en las coronaciones desde la del rey Carlos II en 1661 hasta la del rey Jorge VI en 1937. Su madre, Isabel II, llevó otros en 1953, unos nuevos que le regalaron para su coronación los gobiernos del Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Pakistán, Ceilán (actualmente Sri Lanka) y Rhodesia del Sur (el actual Zimbabue).
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