El recuerdo de la princesa Diana volvió a estar muy presente en la gran puesta de largo de Kate como princesa de Gales. Como dijo el príncipe Guillermo el día en el que anunciaron su compromiso, hace doce años, solo se aseguran de “compartir con ella” las grandes noticias de su vida en común y los momentos históricos de la casa Windsor. Y este, sin duda, lo era.
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Por un lado y junto a su Reina, Carlos III recibía la primera visita de Estado de su reinado. Por otro, los príncipes de Gales daban un enorme paso al frente visibilizando, con un despliegue ceremonial que no veíamos desde 2019, todos los cambios que ha traído a su vida la muerte de Isabel II. Ahora, son los primeros. Están cada vez más cerca del trono y eso implica nuevas funciones. Entre ellas, recibir mandatarios, como acabamos de ver durante la reciente visita del Presidente sudafricano Cyril Ramaphosa.
Podía haber pedido a la Reina consorte una nueva diadema —Camilla tiene ahora, al menos, dieciséis—, pero volvió a elegir la de ‘Los Enamorados’, la favorita de su suegra
Se vistió de Reina
Catherine —así le gusta que le llamen— sabía que los ojos del mundo estarían puestos en ella y confirmó en Buckingham lo preparada que está para el futuro, después de un ascenso constante y cuidadosamente administrado. Lo hizo con determinación y una seguridad aplastante tras años de preparación detrás de escena y, paso a paso, frente a nuestros ojos. Y, también, con un vestido de Reina con el que apareció triunfal en el salón de baile del palacio de Buckingham, donde se celebró la cena.
Si el Rey se aseguró de que el recuerdo de Isabel II estuviera en el centro de su discurso —revelando, incluso, el nombre que había dado Mandela a su madre: “Motlalepula”, que significa “venir con la lluvia”—, Kate hizo lo mismo con la princesa Diana. Con su vestido capa y sus joyas, también trajo de vuelta su recuerdo al mismo escenario donde se había presentado como princesa de Gales hace más de cuarenta años.
La duquesa de Cambridge y de Cornualles eligió un diseño en blanco con mangas capa hasta el suelo y hombros adornados con lentejuelas, perlas y cristales, como una lluvia de flores y estrellas. Lo firma Jenny Packham y cuesta cerca de seis mil euros.
Sobre él, prendida con un broche de diamantes art déco, la banda de dama de la Real Orden Victoriana, que Isabel II le concedió en 2017 y es el mayor título honorífico que puede recibir una mujer en Inglaterra, y la Orden de la Familia Real, con el retrato de Su Majestad, fallecida el pasado septiembre.
Kate se aseguró de rendirle el mayor homenaje en doce años, mientras que el Rey quiso que el recuerdo de Isabel II estuviera presente
Dieciséis tiaras
Desde que llegó a palacio y a lo largo de los años, Kate ha recordado públicamente a la princesa Diana en innumerables ocasiones… En su boda, en los nacimientos y bautizos de sus hijos y también cuando elige estilismos que recuerdan a los que llevó su suegra… Pero quizá nunca hasta ahora de una manera tan determinante. En su debut como princesa de Gales quiso rendir un verdadero homenaje a la princesa de Gales, la madre de su marido, la abuela de sus hijos: George (2013), Charlotte (2015) y Louis (2018). A esa mujer, que “es una gran inspiración para mí y digna de admirar y me hubiera gustado conocer”, como dijo nada más poner un pie en el mundo oficial de los Windsor.
Diana se convirtió en princesa de Gales hace cuatro décadas. “Es una gran inspiración para mí. Me hubiera gustado conocerla”, ha dicho Kate
Camilla, con la que tiene una relación muy estrecha, tiene ahora, al menos, dieciséis tiaras impresionantes y podría haberle pedido una diferente, pero Kate se puso por novena vez la ‘Mary’s Lovers Knot ’. La joya, ya legendaria, que Diana recibió como regalo de bodas, en 1981, llevó por última vez en 1993 y la ahora princesa rescató del cofre de la Reina después de veinte años, con sus 19 perlas lágrima flotando entre las arcadas de diamantes.
Llevaba tres años sin lucir una tiara, pero volvió a elegir la de ‘Los Enamorados’, ligada como ninguna otra a la leyenda del ducado que lleva desde 2011. Es su preferida y la favorita de Diana y ya, para la historia, la diadema con la que llegaron a la cumbre las princesas de Gales.