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Andrew, autor del libro Diana: Her True Story (1992) y asesor en la quinta temporada de The Crown, acaba de sacar al mercado su nueva biografía, The Queen: Her Life, motivo por el cual ha concedido una entrevista a HELLO!, la edición canadiense de nuestra revista, donde además de hablarnos del nacimiento de la Soberana, su ascenso al trono y su círculo más íntimo, ha hablado de la relación que Isabel II mantenía con la princesa Diana de Gales, con la que mantenía numerosas charlas privadas, explorando así el ‘lado humano’ de la Reina, y sus sentimientos privados frente a su papel público.
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Y es que tras la muerte de Lady Di en 1997, Isabel II demostró una gran ternura hacia sus nietos Guillermo y Harry, a los que también mostró todo su apoyo durante la separación de sus padres. “Lo único que Diana nunca, jamás, quiso fue un divorcio“, dice Andrew, que irónicamente escribió el libro que ayudó a conseguirlo, con la bendición de la Princesa .
“¡De niña, el trauma del divorcio había sido muy doloroso para ella”, dice el autor a HELLO! “Y cuando llegó la separación del príncipe Carlos, le aterraba que le quitaran a los niños, hasta el punto de que pensó en emigrar a Australia. Pero la Reina le aseguró que no perdería a Guillermo y Harry”. Al parecer, esta fue una interacción típica entre la Monarca y su nuera, en la que Diana estalló en lágrimas y la Reina le proporcionó un hombro firme sobre el que llorar. La relación entre las dos mujeres, escribe Andrew, era de “respeto incomprensible”.
Isabel II sentía debilidad por Lady Di
Es posible que Diana recurriera a la Reina en busca de apoyo porque no tenía a su propia madre, Frances Shand Kydd, en quien apoyarse: “siempre se peleaban”, dice Andrew. Pero, añade, la Princesa “veía a la Reina como una especie de árbitro matrimonial”. Sea cual sea el motivo, se dice que Isabel II sentía debilidad por la chica “encantadora y de mejillas sonrosadas” con la que se había encontrado por primera vez en 1979 mientras daba uno de sus rápidos paseos por los terrenos de su finca escocesa. Diana tenía entonces 18 años.“Describió Balmoral como un lugar ‘mágico’, un sentimiento que encontró el favor de la Reina”, escribe Andrew.
Al verano siguiente, Lady Diana Spencer regresó como invitada del príncipe de Gales, un preludio de su compromiso. El libro describe cómo la joven de 19 años encantó a su futura suegra con su “seco sentido del humor”, similar al de la Reina. “Es una de las nuestras”, escribió la monarca a un amigo. Cuando, el 6 de febrero de 1981, Carlos le propuso matrimonio, en la poco elegante guardería del castillo de Windsor, la Reina (que pagó ella misma el anillo de compromiso de zafiro y diamante, que pronto sería icónico) se sintió enormemente aliviada.
“La guerra de los Gales”
Para lo que no estaba preparada Isabel II era para la adulación que recibía la Princesa de Gales allá donde iba tras la boda de la pareja el 29 de julio de 1981. Diana era seguida por todas partes, lo que, además de sus dificultades matrimoniales, resultó perjudicial para su salud mental. La Reina estaba tan preocupada que invitó en privado a los editores de los periódicos más influyentes de Gran Bretaña al palacio, solicitando “tiempo y espacio” durante el embarazo de Diana con Guillermo. No fue así.
En 1992, el matrimonio estaba irremediablemente roto y la separación de los príncipes de Gales se anunció en el Parlamento. ¡Aun así, “la Reina seguía esperando que hubiera algún tipo de reconciliación”, dice Andrew a HELLO! “Incluso invitó a Diana a un banquete de Estado... Y creo que eso fue, hasta cierto punto, un error, porque no hizo más que continuar la guerra de los Gales durante los años siguientes”. Incluso después del divorcio, la Reina seguía considerando a Diana como parte de la familia y estaba profundamente entristecida por su muerte. “Es una gran pérdida para el país”, escribió a un amigo, según se recoge en el libro. “Pero la reacción del público ante su muerte parece haber unido a la gente de todo el mundo en un movimiento bastante inspirador”.
Tres preguntas acerca de The Crown
La nueva temporada del exitoso drama real de Netflix detalla la realización del libro de Andrew de 1992, Diana: Her True Story, que reveló la desesperada infelicidad de la Princesa en su matrimonio y dejó una marca indeleble en la Familia Real.
- Usted fue asesor de la serie. ¿Qué sintió al ver cómo se desarrollaban las escenas?
- Elizabeth Debicki transmitió realmente a la Diana que conocí a principios de los años noventa. Me sorprendió que consiguiera transmitir los gestos y la voz de la difunta Princesa de forma tan convincente. Era como estar en la habitación con ella.
- ¿Hubo algo que se suavizó en la serie, como el allanamiento y las escuchas telefónicas?
- Fue realmente un año de vivir peligrosamente; en todo caso, ese episodio podría haber sido más dramático y siniestro. Mi trabajo no era solo hacer preguntas y escribir el libro, sino también idear una estrategia para proteger a la princesa de ser descubierta. Siempre existía el temor de ser observada.
- ¿Cree que Diana se arrepintió alguna vez del libro?
- Diana nunca se arrepintió de haber trabajado en su biografía conmigo, y me sentí y sigo sintiéndome muy orgulloso de que, al contar su historia, pudiera lanzar su nueva vida como humanitaria.