El recorrido televisivo de Mike Tindall en el reality show I'm a Celebrity Get Me Out Here, un formato muy parecido a 'Supervivientes' rodado en la jungla australiana, ha llegado a su fin. Y lo ha hecho a las puertas de la gran final, convirtiéndose en el octavo expulsado este sábado 26 de noviembre. El exjugador de la selección de rugby de Inglaterra ya no podrá ser coronado como 'Rey de la jungla', pero a su regreso a la civilización se ha alzado con el mejor de los premios: el reencuentro con su adorada mujer, Zara Tindall, hija de la princesa Ana y la mayor de las nietas de la difunta Isabel II y del príncipe Felipe, duque de Edimburgo. Un reencuentro que ha compartido con sus seguidores: "¡Reunidos! Vuelta a la normalidad, es hora de comer", ha escrito bajo un post en el que posa con una sonrisa de oreja a oreja acompañado de Zara y a punto de comerse una apetecible hamburguesa con patatas.
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La aventura de Mike en I'm a Celebrity Get Me Out Here ha sido muy intensa. Tras la sorpresa inicial que supuso el anuncio de su participación dada su condición de miembro de la Familia Real Británica, lo cierto es que ha logrado plasmar una imagen de luchador nato, pues se ha dejado la piel en cada desafío y obstáculo de esta salvaje aventura, liderando en varias ocasiones el grupo y superando pruebas con sumo esfuerzo. Por su parte, Zara siempre le mostró su apoyo y en ningún momento quiso impedir su participación, de hecho, ella le pidió expresamente "que lo disfrutase" y que" fuese él mismo". Y tal fue ese apoyo, que antes de regresar a la 'vida real', el deportista recibió la visita de su mujer, que cruzó el océano para fundirse en un tierno abrazo que culminó con un "te quiero, te he echado tanto de menos".
Mike Tindall ha demostrado ser un hombre reservado y prudente a la hora de abordar los temas relativos al Palacio de Buckingham, algo que Zara ya sabía, pues él bromeó diciendo que a ella le inquietaba más el ruido que pudiera hacer mientras comía que la posibilidad de que contara algún chisme sobre la Familia Real. Aun así, el deportista deleitó a sus compañeros y al público en general con la divertida anécdota sobre que él baja a desayunar en vaqueros cuando está en palacio.
El balance, en definitiva, es tan positivo que ha calificado de "genial" esta andanza, tras la que ha agradecido abiertamente todos los mensajes amables que ha recibido. Desde la organización del programa le han definido como "el padre del campamento que siempre ofreció un hombro en el que llorar y cuyos abrazos fueron ganadores de premios".