La pasión de Isabel II por los caballos fue tal que Emma, su caballo favorito, estuvo presente, acompañado por su mozo de cuadra el pasado 19 de septiembre en el funeral de la soberana. Además de montar, algo que hizo hasta poco tiempo antes de fallecer, la Reina era una de las criadoras de ejemplares de carreras más expertas y prestigiosas del país. Sin embargo, con su fallecimiento, el rey Carlos, que ha heredado la fantástica colección de caballos de su madre, va a vender 14 de estos equinos de competición.
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Los fanáticos de las carreras de caballos tendrán la oportunidad de adquirir alguno de los magníficos corceles de la soberana que salen a la venta a través de la casa de subastas Tattersalls, según ha informado la BBC. En el lote se incluye a Love Affairs, entrenado por Clive Cox de Lambourn, en Berkshire, que fue el último ganador de la Reina en el hipódromo de Goodwood dos días antes de su muerte.
- La Reina de Inglaterra cede un palacio a sus caballos en tiempo del coronaviurs
Aunque pueda parecer extraño que el Rey quiera desprenderse de parte de un legado tan significativo de su madre, un portavoz de la casa de subastas ha dicho que realizar este tipo de ventas “no es nada fuera de lo común. Todos los años se vendían caballos. La Reina tenía sus propias yeguas de cría, las criaba y las vendía. No podía quedarselas todas”.
A pesar de que este paso del monarca pueda parecer que es el final del largo apoyo que la Casa Real británica ha dado al mundo de la equitación, nada más lejos de la realidad ya que Carlos III se estaría comportando como el resto de los propietarios.
Isabel II se interesó por la cría de caballos de carreras en el Royal Stud de Sandringham, que heredó de su propio padre, el rey Jorge VI, de donde salieron muchos de los ejemplares ganadores. Para la Reina, según su director de competición, John Warren, los caballos suponían una “escapada” de otras arduas tareas que tenía como jefa de Estado a la vez que esta afición supuso un gran impulso para las carreras británicas.