Cuando se acaba de cumplir un mes del fallecimiento de Isabel II, se ha visto a su única hija, la princesa Ana, lucir una de las joyas más representativas de la Reina. El collar de perlas de tres vueltas que la soberana lució en múltiples ocasiones, al que tenía un cariño especial y que usaba casi a diario, especialmente durante los últimos años.
La Princesa Real lo ha lucido hace unos días en su visita a Nueva York, donde acudió a una velada organizada por la Unión de Habla Inglesa, de la que es su presidenta. Viajó hasta Estados Unidos con motivo del centenario de la entidad y durante su periplo conoció la sede de la Unión en Manhattan y se encontró con estudiantes y personal.
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El collar de perlas que llevó Ana de Inglaterra era muy querido por su madre, ya que fue un regalo de su padre, el rey Jorge VI, abuelo de Ana, quien lo combinó con unos pendientes a juego de perlas. Son muchos los que han querido ver en el hecho de que la Princesa lleve esta joya de su madre, la estrecha relación que tenía con la Reina y también el fuerte vínculo de Isabel II con su padre, que falleció en 1952.
Esta pieza, que Isabel II usaba a diario para todo tipo de actos oficiales como audiencias, videollamadas, retratos oficiales o recepciones era tan importante para la monarca y tenía tanto significado para ella que según el joyero David Douglas, “mandó hacer uno idéntico. En 1953, un tercer collar de perlas de tres vueltas fue a parar a su colección por cortesía del emir de Catar. La única diferencia entre los tres era que esta versión, la catarí, tenía un broche de diamantes”.
No es la primera vez que las damas de los Windsor llevan las icónicas perlas de Isabel II. Durante el periodo de luto oficial, Kate Middleton, princesa de Gales, apareció también un collar de tres vueltas durante el almuerzo ofrecido en el Palacio de Buckingham a los gobernadores generales de la Commonwealth. Fuentes de la Casa Real informaron más tarde, según HELLO!, que la esposa del príncipe Guillermo llevó perlas de menor tamaño de la colección de la Reina y que parece que fueron un regalo.
Desde la época victoriana, las perlas se han considerado como joyas de luto. Después de la muerte de su esposo, el príncipe Alberto, la reina Victoria vistió de negro durante 40 años y usaba joyas negras o blancas, incluidas perlas, como un simbolismo por las lágrimas derramadas por su difunto marido. Desde entonces, las usó el resto de su vida.