El fallecimiento de Isabel II, el pasado 8 de septiembre en el Castillo de Balmoral, convirtió de forma automática a su hijo mayor, Carlos III, en soberano británico, y a su mujer, Camilla, en reina consorte, tal y como fue el deseo de una reina que estuvo en el trono durante setenta años. De esta forma Camilla, la reina que nadie esperaba, completa un viaje que se inició en los años setenta cuando conoció al entonces príncipe de Gales. En esta historia, con pasajes de sobra conocidos desde que Diana de Gales comenzó a revelar la realidad de su matrimonio, hay un personaje poco conocido, pero con un papel clave. Amiga, confidente y compañera: Annabel Elliot, la única hermana de Camilla.
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Annabel es solo dieciocho meses más joven que Camilla, no compartían habitación pero sí baño en la casa familiar que los Shand tenían en Sussex Oriental. Cuando Camilla tenía cuatro años y Annabel dos, nació Mark, un personaje bohemio que terminó dedicándose a la escritura de viajes y a la protección de la fauna –algunas publicaciones se refieren a él como Elephant man- y que murió en el año 2014 a causa de un resbalón en Nueva York. La infancia de los tres fue idílica, Camilla y Annabel iban juntas al colegio y por las tardes a clases de equitación, los Shand construyeron para sus hijos un hogar en el que se sintieran valorados, seguros y queridos. De esta forma, Camilla, que durante algunos años fue la villana nacional, siempre contó con una burbuja en la que sentirse protegida, primero por sus padres y hermanos, más tarde también por sus hijos. Sin embargo, con Annabel esa relación es especial.
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La vida de las dos hermanas no ha tenido nada que ver, Annabel se casó con Simon Elliot en 1972 y hasta el día de hoy. Juntos emprendieron un negocio de antigüedades e interiorismo que, según la prensa británica, despegó considerablemente desde que el ducado de Cornualles–la cartera de propiedades, fincas e inversiones destinada al sostenimiento del heredero al trono británico- la convirtió en la decoradora e interiorista de cabecera encargándole a ella los múltiples proyectos, reformas y redecoraciones que pone en marcha el Ducado, un asunto que fue bastante controvertido pero que tuvo poco recorrido ya que el ducado de Cornualles tiene el tratamiento de propiedad privada.
Son varios los biógrafos de la hasta ahora duquesa de Cornualles los que describen a Annabel como un pilar clave en la vida de Camilla, la persona que le aportó la estabilidad (junto a su padre, Bruce Shand, un hombre que siempre estuvo para ella) en los momentos más convulsos, en esos en los que se precipitó su divorcio con Andrew Parker-Bowles y se convirtió en la mujer más buscada del Reino Unido, pero sin ningún tipo de derecho a protección. Fue en casa de Annabel, en Dorset, donde Camilla encontró un refugio para ella y para sus hijos mientras buscaba la forma de volver a empezar en un tiempo en el que la Casa Real todavía la quería lejos del heredero.
Los tiempos cambiaron, igual que cambió la impresión que el Reino Unido tenía sobre la relación de Carlos y Camilla, un historia de amor que el pasar del años demostró que era la real. Así que en 1999 –dos años después del fallecimiento de Diana de Gales- cuando la pareja, en colaboración de su equipo de trabajo, decidieron que era el momento de dar un paso al frente y dejarse ver, fue el 50 cumpleaños de Annabel la ocasión perfecta. Esa noche, la del 29 de enero de 1999, se celebró una gran fiesta en el hotel Ritz y desde el entorno del Príncipe se encargó de que los fotógrafos supieran que esa podría ser la ocasión perfecta de sacar una primera foto de la pareja haciendo pública su relación. Carlos y Camilla llegaron a la fiesta por separado y, al finalizar la velada, prepararon su salida: salieron a la puerta, esperaron a su coche ante los flashes de los fotógrafos y se fueron juntos mientras Carlos le pasaba ligeramente a Camilla la mano por la cintura. Esa fue la confirmación: el príncipe de Gales y la señora Parker-Bowles son una pareja. Desde ese día comenzaron a dar pasos hasta su boda, que se celebró en abril de 2005 en Windsor. Annabel siempre estuvo muy cerca de la pareja, incluso cuando el resto del mundo no sabía que lo eran. En los últimos años incluso es frecuente verla en actos oficiales, caminando algunos pasos por detrás, mezclada con el resto del equipo que acompaña a la pareja, pero siempre cerca de su hermana.