La Abadía de Westminster ha sido el imponente escenario que ha acogido el histórico funeral de Estado de Isabel II. Un servicio en el que se ha rendido homenaje al notable reinado y a la vida de servicio de la Reina como jefa de Estado y de la Commonwealth. La Familia Real al completo, jefes de Estado y de Gobierno y miembros de la realeza de todo el mundo se han congregado para despedir con toda la solemnidad a la Reina de todas las reinas, en el mismo lugar en el que fue coronada y se casó con su gran amor, el duque de Edimburgo. En total, 2.000 personas han estado presentes en este homenaje, el primero de estas características que se celebra en Reino Unido en casi seis décadas, cuando tuvo lugar el último adiós al que fuera primer ministro británico, Winston Churchill, el 30 de enero de 1965.
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Desde tres horas antes de que diera comienzo este funeral han ido llegando los primeros invitados, entre ellosmás de 500 mandatarios mundiales y representantes de casas reales europeas y de otros continentes que han accedido por la gran puerta oeste donde han ocupado sus asientos. Antes del servicio, las campanas de la Abadía han repicado 96 veces durante 96 minutos, por cada uno de los años que vivió Isabel II.
A las 12.00 h (hora en España) ha dado comienzo la ceremonia, que ha oficiado el reverendísimo Dr. David Hoyle, decano de Westminster. El coro de la Abadía y de la capilla Real del Palacio de St. James, bajo la batuta del director Joseph McHardy el el organista y maestro de coro, James O'Donnell, han interpretado diversas piezas de Ralph Vaughan Williams, Peter Maxwell Davies, Harold Drake, Malcom Williamson.
El féretro de Isabel II ha entrado cubierto con el estandarte real, sobre el cual se ha colocado la Corona Imperial, el orbe y el cetro, así como una corona de flores multicolor procedente del Palacio de Buckingham, Clarence House y Hidhgrove House compuesto por romero, símbolo del recuerdo, myrtle, el antiguo símolo de un matrimonio feliz, cortado de una planta que se cultivó a partir de una rama del ramo de bodas de la difunta Reina en 1947. También se ha incluído roble inglés, que simboliza la fuerza del amor, pelargonios perfumados, rosas de jardín, hortensia otoñal, sedum, dalias, y scabious, todo en tonos dorados, rosas y burdeos con toques de blanco. Por expreso deseo de la Reina, la corona ha sido elaborada de forma totalmente sostenible en un nido de musgo inglés y ramas de roble, sin el uso de una espoja de plástico. La Reina fue consultada en vida sobre cómo quería que fuera su funeral. Sobre el arreglo floral una nota con el membrete del Palacio de Buckinghan, con las últimas palabras escritas por el Rey a su madre. "Mamá amorosa y devota" .
Ha sido en ese momento cuando una procesión encabezada por diversos representantes religiosos se ha dirigido por la nave central. La presidenta de la Junta de judíos británicos, Marie van de Zyl; la respresentante de la comunidad Bahá'i, Shirin Fozdar-Faroudi; el representante de la comunidad jainista, Nemu Chandaria; un miembro de la comunidad coroastriana, Malcolm Deboo. Por parte de la comunidad budista, el venerable Bogoda Seelawimala; de la comunidad Sikh, Singh de Wimbledon; del consejo hindú del Reino Unido, Rajnish Kashyap, de la Fundación Al-Khoei, Aliya Azam; del mundo musulmán, Asim Yusuf, y el gran rabino Epharaim Mirvis.
Por parte de las iglesias de Gales, ha acudido el reverendo Simon Walking, presidente del consejo de la Iglesia Libre de Gales junto al reverendísimo Andrew John, arzobispo de Gales; y el reverendísmo Mark O'Toole, arzobispo de Cardiff. Desde Escocia, el reverendísimo Dr, Ian Greenshields, moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, el reveerndísimo Leo Cushley, arzobispo de St. Andrews y Edimburgo; el reverendísimo Mark Strange, primus de la Iglesia Episcopal Escocesa. En representación de las iglesias de Irlanda del Norte, el reverendo David Nixon, el reverendo Ian Brown, el reverendísimo Dr. John Kirkpatrick, moderador de la Iglesia Presbiteriana de Irlanda; el reverendísimo Dr. Eamon Martin, arzobispo de Armagh y primado de Toda Irlanda, y el reverendísimo John Mc Dowell.
Los representantes de la Iglesias de Inglaterra, el pastor Agu Irukwu, Glyn Barret, líder nacional de las Asambleas de Dios, la reverenda Helen Cameron, moderadora del grupo de Iglesias Libres; Shermara Fletcher, oficial principal de Relaciones Pentecostales y Carismáticas, el reverendo Graham Thompson, el cardenal Vincent Bichols, y el arzobpiso Mikitas. Así como otros religiosos como el decano de la Orden del Cardo y de la Capilla Real de Escocia, el muy reverendo profesor David Fergusson; el subdecano de las capillas reales de Su Majestad, el reverendo canónigo Paul Wright; el obispo de Londres y decano de las capillas reales, la muy honorable Sarah Mullally y el decano de Windsor, David Conner.
En ese momento ha sido cuando los miembros de la Familia Real han sido recibidos por el decano de Westminster. El Rey, que ha llevado el uniforme de la Royal Navy, el collar de la Orden de la Jarretera, la Orden de la Faja del Cardo, al cuello, la Orden del Merito, Garter Star, y otros medallas; la reina consorte, la princesa Ana, con su marido Sir Tim Laurence; los condes de Wessex, los príncipes de Gales, con sus hijos, los príncipes George y Charlotte, los duques de Sussex, el conde de Snowdon, Peter Phillips - hijo de la princesa Real-, el duque de Gloucester, el príncipe Michael de Kent y el duque de Kent, han sido conducidos a sus asientos. Durante toda la ceremonia, la emoción ha sido palpable en los hijos y nietos de la añorada Reina, incluso las lágrimas han aflorado en el rostro del rey Carlos.
Acto seguido, toda la Abadía de Westminster se ha puesto en pie para escuchar The Sentences, ambientada en el Apocalipsis y que fue escrito por William Croft cuyas piezas se han utilizado desde mediados del siglo XVII en todos los funerales de Estado. El decano de Westminster hacer la oración inicial. "Ahora, en silencio, recordamos en nuestros corazones y mentes las muchas razones para dar gracias, oremos por todos los miembros de su familia y encomendemos a la reina Isabel el cuidado de Dios todopoderoso".
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La muy honorable baronesa de Escocia y secretaria general de la Commonwealth ha leído la primera lectura procedente del libro de los Corintios, como un homenaje a la vida de dedicación y servicio de la Reina a la familia de las naciones. A esto le ha seguido el salmo. La primera ministra del Reino Unido, Lizz Truss, ha procedido a la segunda lectura, del libro de Juan.
Otro de los himnos ha sido El señor es mi pastor, cantado con la melodía Crimond, que se remonta a una parroquia de Aberdeenshire, no muy lejos del Castillo de Balmoral y que se cantó en la boda de la Reina y el duque de Edimburgo. La entonces joven princesa Isabel y su hermana, la princesa Margarita, convocaron al maestro del coro para que le diera el contrapunto exacto con el que debía ser interpretado.
El arzobispo de Canterbury, el reverendísimo y muy honorable Justin Welby, ha realizado el sermón y se ha orado y dado gracias "por la larga vida y el reinado de la reina Isabel, recordando con gratitud sus dones de sabiduría, diligencia y servicio" y por "el Rey y toda la Familia Real para que puedan conocer el poder sustentador del amor de Dios y la comunión en oración del pueblo de Dios". El coro ha cantado entonces el himno Songs of Farewell, uno de los favoritos del rey Carlos III y una breve interpretación musical, compuesta por Ralph Vaughan Williams para la coronación de la Reina en 1953 que ha servido como momento de reflexión.
El arzobispo de York ha dado "gracias a Dios por la lealtad de la Reina Isabel a la fe que heredó a través de su bautismo y confirmación y afirmó en su coronación; por su inquebrantable devoción al Evangelio y por su firme servicio como gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra". Seguidamente, todos los asistentes han rezado el padrenuestro. En último lugar, el decano de Westminster ha procedido a hacer la bendición final tras la cual se ha entonado el himno nacional God save the King. El gaitero de la Reina, el suboficial clase 1, Paul Burns, ha interpretado una canción tradicional, uno de los momentos de más recogimiento de toda la ceremonia. Se han observado dos minutos de silencio dentro de la Abadía y en todo el Reino Unido. El suborganista ha interpretado la Fantasía en do menor de Bach antes del final de este servicio. La familia Real, con el rey Carlos a la cabeza han sido los primeros en abandonar el templo.