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Angela Kelly, estilista de Isabel II... y una de sus herederas: recordamos el día que contó todos los secretos de la Reina

Ha estado treinta años al servicio de la Soberana y fue una de las personas que estuvo aislada a su lado durante los meses de pandemia


17 de septiembre de 2022 - 14:02 CEST

Estuvo a su lado hasta el final de sus días y se convirtió en una de sus mejores amigas y confidentes. Angela Kelly, conocida oficialmente como Asesora Personal de Su Majestad, permaneció al lado de la reina Isabel II durante los últimos treinta años de su vida, por ello, la soberana se preocupó mucho de dejarla ‘blindada’ tras su muerte. Su infinita lealtad a la corona y a ella especialmente se merecían una recompensa, por eso Angela no deberá ahora preocuparse de buscar un nuevo hogar tras el fallecimiento de la monarca, pues, al parecer, tal y como ha dejado especificado la soberana esta podrá permanecer en el que ha sido su hogar durante las últimas tres décadas en el interior de Windsor.

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La modista y estilista británica se ha convertido en algo más que una empleada para la Reina y entre prueba y prueba en el ropero se ha acabado convirtiendo en una de sus mejores amigas y confidentes.

Kelly, de 64 años, natural de Liverpool, fue una de las personas que formaron parte de la burbuja que asistió a la Reina durante los meses de pandemia, alejándose así por completo de su familia y amigos para cuidar de la soberana. Ella fue quien se encargó de peinarla para que atendiera las videollamadas y sus apariciones en televisión.

“Este período no fue fácil para nadie, llevábamos mascarillas y hacíamos todo lo que se nos había indicado para tomar precauciones. En una época en la que todos habíamos perdido la libertad, sentí que era sumamente importante mantenerme aislada: nunca me habría perdonado el haber contagiado a la Reina”, explicaba Angela en su libroThe Other Side of the Coin: The Queen, the Dresser and the Wardrobe (La otra cara de la moneda: la Reina, el Vestidor y el Armario) cuyos fragmentos compartió en exclusiva en ¡HELLO!, la edición británica de ¡HOLA! “Así que opté por mudarme al Castillo de Windsor y permanecer a su lado durante dos años, sin apenas un día de descanso. Mi increíble equipo también se mantuvo detrás de los muros por elección”, añadía la asistente.

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Arriba, Isabel II junto a Caroline Rush(izquierda), Anna Wintour y Angela Kelly (a la derecha) durante un desfile en la Semana de la Moda de Londres. En esta imagen, Angela Kelly ha escrito dos libros sobre la Reina con el beneplácito de la Soberana y en los que ha relatado que usa los zapatos de Isabel II para darlos de sí y que sean más cómodos.

Capitaneada por el “Master of the Household”, Sir Tony Johnstone-Burt, decidió reducir el personal de servicio casi a la mitad para evitar la entrada del virus en la dependencias de la Soberana. Angela admite que fueron meses muy duros, pero que también tuvieron su lado bueno ya que con la agenda de la Reina reducida al mínimo tuvo más tiempo libre para ella. “En veintiocho años de trabajo para la Reina, nunca había tenido tanto tiempo para sentarme y relajarme. Normalmente no escucho la radio, ni la música, ni veo la televisión, porque hay muchos quehaceres y hay que tomar demasiadas decisiones”, explicaba la asesora de Isabel II.

Angela, que conoció a la Monarca por casualidad en 1992, cuando trabajaba como ama de llaves para Sir Christopher Mallaby, entonces embajador británico en Alemania, también ejerció durante la pandemia de peluquera de la Reina, algo que le supuso todo un reto para ella. “Debido a las restricciones de la burbuja, el peluquero de la Reina no pudo venir al Castillo, así que me convertí en su peluquera temporal. A partir de marzo de 2020, lavé su pelo todas las semanas, lo fijé, lo peiné e incluso lo recorté cuando fue necesario. Mi equipo lo llamó el “Salón de Kelly”, ha relatado la asistente. Al principio, la Reina sabía que yo estaba muy nerviosa, pero fue muy amable al aconsejarme sobre la forma específica de colocarle los rulos. Pero, a medida que iba cogiendo confianza, estoy segura que pensó que yo era ya una profesional y empezó a darme órdenes de manera más firme: “No hagas eso, hazlo así. Eso es, ya lo tienes, no lo cambies”. Yo pensaba: “Díos mío, necesito un gin-tonic”, añadía.

Generosa y cercana como era, Isabel II dio acceso a todos los trabajadores al Home Park, un jardín privado al lado del castillo de Windsor y les dejó utilizar algunas de las áreas recreativas de la residencia, entre ellas la piscina, haciendo que su aislamiento fuera mucho más llevadero. El servicio, por su parte, llevó este confinamiento de la mejor manera posible organizando noches de cine y de juegos. “Se jugaba al Jenga y al UNO y se estrecharon lazos y se crearon sólidas amistades”, puntualizaba Kelly.

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La modista conoció a Isabel II por casualidad en 1992, cuando trabajaba como ama de llaves para Sir Christopher Mallaby, entonces embajador británico en Alemania.

Con la llegada del buen tiempo, Angela y su ayudante, Timi, quien lamentablemente se ha ido a Hungría con su familia, decidieron organizar unas “Olimpiadas Burbuja” en marzo de 2020. “Uno de los momentos más emocionantes fue la llegada de Su Majestad a los juegos. Unos días antes le había preguntado si le importaría ser la anfitriona de la entrega de premios, a lo que accedió amablemente. Fue increíble ver las miradas de sorpresa y alegría cuando su Range Rover se detuvo junto al campo de golf y salió. El personal no sabía que había llegado antes para observar el evento, escondida detrás de los arbustos”, explicaba la asesora.

El 9 de abril de 2021, día del fallecimiento de Su Alteza Real el duque de EdimburgoAngela también estuvo al lado de la Soberana. “Sólo unos cuantos fuimos informados después de que la familia lo supiera”, detallaba Angela. “Los asesores de la Reina, los pajes, los cocineros, las criadas, los lacayos y los asistentes del Castillo se pusieron en pie mientras su féretro era colocado cuidadosamente en el Land Rover que él había diseñado especialmente para ese día. Se podía ver la expresión de tristeza en los rostros de todos al ver a un hombre tan grande y respetado hacer su último viaje”, ha contado Kelly.

“Fue duro ver a nuestros queridos amigos despedirse de su admirado jefe. Una vez que el cortejo fúnebre había partido hacia la Capilla de San Jorge, todo el mundo volvió a sus obligaciones. Fuí al camerino y esperé a que la Reina volviera. La ayudé a quitarse el abrigo y el sombrero y no se pronunció ninguna palabra. La Reina se dirigió entonces a su sala de estar privada, cerró la puerta tras ella y se quedó a solas con sus propios sentimientos”, puntualizaba la asistente. Los años activos de Kelly al servicio de la reina han sido reconocidos durante mucho tiempo: en 2006 fue nombrada miembro de la Real Orden Victoriana (MVO) y ascendida a teniente de la misma orden (LVO) en 2012. Además fue galardonada con la Versión Reina Isabel II de la Casa Real Long y medalla al Servicio Fiel en 2014 por sus 20 años de servicio a la Familia Real.