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isabel ii curiosidades© GettyImages

Las sorprendentes curiosidades en la vida (y en la muerte) de Isabel II: del misterio de sus colores al destino de sus corgis

Su reinado marcó una nueva era en Reino Unido, fue un icono de sencillez y un ejemplo del sentido del deber. Después de su muerte, descubrimos algunas de las peculiaridades que alimentan su leyenda


15 de septiembre de 2022 - 19:30 CEST

Ha pasado casi una semana desde que el mundo despidió para siempre a Isabel II.  La Reina falleció en el Castillo de Balmoral, en Escocia. Las alarmas habían saltado cuando, un día antes, los médicos de la soberana mostraban su “preocupación” por su estado de salud. Reina, madre y abuela, Isabel se fue ‘en paz’, rodeada por el cariño y el afecto de su familia, y dejando a un país entero desconsolado por la pérdida de su monarca. “Empiezas tu último gran viaje para unirte de nuevo con mi querido papá”, fueron las bonitas palabras que le dedicó el príncipe Carlos, el eterno heredero al trono que, a sus 73 años, se coronará como nuevo rey de Reino Unido.

Su vida es el reflejo de toda la historia del siglo XX. Fue la última gran monarca del siglo XX y la soberana británica con el reinado más longevo de la historia. En estas líneas, descubrimos algunas de las curiosidades más sorprendentes, en la vida y en la muerte, de la reina Isabel.

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¿Quién se quedará con los corgis?

Una de las imágenes más icónicas que nos dejó la Reina Isabel era verla acompañada de sus perros de raza corgi. Los últimos que ha tenido se llamaban Muick y Sandy, y fueron un regalo de su hijo, el príncipe Andrés, y de sus nietas, las princesas Beatrice y Eugenia de York. Su majestad llegó a tener hasta 30 corgis a lo largo de toda su vida, desde que a los 18 años, su padre, el rey Jorge, le regaló su primer perro de esta raza inglesa, Susan. Después de esta, la mayoría de los perros que tuvo fueron descendientes suyos, hasta 2018. Ahora, después de la muerte de la reina, los fieles acompañantes de la soberana quedarán bajo el cuidado de los Duques de York, el príncipe Andrés y su exmujer, Sarah Ferguson.

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El por qué de sus conjuntos llamativos

La reina también se convirtió, a lo largo de sus 70 años de reinado, en un símbolo por sus estilismos. Después de su muerte, deja tras de sí un peculiar legado de anécdotas y curiosidades que no hace más que incrementar su leyenda. Una de las incógnitas que más ha alimentado a lo largo de su soberanía han sido los llamativos conjuntos que solía vestir, formados por colores muy vibrantes como el amarillo, menta, fucsia, todos los tipos de azules...No sabíamos si era una mera cuestión de moda, o si detrás de sus estilismos había algo más. Ahora, descubrimos que la razón que se esconde detrás guarda relación con la seguridad de la reina. Llevando prendas tan llamativas resultaba mucho más fácil identificarla entre la muchedumbre, y así, en caso de que ocurriera algún incidente, poder ser localizada y ponerla a salvo de cualquier peligro.

También, en un país tan lluvioso como Reino Unido, la difunta reina también tenía un paraguas meticulosamente seleccionado: era transparente, para que ella pudiera ser vista desde cualquier ángulo.

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La cápsula del tiempo

En noviembre de 1986, la reina Isabel escribió una carta que permanece actualmente protegida en uno de los edificios más famosos de Australia, el Reina Victoria, en Sidney. Esta carta, cuyo contenido es desconocido incluso para el equipo de confianza de la reina, seguirá siendo un misterio otros 63 años más, debido a que la reina impuso la estricta condición de que no se abriera hasta 2085.

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El bolso eterno

Ante todo, la reina Isabel era una mujer de tradiciones y costumbres. Tanto es así, que se reflejaba incluso en su manera de vestir. A juego con sus coloridos conjuntos, la soberana siempre iba acompañada de un complemento imprescindible para ella: su bolso de mano negro de la marca Launier. Este bolso, al igual la elección de sus vestidos, estaba escogido con mucha premeditación y tenía una particularidad: la reina se comunicaba con su equipo de escolta a través de este bolso, es decir, dependiendo de cómo cogía el bolso o dónde lo dejaba, la reina quería indicar si quería irse de un lugar, si estaba a gusto y pretendía permanecer más tiempo...¡todo un código secreto que solo unos pocos entendían!

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El detalle más especial a estilista

La Reina Isabel siempre destacó por su sencillez a la hora de vestir y sus coloridos conjuntos. La soberana británica fue todo un ejemplo de estilo único que no dependía de las tendencias y del saber qué llevar en cada ocasión. Detrás de estas decisiones de estilo hay que destacar un nombre: Angela Kelly. Ella ha sido la estilista personal de la jefa del Estado desde hace tres décadas, e incluso ha diseñado algunas de las colecciones que luciría en sus actos oficiales. Después de tantos años juntas, Kelly no solo ha sido su estilista sino que se ha convertido en su fiel confidente y amiga, hasta el punto de que hace unos meses se fue a vivir de forma permanente al castillo de Windsor, donde la soberana había trasladado su residencia permanente. Ahora, después del fallecimiento de Isabel, Angela seguirá viviendo en el Castillo de Windsor, respetando la última voluntad de su Reina y amiga.

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Reina del Reino Unido... y de sus cisnes

No cabe duda de que una de las posesiones más insólitas de la Reina eran los cisnes del río Támesis. Una ‘propiedad’ de la Corona que se remonta a tiempos medievales, cuando estos animales eran considerados una ‘delicatessen’ y se servían en los grandes banquetes de la alta sociedad. Pero no es el único animal que del que era ‘dueña’, también eran suyos los delfines que surcaban aguas británicas, de acuerdo a un estatuto del Rey Eduardo II.

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Su vestido de novia con cupones de racionamiento

La suya fue la primera boda real que se celebró tras la Segunda Guerra Mundial. Después de la contienda, el presupuesto era limitado, e Isabel tuvo que reunir varios cupones para poder comprar todo el material necesario para su vestido de novia, confeccionado por Norman Hartnell.

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No tenía carnet de conducir

Pero tampoco lo necesitó. Según la prerrogativa real, era uno de los poderes y derechos que tenía como Reina.

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