El cortejo fúnebre de Isabel II, que falleció el 8 de septiembre a los 96 años de edad y después de 70 años en el trono, recorrió durante treinta minutos la distancia que separa el Palacio de Buckingham del Westminster Hall, donde permanecerá su capilla ardiente hasta el funeral de Estado que se celebrará el próximo lunes. Una de las imágenes del día fue la del príncipe Harry junto a Meghan Markle, recuperando el lugar que perdieron tras su ruptura histórica con la Casa Real británica. En contra de todo pronóstico, dada la distancia que marcaron con ellos durante las celebraciones por el Jubileo de Platino de Isabel II, de las que solo han pasado tres meses, el príncipe Harry caminó junto a su hermano Guillermo, ocupando su posición según la línea sucesoria, aunque lo tuvo que hacer sin uniforme militar.
Harry renunció de forma voluntaria a muchas cosas –privilegios y obligaciones- cuando decidió dejar de ser un príncipe en activo de la Corona británica, pero hubo otras que le quitaron sin que él lo tuviera previsto. Entre ellas, el despojarle del título de Alteza Real y de los honores militares. Esto último, según ha trascendido y se ha podido saber por sus propias palabras, fue lo que más le dolió, ya que durante diez años él sirvió en el Ejército británico, realizó dos misiones especiales en Afganistán y, sobre todo, fue el único lugar en el que se sintió feliz, ya que allí no le trataron como un príncipe, fue solo el soldado Harry Wales.
Escucha aquí el pódcast de ¡HOLA! 'Harry y Meghan: jaque a la Reina'
Al haber perdido los honores militares que le entregó la Corona –no aquellas medallas ganadas en acto de servicio- y estando fuera ya del Ejército británico, el príncipe Harry no debe vestir el uniforme militar. Esto hizo que se cambiara el protocolo establecido por el propio duque de Edimburgo para su funeral, de modo que todos vistieron traje para no marcar la diferencia, sin embargo, cuando ha muerto la jefa del Estado, el protocolo ha sido distinto: la mayoría vistieron uniforme militar, menos el príncipe Harry; su primo Peter Phillips, que no hizo carrera militar; y su tío, el príncipe Andrés, el asunto más espinoso.
Príncipe Andrés: el destierro del hijo favorito
El regreso (con maticez) del príncipe Andrés a la vida pública
Cómo las circunstancias familiares han modificado el funeral del duque de Edimburgo
A diferencia de lo que sucedió con Harry, que decidió salir de forma voluntaria de la Casa Real y se enfrentó a la familia Windsor para conseguir lo que él consideraba que era mejor para él y para la familia que había formado con Meghan Markle, el príncipe Andrés se ha visto envuelto en uno de los asuntos más oscuros que han salpicado a la monarquía de Isabel II: el Caso Epstein. En concreto la relación del hijo favorito de la Reina con el magnate estadounidense y depredador sexual Jeffrey Epstein, que (según observadores internacionales de su proceso judicial) apareció muerto en su celda cuando iba a destapar los detalles de su red de tráfico sexual en el mundo de la élite.
En el año 2019 la Casa Real optó por retirar al príncipe Andrés de la vida pública, entonces se abrió un periodo arduo y confuso marcado por una batalla legal en la que se dilataron los procesos hasta enero de 2022. Fue entonces, cuando se determinó que la denuncia por supuestos abusos sexuales no se archivaba, cuando Isabel II, tras un debate interno provocado por presiones de miembros del propio Ejército, despojó a su hijo de los títulos militares, de su dignidad de Alteza Real y de sus patrocinios reales.