Cuando Isabel II falleció, el pasado 8 de septiembre en el Castillo de Balmoral, el príncipe Harry –vive en los Estados Unidos desde el año 2020, cuando decidió que su vida como Alteza Real había terminado- se encontraba en el Reino Unido junto a su mujer, Meghan Markle, duquesa de Sussex. Lo que iba a ser un viaje feliz, una gira de trabajo para reencontrase con algunas de las fundaciones benéficas con las que trabajan en Europa, se ha convertido en uno triste. Al parecer, el príncipe Harry no llegó a Escocia, aunque lo intentó, para despedirse de su abuela con vida, pero permanecerá en el país hasta que termine este "viaje" de Isabel II hasta la eternidad. Mientras tanto, la Casa Real trabaja a pleno rendimiento para consolidar el reinado de Carlos III, y en ese contexto se han producido reencuentros inesperados, como el de Guillermo y Kate con Harry y Meghan paseando juntos por el Castillo de Windsor, otro indicador de cómo están las relaciones es la posición que le han dado a Harry en el cortejo fúnebre y en toda la ceremonia.
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Tenían dos posibilidades: mantener la posición de la discordia, que es la que vimos durante el funeral del duque de Edimburgo, cuando la Casa Real colocó a Peter Phillips en medio, o simbolizar que entre Guillermo, nuevo príncipe de Gales, y su hermano, el príncipe que quiso ser "solo Harry", las relaciones han cambiado y así ha sido. Los dos hijos del nuevo rey (y de la fallecida Diana de Gales) han caminado juntos (en una fila de cuatro) detrás del féretro de Isabel II, una forma de decir que el hielo entre ellos se está deshaciendo o al menos durante el tiempo que dure el duelo por su abuela. Guillermo, lo ha hecho con uniforme militar y como heredero de la Corona, mientras que Harry ha vestido traje durante todos los actos en homenaje a su abuela, ya que al abandonar sus funciones institucionales como miembro de la realeza no se le permite llevar uniforme militar.
Este tema, el del uniforme de Harry, ha sido muy comentado y un portavoz del duque de Sussex ha dicho lo siguiente: "Su década de servicio no está definida por el uniforme que vista. Pide, de manera respetuosa, que se centre la atención en la vida y el legado de su majestad Isabel II". En parte ha sido comentado porque en alguna medida este gesto deja al príncipe Harry en una posición similiar (al menos dentro de la Familia Real y a ojos de los británicos) a la del príncipe Andrés, despojado de sus funciones, títulos y honores a raíz del Caso Epstein.
La imagen que han dado los hijos del nuevo rey, Carlos III, era del todo inesperada por lo que ha sucedido entre ellos en los dos últimos años marcados por la distancia y la frialdad. Cuando los duques de Sussex decidieron dejar la Casa Real británica -en enero de 2020- cuestionaron la institución monárquica, el sistema con el que opera y a buena parte de la Familia Real, dejando expuestas unas fisuras que pusieron en peligro el futuro del príncipe Guillermo y de su descendencia. Si bien las relaciones entre ellos se comenzaron a tensar en torno al 2018, coincidiendo con la llegada de Meghan a la familia y todos los preparativos de la boda (más tarde la propia duquesa de Sussex reveló en la televisión estadounidense que su primer enfrentamiento con Meghan fue a cuenta de eso, de los famosos vestidos de las damas de honor), fue en el otoño de 2019 cuando trascendió -durante un documental que grabaron en su viaje oficial a África- que la relación fraternal estaba tocada. Después de este episodio, Harry y Meghan pidieron un paréntesis de seis semanas en las que se instalaron en Canadá, tras esto, ya en enero de 2020, regresaron a Londres para soltar la bomba: se marchaban.
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Después vinieron varios enfrentamientos hasta la famosa frase de Guillermo: "He abrazado a mi hermano durante toda la vida y ya no puedo hacerlo más". Eso fue el punto y final de su relación, el comienzo de la fase más amarga, que viviría un punto álgido con la entrevista que Harry y Meghan dieron a Oprah Winfrey, una entrevista con numerosas acusaciones que hizo estallar a Guillermo diciendo: "No somos para nada una familia racista". Por esto, cuando a las pocas semanas murió su abuelo, el duque de Edimburgo, marido de Isabel II, se evitó la foto de los dos juntos. Una foto que este histórico 14 de septiembre sí se ha dado, un momento en el que la Casa Real británica ha dado a Harry y a Meghan el mismo lugar que tenían antes de su salida.
25 años después la imagen se repite
Estas imágenes recuerdan inevitablemente a las de otro septiembre negro: el de 1997, cuando murió Diana de Gales y los príncipes Guillermo y Harry, con 15 y 12 años respectivamente, caminaron detrás de su féretro por estas mismas calles de Londres durante el funeral que se celebró el 6 de septiembre de 1997.