La Familia Real británica se ha unido en el dolor tras la muerte de Isabel II dejando atrás enfrentamientos y rencillas, al menos durante los próximos días. La imagen de los príncipes de Gales y los duques de Sussex ya fue una auténtica sorpresa dada la polémica que rodea la relación de Harry y Meghan con la Familia Real, sin embargo no serán ellos los únicos miembros “desterrados” que estos días reaparezcan para despedir a la reina Isabel. El príncipe Andrés, alejado de la vida pública desde 2019 por el escándalo provocado por sus conexiones con Jeffrey Epstein, se ha unido a su familia en los diversos actos de duelo por la pérdida de Isabel II. Se le ha visto ya junto a sus hermanos, sus hijas y sus sobrinos en Balmoral cuando salieron a agradecer a la multitud las muestras de cariño que les están haciendo llegar estos días y también en Edimburgo, en el cortejo fúnebre, presidido por el rey Carlos, junto a sus hermanos.
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El gesto de Guillermo que ha unido a los Príncipes de Gales y los Sussex en Windsor
El duque de York ha caminado tras el atáud, entre el conde de Wessex y la princesa Ana, hasta la catedral de St. Giles, donde ha tenido lugar una ceremonia de acción de gracias en memoria de la Reina. A diferencia de sus hermanos, lo ha hecho sin su uniforme militar, después de que Isabel II le despojara de sus títulos castrenses a principios de este año. Solo podría llevarlo en la vigilia que se hará en Westminster el próximo miércoles 14 de septiembre como señal de respeto a su madre. No así el príncipe Harry que, también con sus títulos retirados, no se le verá con su uniforme ni siquiera en esta circunstancia. Se espera también que Andrés participe en la posterior vigilia que hará la familia a última hora, también en dicho templo, donde permanecerán los restos de la monarca hasta mañana martes para que todos los escoceses que quieran presentar sus respetos puedan hacerlo.
Recordemos que, aunque el príncipe Andrés sirvió en las Malvinas en 1982 y fue considerado un héroe por su participación en dicho conflicto, a raíz del escándalo Epstein en el que se vio envuelto se le retiraron no solo sus títulos militares, sino también su dignidad de Alteza Real y sus patrocinios reales (solo retuvo su rango de vicealmirante de la Marina Real). Esta reaparición junto al resto de la Familia Real británica sería además una cuestión puntual, dado que no hay visos de que en el futuro recupere su puesto en la organización de la Casa Real que tiene pensada el rey Carlos.
Una última aparición del todo inesperada
La última ocasión en las que se vio al príncipe Andrés junto al resto de miembros de la Familia Real británica fue a finales de marzo cuando sorprendentemente fue el elegido para acompañar a su madre al servicio de acción de gracias por la vida del duque de Edimburgo. Se comentó entonces que era este un gesto tomado por la propia reina Isabel: permitir a su hijo estar junto a ella en un evento de cierta magnitud institucional por última vez. De hecho, a mediados de junio aunque asistió al servicio del Día de la Jarretera en su papel de caballero de esta orden, la más antigua y prestigiosa del Reino Unido, lo hizo de manera privada. Se le permitió estar en la investidura de la entonces duquesa de Cornualles como nuevo miembro y en el almuerzo posterior, pero no formó parte de la espectacular procesión ni del servicio que se celebró en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, donde desfilaron los miembros de la orden, por lo que las personas que se acercaron a Windsor no le vieron. Tampoco había participado a principios de ese mes en las celebraciones del Jubileo de Platino, de las que tuvo que ausentarse tras dar positivo en coronavirus.
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La imagen del príncipe Andrés, de 62 años, ya empezó a debilitarse en los años noventa por los problemas que tuvo en su matrimonio con Sarah Ferguson y sus actividades económicas. Mantenía entonces un enfrentamiento, del que nunca dieron muestras en público, con el príncipe Carlos, a cuenta de las funciones que él y sus hijas Beatriz y Eugenia debían tener en la vida oficial. A lo largo de los años había esquivado en mayor o menor medida los escándalos en los que se había visto envuelto (por ejemplo los relacionados con su papel como representante especial de Comercio e Inversión del Reino Unido o aquellos que tenían que ver con la demanda por impago de su lujoso chalet en Suiza). El punto de inflexión llegó con su implicación en el caso Epstein, dos años de polémica mediática y judicial que le costaron el ostracismo y la condena unánime de la opinión pública.
El escándalo que le costó su reputación
En noviembre de 2019 concedía una entrevista a la BBC para aclarar su amistad con Jeffrey Epstein y zanjar así la acusación de Virgina Roberts, una mujer que aseguraba haber mantenido relaciones íntimas con el príncipe cuando ella era menor de edad. Pero no le salió bien y se tuvo que desvincular de sus deberes institucionales, dejando de percibir entonces los 290.000 euros anuales por el ejercicio de sus funciones en nombre de la Corona. En enero de 2022, cuando se determinó que la denuncia por supuestos abusos sexuales no se archivaba, Isabel II, tras un debate interno, despojó a su hijo de los títulos militares, de su dignidad de Alteza Real y de sus patrocinios reales. Según informó The Telegraph, en febrero logró cerrar un acuerdo extrajudicial por 14 millones de euros y sería la propia soberana británica la que ayudaría a su hijo a pagar la deuda con sus fondos privados. Desde entonces, la Casa Real puso distancia si se exceptúa esa última aparición del brazo de su madre en el servicio de acción de gracias en memoria de su padre, un acto familiar pero oficial al mismo tiempo.
Todos los escándalos que le rodean ha provocado que le quieran tener lo más lejos posible para desvincularse de quien, según un documental emitido en el Canal 5 del Reino Unido, el príncipe Carlos considera “dañino” para la Monarquía. El que antaño fuera calificado de héroe nacional por el papel que desempeñó en la Guerra de las Malvinas es ya una presencia más que incómoda, una situación que no tiene vuelta atrás y que la Casa Real ha manejado de la manera más privada posible -no apareció si quiera en las fotografías oficiales del enlace de la princesa Beatriz con Edoardo Mapelli Mozzi, que tuvo lugar en Windsor el 17 de julio de 2020-. Todo apunta a que en el escenario que se abre ahora para la monarquía británica bajo la batuta del rey Carlos III, el que fuese el hijo favorito de la reina Isabel seguirá disfrutando de su retiro forzoso.