Windsor siempre fue un lugar especial para la reina Isabel II. Allí pasó sus veranos, junto a sus hijos y su marido, el difunto duque de Edimburgo, y en esas tierras escocesas, fallecía el 8 de septiembre la reina de todas las reinas. A pesar de ser su última residencia, antes de dejar a una nación consternada por su muerte, fue un lugar mágico, donde se celebró la boda entre Peter Phillips, su nieto mayor, y su mujer, Autumn Kelly, el 17 de mayo del 2008. Así contó ¡HOLA! su gran enlace.
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Peter Phillips, hijo de la princesa Ana de Inglaterra y nieto mayor de la Reina Isabel, dio el ‘sí, quiero’ a la joven canadiense Autumn Kelly, en una ceremonia celebrada en la capilla de San Jorge del castillo Windsor -allí, Carlos y Camilla recibieron la bendición eclesiástica tras casarse civilmente en el Ayuntamiento de Windsor-.
“El vestido de la novia estuvo, las dos semanas previas al enlace, colgado en un maniquí y guardado “bajo sieto llaves” en los apartamentos privados de la Reina en Windsor
Alrededor de las cuatro tarde, bajo la atenta mirada de 300 invitados, el nieto mayor de la reina de Inglaterra entró acompañado de su testigo y padre, Mark Phillips. A pesar de la lluvia, la novia llegó puntual para no hacer esperar a la reina, tal y como marca el protocolo. Entró en la capilla deslumbrante, acompañada por su padre, Brian Kelly y, con un espectacular vestido, diseñado por Sassi Holford, que declaró: “Autimm sabía muy bien lo que quería”. El corpiño, de encaje bordado a mano con cuentas de marfil, se ajustaba a la esbelta figura de la futura novia. La falda era de duquesa en seda, un vestido completamente clásico y atemporal, que se combinó con un pelo recogido y un velo sujetado con una diadema -prestada por su suegra, la princesa Ana-.
Una misa cargada de complicidad
Otro detalle fue el collar que Peter le había mandado al castillo de Windsor la noche anterior: una perla engarzada en un diamante colgando de una cadena muy fina. Las tres damas de honor fueron Zara Phillips (hermana del novio), Jacqueline Aubie y Susannah Toynbee (amigas de la novia), que llevaban vestidos palabra de honor, en verde pistacho, de Vera Wang.
La princesa Eugenia leyó un soneto de Shakespeare
Tanto los Windsor y los Kelly estaban sentados a cada lado de los bancos viendo como se desarrollaba la misa y llegaba el momento de los votos. Tras ellos, la princesa Eugenia leyó el soneto 116 de Shakespeare, uno de los autores preferidos de la difunta Isabel II: “El amor es un faro eternamente fijo que desafía a las tempestades sin nunca estremecerse”.
Mientras que el coro cantaba una bendición gaélica, los padres de la pareja, la Reina Isabel y el duque de Edimburgo firmaban en el registro. Sin duda, una celebración que estuvo cargada de amor y numerosos gestos de complicidad entre Phillip y Autumn.
“A la celebración acudió Kate Middleton y Chelsy Davy, entonces novias de los príncipes Guillermo y Harry”
Una celebración grandiosa
Isabel II eligió un vestido de brocado dorado pálido y azul, mientras que la princesa Ana se decantó por una chaqueta color crema y un vestido plisado marrón. Camilla Parker optó por el color crema, y complementó su look con una gargantilla y un sombrero, de Phillip Treacy.
Tras la ceremonia, el nieto mayor de la reina Isabel II y su flamante esposa fueron conducidos a Frogmore, donde se celebró el banquete, en un carruaje abierto de Balmoral tirado por caballos de Windsor: “Daniel” y “McCarthy”.
“El banquete de boda y la posterior fiesta tuvieron lugar en una fantástica carpa instalada en Frogmore House”
La elegante casa georgiana -otra de las propiedades reales dentro del recinto de Windsor- brilló para este enlace, recreando las festividades conocidas de la Reina Victoria. “Ahora sí que estoy entusiasmado”, confesó Peter.
A su llegada, los invitados fueron recibidos con una copa de bienvenida. El menú que degustaron fue paté de cangrejo de Cornualles con mantequilla de langosta y gambas peladas. Le siguió costillar asado de cordero galés con hierbas trufadas; patatas panaderas, guisantes a la francesa, espinacas con mantequilla y jugo de romero.
La tarta de boda, de tres pisos, fue creación de la chef de repostería Kathryn Boyden, el ayudante de la chef, Tim Doncaster, y la especialista en artesanía con azúcar Jane Fisher. La tarta fue cortada con la espada que pertenecía al padre del novio, el capitán Mark Phillips, que le fue otorgada como premio por su época en Sandhurst.
Bajo la melodía Into the Mystic, del álbum Moondance, de Van Morrison, la pareja se dirigió a la pista para su primer baile. La melodía lenta y romántica creó un ambiente especial para ellos dos solos, que permanecieron unos minutos en la pista de baile hasta que salieron los invitados. Sin embargo, este cuento no tuvo un final feliz, y la pareja se divorció en 2019, después de convertirse en padres de dos niñas: Savannah e Isla.