El 30 de julio de 2011, fue una fecha especial para la familia británica: Zara Phillips, la nieta de Isabel II se preparaba para dar el ‘sí, quiero’ a Mike Tindall, jugador de rugby, tras más de siete años de noviazgo. El lugar escogido fue la iglesia de Canongate, una modesta parroquia del siglo XVII situada en la avenida de Royal Mile de Edimburgo. Allí, se congregaron poco más de 2.000 ciudadanos, que se convertieron en espectadores de lujo y vieron llegar a todos los invitados.
La hija de la princesa Ana decidió casarse en la iglesia de Canongate de Edimburgo (Escocia), y no optó por la abadía de Westminster. Es importante destacar que la última boda real que se había celebrado en Escocia fue la de su madre en 1992, cuando dio el ‘sí, quiero’ a Tim Lawrence. La boda fue oficiada por el reverendo Neil Gardner.
“La celebración reunió a miembros de la realeza, el mundo de los deportes y el espectáculo”
El novio escogió un traje muy elegante: chaqué oscuro, pantalones grises de raya diplomática, chaleco y corbata azul marino. Llegó acompañado por su padrino y compañero de equipo Iain Balshaw y su futuro cuñado, Peter Phillips. Ella llegó radiante del brazo de su padre, el capitán Mark Phillips. Con un vestido moderno y atemporal, diseñado por Stewart Parvin -uno de los modistos preferidos de Isabel II-, realizado en seda de color marfil. La espalda del vestido estaba adornada por una fila de botones, desde el cuerpo hasta la falda, con una cola corta. Además, optó por un recogido adornado por un velo y la tiara Griega, que la princesa Ana ya había lucido en otras ocasiones.
La reina, fiel a su estilo
La reina Isabel II se decantó por un abrigo en color salmón y guantes blancos, que iban a juego con el bolso. Fiel a su estilo optó por un sombrero en los mismos colores. En cuanto a la princesa Ana y madre de la novia, se decidió por un conjunto de falda plisada, en tono rosa, una chaqueta a modo de corpiño y unos zapatos, en color nude. Mientras que la duquesa de Cornualles, acudió con un vestido de color verde, que acompañó con un abrigo del mismo color, y un original tocado de inspiración floral.
La boda de Zara Phillips fue muy diferente a la de su primo, el príncipe Guillermo: no fue retransmitida en directo por televisión, y este día tan especial fue vivido de manera más íntima por todos los miembros de la familia real británica que acudieron al enlace.
“Realmente lo disfrute. Tener a todos tus amigos allí en un solo lugar, para los dos, fue la mejor parte”, dijo Zara